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| viernes noviembre 22, 2024

REE 5780


B’H

«Ve» dice Moshé al pueblo de Israel, «pongo frente a ti, hoy, bendición y maldición», la bendición que vendrá cuando observen los mandamientos Divinos y la maldición si los abandonan. Estas serán proclamadas en los montes Grizim y Eibal, cuando el pueblo cruce hacia la Tierra Santa.

Un Templo deberá ser establecido en «el lugar que Di-s elegirá para hacer morar Su nombre allí», donde la gente traerá sus sacrificios; está prohibido traer ofrendas a Di-s en cualquier otro lugar. Está permitido degollar animales en otros lugares, no como sacrificios, sino para comer su carne. Sin embargo la sangre, que en el Templo es vertida en el Altar, está prohibida.

Un falso profeta, o una persona que seduce a otros a adorar ídolos, debe ser castigado con la pena de muerte; una ciudad idólatra debe ser destruida. Los signos identificadores de animales y peces casher, así como la lista de aves no casher es repetida.

Un diezmo de todo el producto debe ser comido en Jerusalén, o intercambiado por dinero, con el cual se comprará comida allí. En ciertos años, este diezmo es dado a los pobres. Los primogénitos del ganado bovino y ovino deben ser ofrendados en el Templo, y su carne comida por un cohen (sacerdote).

La mitzvá de caridad obliga al judío a ayudar a un prójimo en necesidad con un regalo o un préstamo. En el año Sabático (que ocurre cada siete años), todos los préstamos deben ser perdonados y todos los sirvientes liberados.

La parashá concluye con las leyes de los tres festivales de peregrinaje, Pesaj, Shavuot y Sucot, cuando todos deben ir a «ver y ser vistos» ante Di-s, en el santo Templo.

 

CARIDAD BIEN ENTENDIDA

 

Mucho se ha hablado de la mitzvá de caridad y la forma en que esta debe ser cumplida. Hay infinidad de libros escritos sobre el tema. Sin embargo no me voy a detener en ellos, sino en un par de detalles simples.

La palabra que nosotros empleamos para caridad es tzedaká (de la misma raíz de tzedek, justicia). Si yo doy CARIDAD (que viene de cariño), estoy dando a este necesitado porque lo quiero, en cambio a algún otro no lo quiero y por ello no le doy. En cambio si doy TZEDAKA, estoy dando porque es justo dar a quien no tiene, o sea, caridad es un acto de cariño individual, tzedaká es un acto de justicia, y la justicia no puede ser algo individual, pues entonces dejaría de ser justa. En otras palabras, debo dar porque es justo, sin fijarme a quien le doy.

Otra cosa que se puede aprender es la forma de dar. Uno puede dar miles con gesto amargo, humillando así a quien recibe, o puede dar centavos con una sonrisa y un gesto de aliento, ayudando al que recibe a superar su pena y la humillación que pueda sentir al tener que pedir

 

Libertad de elección: ¿Natural o sobrenatural?

Por Naftali Silberberg

 

“Ve, he puesto ante tí hoy la bendición y la maldición. La bendición, si prestarás atención a los mandamientos del Señor tu Di-s…Y la maldición, si no prestarás atención a los mandamientos…” Deuteronomio, 11:26-28

La Libertad de Elección es uno de los núcleos principales de nuestra religión, y de hecho cada sistema judicial se basa en esta idea. Un robot o una computadora, no son premiados por ejecutar una misión noble, ni merecen castigo por realizar algún acto inmoral. No tenemos prisiones para almacenar computadoras que han difundido virus… Todo el crédito o la culpa es de los programadores. Si los hombres fuésemos robots sin habilidad de poder elegir libremente, entonces tampoco mereceríamos castigo. Ciertamente, los elementos más violentos de la sociedad todavía deberán ser retenidos en algún tipo de facilidad correccional, no porque se los culpa por su comportamiento, sino para proteger al resto de la población, así como los depredadores salvajes deben ser retenidos lejos de la sociedad, pero nadie puede culparlos por sus actos, así como no podemos condenar al león o al águila por su naturaleza depredadora, o darle crédito a los delfines por su disposición amistosa.

El hecho que penalizamos a los criminales (y esto ha sido un método aceptado para poder lidiar con los criminales, por todas las civilizaciones a lo largo de la historia), muestra que la sociedad siempre ha reconocido que el ser humano posee una intuición de distinción entre lo correcto y lo incorrecto, y tiene la habilidad de elegir entre los dos, y por ende, es responsable por cualquier decisión que toma.

¿Pero es correcta esta facultad? ¿Disfruta de verdad el ser humano de la Libertad de elección? ¿Hay alguna diferencia entre el ser humano y las otras criaturas que Di-s creó que se comportan según la naturaleza que Di-s les otorgó, ya sea para bien o para mal?

Hoy en día, se nos dice que casi todos los comportamientos dañinos pueden ser a causa de problemas genéticos. La persona que es un cleptomaníaco, o un individuo que es obeso, impulsivo, depresivo, etc, es porque tiene alguna falla genética. Si no es un tema de genes, entonces debe tratarse de alguna experiencia traumática de la niñez. Quizá perdió a un ser querido cuando era joven, fue abusado por sus padres, proviene de una familia disfuncional, o no ha recibido la suficiente atención de su maestro. Si ninguno de estos factores pueden explicar el comportamiento destructivo de la persona, entonces significa que no puede afrontar el pago de un psicólogo competente, uno que puede hacer un mejor diagnóstico, y que explique por qué no se lo debe culpar…

Es por eso que Di-s declara: “Ve, he puesto hoy ante ti la bendición y la maldición”. De hecho, la Libertad de Elección no es una cualidad original del ser humano; naturalmente, la persona debe ser obligada a comportarse de acuerdo a su naturaleza, una naturaleza que es formada por una combinación de genética y experiencias de vida. Pero Di-s le dice a cada persona: “no importa tu naturaleza, crecimiento, e inteligencia, no importa qué golpes has experimentado, Yo te garantizo la habilidad de ser santo como Moshé”. Y lo mismo es cierto al revés: incluso alguien que ha sido criado por padres rectos, y tiene la disposición natural de hacer lo que es correcto, tiene la habilidad de elegir también el mal y alejarse de los caminos de Di-s.

Uno nunca debe pensar que nunca será una persona espiritual: “no está dentro de mi naturaleza”. La naturaleza de la persona es meramente un desafío que Di-s garantiza que podemos sobrellevar. (www.es.chabad.org)

 

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