A Walter Bingham (96) lo conocimos como un activo colega en eventos periodísticos diversos en Israel, pero nunca nos imaginamos su edad. Su vitalidad, lucidez y dinamismo, son una bendición a su avanzada edad. Conversando con él en distintas ocasiones, entendimos que su vida es digna de un libro. Protagonizó distintos capítulos de la historia judía que ameritan ser conocidos. Lo entrevistamos al respecto hace pocos años, durante horas.
Hoy, en esta entrega, recordamos sólo uno de esos capítulos, al haberse señalado este 6 de junio un nuevo aniversario del desembarco en Normandía.
Walter estuvo allí y fue condecorado por ello.
Esto es lo que nos contó al respecto.
P: Usted llegó a Gran Bretaña a los 15 años y unos años después se enroló al ejército, donde luego también fue condecorado. ¿Cómo fue el proceso?
R: Me llamaron primero al ejército polaco porque había entrado con pasaporte polaco, pero yo aclaré que ahí no voy y finalmente, un día después de cumplir 20 años, entré al ejército británico. Pasé el entrenamiento y fui enviado a ser chofer de grandes camiones que tenían tanto ruedas como hélices para poder avanzar también en el agua. Era miembro de una unidad de combate . Luego me voluntaricé para manejar ambulancias. Pensé que mientras esos camiones, a los que llamábamos “patos”, serían blancos seguros de los alemanes, manejando una ambulancia estaría más protegido. Al final resultó que los “patos”pasaron bien en los canales de Holanda mientras que yo en la ambulancia estaba en la primerísima línea de fuego. Yo iba antes de la infantería.
P:Nada más ni nada menos que el desembarco en Normandía.
R: Así es. Yo no estuve en el día D mismo, que fue el 6 de junio de 1944, pero sí unos días después, ya que la lucha continuó. Yo participé en la muy conocida batalla en la colina 111. Y cabe recordar el por qué de la importancia del desembarco. Hasta entonces, nosotros estábamos en Inglaterra y la guerra era en Europa. Los alemanes se estaban llevando todo. Normandía fue el comienzo del fin , el comienzo de la derrota de Alemania. Teníamos que cruzar por agua para tener el pie puesto en el continente y así combatir a los alemanes. Normandía fue el comienzo de nuestro contra-ataque.
P: ¿Cuál fue la razón por la que lo condecoraron?
R: Por mi desempeño en la evacuación de caídos y heridos , bajo fuego. Yo iba con la infantería, muy adelante. Pero más adelante todavía había una unidad antitanque que se enfrentó a los Tiger de los alemanes que eran muy superiores. Nos llamaron que vayamos a ayudar porque estaban bajo fuego. El fuego era fuerte, caían morteros, muy difícil. Había muchos caídos. Recuerdo que vi morir al médico, o mejor dicho vi que estaba trabajando conmigo y súbitamente veo que el cuerpo está en un lado y la cabeza en otro. Segundos después un proyectil le pegó a mi ambulancia y quedo neutralizada. Me arrastré durante cientos de metros, finalmente conseguí llegar a otra ambulancia y volver para proseguir la evacuación, bajo fuego.
FRENTE A FRENTE CON RIBBENTROP
P: Usted no terminó el servicio militar como conductor de ambulancia…
R : Así es. Después de Normandía pedí que me trasladen a una unidad en la que sirva mi dominio del idioma alemán. Finalmente aceptaron trasladarme y me mandaron a Londres. Alrededor de fines del 44 , comienzos del 45, fui trasladado a counter intelligence y me especialicé en documentos. Luego hice otras cosas, en Bruselas. Y al terminar la guerra, el 8 de mayo de 1945, me mandaron a Hamburgo en Alemania donde mi misión era estudiar todos los documentos nazis y ver qué podemos encontrar.
Un día estoy sentado en mi oficina, que era la del jefe nazi local, y traen a un hombre alto y apuesto , que vestía uniforme militar británico,Joachim von Ribbentrop.
P: El Ministro de Relaciones Exteriores de Hitler, al que todo aquel que haya estudiado historia recuerda del famoso acuerdo de no agresión entre Alemania y Rusia, previo a la guerra, el acuerdo Ribbentrop-Molotov, que luego los nazis violaron cuando atacaron en 1941.
R: Exactamente . Allí tenía yo a Ribbentrop enfrente a mí . Me lo trajeron porque sabía que yo tenía interés en saber sobre el tema judío. Y eso que en ese momento aún no se hablaba de Holocausto, no se sabía la dimensión de lo que había pasado. Pero yo sabía claramente que Ribbentrop había sido el Ministro de Exteriores, bajo órdenes directas de Hitler. Y aquí lo tenía frente a mí, detenido.
Le pregunté sobre el exterminio de los judíos y él me dijo que no sabía nada al respecto. Y dijo que la primera que supo de eso fue leyendo en una hoja de información de Hamburgo.
P: ¿Usted le creyó?
