Neda Amin, una periodista prometedora, partió de Irán hacia Turquía en el 2014, cuando tenía 29 años, y continuó allí su carrera. Cuando escribió un artículo para The Times of Israel, y publicó varias veces sus opiniones en el sitio en farsi del periódico, despertó la ira de la policía turca que la detuvo seis veces para someterla a interrogatorios y allanó su departamento.
Durante uno de los interrogatorios, Neda preguntó: “¿Es ilegal escribir para los medios israelíes?”. La policía turca admitió que eso no se oponía a la ley. “¿Entonces, por qué todas las investigaciones?”, preguntó Neda. “Porque no nos gusta trabajar con Israel, y no nos gusta que tú trabajes con Israel”, le respondieron. Las autoridades turcas le dieron un aterrador ultimátum: la iban a expulsar de Turquía. Si ningún otro país la hubiera recibido, Neda hubiera sido deportada de regreso a Irán, donde su vida habría estado en peligro.
“Alemania y los Estados Unidos estaban dispuestos a darme asilo”, explicó Neda. Pero había un país en especial al que ella deseaba llegar: Israel. Para ella, Israel era como su hogar.
Soy hija de un judío que trabajó y apoyó a Israel, y mi vida estaba en peligro debido a mi apoyo a Israel.
“Mi padre era judío”, cuenta Neda. Al crecer en Teherán con un padre judío, ella siempre sintió una fuerte atracción hacia su identidad judía. “En Irán el padre determina la religión de sus hijos”, y Neda nunca se consideró a sí misma musulmana, tal como muchos de sus amigos y compañeros. Al comenzar a dedicarse al periodismo, le pareció natural escribir para un sitio web con base en Israel. “Soy hija de un judío que trabajó y apoyó a Israel, y mi vida estaba en peligro debido a mi apoyo a Israel”
Desesperada, Neda llamó a David Horovitz, editor de The Times of Israel. Él no reconoció su nombre ni recordó los artículos que ella había escrito para su periódico. Tampoco tenía idea de su herencia judía. “Señor Horovitz, por favor sálveme”, le suplicó Neda por teléfono. Para Horovitz eso “fue suficiente”. Él efectuó una cantidad de llamadas telefónicas, explicó la situación de Neda y se vio sobrepasado por las respuestas positivas de israelíes de toda clase que se movilizaron para ayudar a traer a Israel a la periodista iraní.
Eventualmente Neda recibió autorización para subir a un vuelo a Israel donde podría aplicar para recibir asilo político. Ella nunca olvidará el momento en que aterrizó en el estado judío. “Sentí que después de muchos años había regresado a casa, fue una sensación maravillosa”.
Una de las primeras llamadas que Neda recibió en Israel fue de Natan Sharansky, el famoso refusnik soviético que pasó seis años en el gulag ruso, llegó a Israel en 1986 y últimamente se desempeñó como presidente de la Agencia Judía en Israel. “Él me llamó y me dijo: ‘Neda, bienvenida a Israel…’ Cuando hablé con él por primera vez no pude creerlo. Él era uno de mis héroes desde que tenía quince años. Fui a visitarlo. ¡Fue maravilloso!”.
Sharansky arregló para que Neda tomara clases de hebreo y al comienzo pareció que su aplicación para recibir asilo sería procesada rápidamente. Pero pasaron los meses y los años y no hubo novedades. Neda lleva más de dos años y medio viviendo en Israel y todavía no recibió el estatus oficial de asilo político. Con un padre judío, técnicamente ella podría reclamar la ciudadanía israelí de acuerdo con la ley de Retorno, pero carece de los documentos familiares necesarios y no puede ir a Irán a buscarlos. Sin un permiso permanente para permanecer en el país, Neda no pudo conseguir trabajo. The Times of Israel le paga el alquiler en Jerusalem mientras ella espera recibir la noticia de que su estatus de asilo fue aprobado.
Neda espera convertirse en ciudadana de Israel, convertirse al judaísmo y retomar su carrera periodística en el estado judío.
La situación es increíblemente frustrante y descorazonadora para Neda. A veces se siente al borde de la desesperación. Ella espera convertirse en ciudadana israelí, convertirse al judaísmo y retomar su carrera periodística en el estado judío.
El caso de Neda es singular, pero sorprendentemente hay otros ciudadanos iraníes que acudieron durante los últimos meses al estado judío, diciendo que les gustaría pedir asilo político. Irán no tiene relaciones diplomáticas con Israel y con frecuencia pide abiertamente su destrucción. Sin embargo, tal como explica Neda, a pesar de que “los medios de comunicación en Irán tienen propaganda contra Israel, la mayoría de las personas entienden que son mentirosos y no les cree”. Algunos iraníes ven a Israel como un lugar deseable y una fuente potencial de ayuda.
