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| jueves diciembre 26, 2024

Un viaje a las cuevas de Israel con los expertos

El paisaje subterráneo único del atrae a cada vez más a las personas. Pero la espeleología no es una actividad para cualquiera.


Un espeleólogo desciende a la cueva de sal de Malham en el monte Sodom. Foto: Yoav Negev.

“Recuerdo algunas veces cuando me quedé atrapado y necesitaba ayuda para poder salir… Había gente que te sacaba de las piernas porque no podías moverte ni avanzar. No es agradable cuando suceden cosas como esas”. Quien habla es Yoav Negev, un ingeniero de software de 41 años apasionado de las exploraciones a las cavernas subterráneas más increíbles de Israel.

“Estoy en la espeleología desde la infancia. Mi papá era coordinador de un club de trekking y solía acompañarlo en las excursiones. En las cuevas me siento muy cómo porque allí las vistas son increíbles y el desafío físico es divertido”, explicó Negev.

Una luz brilla en el interior de la cueva de sal de Malham en el monte Sodom. Foto: Yoav Negev.

Tres años atrás, Negev fundó el Club de Exploradores de Cuevas de Israel en el que él y otros 40 amantes de las cavernas se unen para investigar, recorrer y cartografiar las numerosas grutas escondidas de Israel. Sus excursiones mensuales atraen ya a cientos de personas.

“Nuestro lema es ‘Llegar al fondo de las cosas’“, afirmó Negev. Y describió que la espeleología no es una ciencia solamente para recrearse y ver paisajes fantásticos sino para descubrir la geología, los hallazgos antiguos y la historia de las cuevas involucradas.

En Israel, la espeleología es un campo en crecimiento. Negev contó que cinco años atrás era casi nula la actividad y que había pocas personas que se ocupaban de las cuevas del país.

Muchos temen quedar atrapados durante muchas horas en una cueva oscura. Foto: Yoav Negev.

El interés local luego de que en 2014 Negev abrió un grupo de Facebook dedicado a las cuevas, Hoy ya hay allí unos 2.000 miembros. “Naturalmente, la gente encuentra las cuevas como algo complejo. Hay más interés en películas o fotos sobre ellas y cuando se trata de salir, la mayoría retrocede. Esto deriva del miedo a estar encerrado en una cueva durante muchas horas”, explicó.

Pero para aquellos que se atreven a ingresas, es una experiencia increíble.

Estalactitas en el techo de la cueva de sal de Malham. Foto: Yoav Negev.

Negev “Lo más emocionante de las cuevas tiene que ver con descubrir pasajes ocultos allí adentro o encontrar antigüedades”, señaló Negev. De acuerdo con su experiencia, las condiciones únicas de las cuevas -falta de viento, sol y gente- ayudan a los objetos frágiles a perdurar.

Entre estos se destacan bellezas geológicas como estalactitas y estalagmitas, así como productos hechos por el hombre como pergaminos antiguos. El ejemplo más famoso son los rollos del Mar Muerto que datan del siglo III A.C. hasta el siglo I D. C.

“La cuestión es el descubrimiento, porque genera emoción. Este es uno de los últimos campos en los que la humanidad aún puede hacer algo y descubrir cosas porque no está dicha La última palabra”, manifestó Negev.

Un espeleólogo está a punto de descender a la cueva de sal de Malham. Foto: Yoav Negev.

El club de Negev y el Centro de Investigación de Cuevas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, están al frente de la exploración y mapeo de las cavernas del país. Una de las más recientes novedades es el descubrimiento de la cueva de Malham en la región del Mar Muerto.

Esta es, nada menos que la cueva de sal conocida más larga del mundo. “Somos un país muy pequeño y tenemos una amplia gama de puntos de vista en relación con nuestro tamaño. Lo mismo ocurre con las cuevas”, aseguró Negev.

Interior de Malham, la cueva de sal más larga del mundo. Foto: Yoav Negev

En el norte de Israel es posible hallar cuevas más profundas como las de Europa mientras que el desierto en el sur alberga cavernas laberínticas.

Cuevas de sal como la de Malham solo se pueden encontrar en Irán y Chile. “Es un fenómeno único, interesante y espectacular que atrae espeleólogos de todo el mundo”, explicó Negev acerca de las 150 a 200 cuevas en el área del monte Sodom.

Cartografía de la cueva de Malham en el monte Sodom. Foto: Yoav Negev.

Sin embargo, ir a la espeleología en Israel no es una hazaña mala.

“En Israel está prohibido visitar casi todas las cuevas y quien las visita es tratado como un delincuente”, admitió Negev, que reconoció que los espeleólogos se dedican a actividades ilegales porque “no hay otra opción”.

A eso se agrega el tema de las demoliciones de cuevas. “A partir de ahora una cueva en sí misma no se define como un elemento natural protegido. Y esto es muy triste. Tenemos muchos ejemplos de hermosas cuevas que fueron destruidas por los constructores durante las obras de construcción y desarrollo”, lamentó Negev.

El monte Sodom cerca del Mar Muerto tiene muchas cuevas. Foto: Yoav Negev.

Y si eso no fuera suficiente, hay peligro relacionados. “Por supuesto que las cuevas representan un desafío. Después de todo, es un entorno en el que no estamos acostumbrados a vivir y caminar y muchas cuevas están mojadas y embarradas, por lo que moverse a través de ellas es muy difícil porque son verticales y estrechas y nos obligan a realizar un esfuerzo físico”, remarcó el especialista.

Negev dijo que también está el problema de las comunicaciones dentro y fuera de las cuevas ya que los teléfonos satelitales no funcionan bajo tierra. Así, a veces resulta imposible avisar que alguien quedó atrapado.

Rescatar a las personas de las cuevas es una tarea difícil, que a menudo involucra equipos internacionales y enormes fuerzas como en el caso de un equipo de fútbol que quedó atrapado en una cueva en Tailandia durante 18 días hace dos años

Recientemente, el club de Negev fundó una unidad de rescate y ahora forma parte de la Asociación Europea de Rescate en Cuevas.

Un largo camino hacia la cueva de Malham. Foto: Yoav Negev.

Para aquellos que quieran experimentar las maravillas subterráneas de las cuevas sin temor a ser arrestados o heridos, Negev sugiere visitar las cavernas de Alma en Galilea y las de Teomim y Avshalom cerca de Jerusalén.

El mejor consejo de Negev para los explorases es no ir solo sino con más gente de, por ejemplo, un club donde se enseñe más sobre las cuevas.

Cueva Avshalom, también conocida como cueva Soreq o de Estalactitas, al este de Beit Shemesh. Foto: Anat Hermony/Flash90

¿Alguna vez los espeleólogos experimentados sufren claustrofobia? “En general, mientras más experiencia se tenga, más confianza se tendrá. La claustrofobia es una fobia, no tiene sentido. No existe, o quizás sí pero de una manera muy limitada y controlada”, finalizó Negev.

Así, todavía hay alguna esperanza para aquellos que no se animaban

 
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