R: ¿Que si le creí? ¿Cómo puedes concebir que le creí? Claro que no. Luego de los juicios de Nuremberg, él fue el primero llevado a la horca.
P: ¿Cómo fue ese encuentro?
R: Lo recuerdo como muy vanidoso. Yo tenía una cámara de fotos Leica que había tomado del cónsul japonés, pero había que regular todo, no como hoy, así que no pude sacar fotos. Fue una verdadera pena, no tener un testimonio de ese encuentro.
Pero él, cuando vio que iba a sacar una foto, me preguntó si era para publicar, si se puede afeitar. Le respondí con tono firme: ¡Siéntese!
P: ¿El sabía que usted era judío?
R: No lo sé. Yo a propósito hablé alemán con acento británico. Mi alemán es perfecto, hasta con un pequeño matiz de dialecto del sur. Pero con él hablé a propósito con acento inglés.
Yo le pregunté solamente sobre los temas judíos. Cuando me dijo que no sabía nada, yo podría haberlo abofeteado, pero no tenía permiso para eso. Era un prisionero alemán y yo lamentablemente tenía que ser correcto.
P: ¿Qué sintió sabiendo que tiene enfrente a una pieza de la maquinaria nazi?
R: En mi interior, estaba hirviendo. Pero exteriormente, tenía que parecer tranquilo. Ahí no podía hacer lo que quisiera. No me lo trajeron para la interrogación de cara al juicio, sino porque sabían que yo era judío y quería hablar con él. La investigación no la hice yo.Lo que yo hablé con él no era la investigación oficial.
P: ¿Pensó que le hubiera gustado vengarse por lo que hicieron los nazis?
R: En ese momento no sabíamos sobre los seis millones. Sabíamos que había habido asesinatos y campos, pero no éramos conscientes de la total dimensión de lo ocurrido. Recién más tarde se supo. Cuando yo terminé el ejército a fin de 1947, sí, ya se sabía.
P: Recordemos que también cuando la “liberación” de los campos, vieron los cuerpos de los asesinados…pero captar la envergadura total, era otra cosa. De todos modos, los aliados sabían sobre Auschwitz, aún si no tenían todos los datos y detalles.
R: Claro que sabían. Había habido testimonios. Podrían haber bombardeado las barracas de los nazis. Podrían haber atacado Auschwitz inclusive a expensas de la vida de algunos prisioneros judíos. Podrían haber destruido las vías de los trenes, los crematorios…sabían de las chimeneas. Claro que sabían, pero por alguna razón, no bombardearon.
Esto me recuerda una entrevista que hice años atrás a Reiner Hoss, el nieto del comandante de Auschwitz. Y me contó que la familia vivía en el campamento mismo, en un chalet en Auschwitz. Tenía una foto en la que se veía una chimenea. Tenía un jardinero judío, un peluquero judío. Y dijo que la esposa del comandante dijo una vez “hay que lavar bien las frutillas, por las cenizas”.
SOBREVIVIENTE ORGULLOSO
P: Pensando en todo lo que vivió ¿se siente privilegiado de haber vivido esa historia?
R: Me siento muy orgulloso de haber sido parte de la derrota de Hitler porque si él no hubiera sido derrotado, quién sabe dónde estaríamos hoy. Me han clasificado como un sobreviviente, porque estuve en Kristallnacht, pero a mi modo de ver, todo judío es un sobreviviente, ya que si Hitler no hubiese sido derrotado, él habría seguido avanzando más y más. Así que claro que estoy feliz por ello.
Lo que me molesta hoy es que tuve la oportunidad de luchar aquí en Israel en la guerra de independencia, pero no lo hice. Lo que sucedió fue que al volver del ejército ,tras mi liberación en diciembre de 1947, un sheliaj de Israel llegó a mí, no sé cómo me encontró y me dijo “eres un soldado experiente, ven conmigo, la guerra comenzará, lo sabemos”. Yo dije que ya había estado ya en una guerra muy dura, que no puedo ir. Si hubiera ido, podría haber sido uno de los 6 mil que cayeron. Pero hoy, sabiendo que estoy vivo, siento que habría querido ser parte de la creación del Estado judío. El no haberlo hecho, en cierta medida , lo lamento.
P: ¿Recuerda cuáles eran sus sueños en aquellos años?
R: Mi sueño en la guerra era ayudar a derrotar a Hitler y encontrar a mi familia. Éramos 10 mil judíos alemanes que luchamos en el ejército británico y nuestra motivación era mucho más fuerte que la del soldado común y corriente porque gente como nosotros no había ido al ejército porque debía sino porque quería pelear contra los nazis. No nos habíamos enrolado para luchar por nuestro país, ya que no teníamos país.
P: Cuando llegue su día, dentro de mucho tiempo, ¿cómo quisiera que lo recuerden?
R: Nunca me lo han preguntado… Dado que he tenido el privilegio de vivir mucho, espero que por mi trabajo periodístico. Y por haber criado una familia judía. Pero más que nada, como un buen judío que luchó por la supervivencia del pueblo judío.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.