“A menudo me llevan preso por razones políticas” escribió un iraní en una carta reciente al Ministerio del Exterior de Israel. Dos de sus tíos fueron sentenciados a muerte por el régimen. “Me gustaría escapar de esta muerte lenta. Israel es mi sueño”, escribió en uno de los medios sociales operados por el gobierno israelí. Últimamente, muchos otros iraníes se pusieron en contacto con el estado judío para saber si podían viajar a Israel y pedir asilo político.
En los últimos meses, muchos iraníes se pusieron en contacto con Israel, pidiendo ayuda, guía, novedades e incluso permiso para inmigrar al estado judío. A pesar de la demonización de Israel dentro e Irán, muchos iraníes comunes y corrientes claman tener contacto con Israel. Israel tiene un canal de Twitter en farsi, el idioma de Irán, con 220.000 seguidores. La cuenta de Instagram en farsi de Israel tiene casi medio millón de seguidores.
“Ellos piden toda clase de ayuda: consejos médicos, información sobre inmigración a Israel o a otros países; quieren saber cómo hacer negocios o simplemente decirnos que esperan que un día su país establezca con nosotros relaciones diplomáticas”, explicó Iftaj Curiel, directora de diplomacia digital del ministerio del exterior de Israel, después de que su oficina anunciara esta semana que hubo un marcado incremento en la cantidad de pedidos de iraníes. Parte del interés en el estado judío parece ser el resultado de la pandemia de coronavirus, que cobró miles de vidas en Irán, pero muchos pedidos son previos a la crisis.
Cuando le dije que muchos iraníes desean pedir asilo político en Israel, Neda no puede creerlo. “Es imposible”, asegura.
Pese a todas las frustraciones que Neda atravesó mientras espera la aprobación de su aplicación, sigue encontrando muchas cosas que le encanta sobre Jerusalem. Ella se hizo muchos amigos y asegura que los israelíes la aceptan con gran calidez. “Amo a la policía israelí”, dice, y la contrasta con la policía aterradora que encontró en Turquía, donde la amenazaron con prisión e incluso la posibilidad de ejecutarla si alguna vez retornaba a Irán. La policía israelí “es bondadosa, responsable, amable, con buenos modales…”. En Israel finalmente Neda se siente segura y libre. Es un sentimiento que muchos de sus compatriotas desearían poder experimentar.
El lugar favorito de Neda en todo Israel es el Muro Occidental. “Cuando estoy allí, me siento libre. Siento que allí están todos los profetas judíos y que todos me están protegiendo. Abraham, Isaac, Iaakov, Moshé, David, todos”. A pesar de la dificultad de no estar segura de poder obtener asilo formal en Israel, Neda tiene esperanzas de que le permitan quedarse. “Siento que estoy en el cielo”.
Miles de iraníes dirigen sus esperanzas hacia Israel, y el ministerio del exterior israelí no puede ayudarlos a todos. «La plataforma de medios sociales de nuestro ministerio nos permite estar en contacto directo con millones de personas del Medio Oriente, entre ellos muchos de Irán”, observó Iuval Rotem, director general del ministerio del exterior de Israel, luego de que se hiciera público el enorme volumen de iraníes que piden asilo. “El pueblo iraní no es nuestro enemigo. Ellos son más que nada las víctimas del régimen radical del Ayatolla… En vez de ocuparse de su propio pueblo, el régimen iraní sigue dedicando esfuerzos ilimitados para obtener armas nucleares ilegales, apoyar el terrorismo en todo el globo y promover actividades subversivas en el Medio Oriente”.
La emergencia de miles de iraníes comunes y corrientes que buscan establecer contacto o incluso mudarse al estado judío abre la esperanza de que tal vez una nueva generación de iraníes buscará mantener relaciones más cálidas con sus vecinos judíos. Para Neda Amin, una de las pocas iraníes que recientemente pudo llegar a Israel, la experiencia fue tanto frustrante con feliz. Yo espero que esto termine muy pronto y reciba la autorización para vivir y contribuir al pueblo judío por el cual trabajó y al cual ama.
Neda describe a Iom HaAtzmaut, el día de la independencia de Israel, como su “día favorito”. Con ayuda de Dios, para el próximo Iom HaAtzmaut Neda finalmente ya habrá recibido una decisión final respecto a su aplicación para asilo político, y todos los iraníes que reclaman relaciones más cercanas con Israel habrán ayudado dentro de Irán a crear sentimientos más cálidos hacia Israel y los judíos.
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