En el año 2017 en un viaje a Japón, Lejano Oriente, mi avión tenía que hacer escala en la ciudad de Dubái, Emiratos Árabes Unidos, y en vez de esperar unas horas para tomar otro vuelo de conexión para mi destino final, decidí quedarme una semana aproximadamente en Dubái para conocer dicha ciudad y visitar también Abu Dhabi, que es la Capital de los 7 Emiratos Árabes Unidos.
Llegar al Aeropuerto de Dubái fue una experiencia increíble. El lujo era inimaginable, incluso había palmeras dentro del aeropuerto que brindaban una ambientación de desierto. No se oían gritos ni ruidos como a veces es común en otros aeropuertos del mundo (y conozco muchísimos de ellos). La coordinación del retiro del equipaje funcionaba a la perfección y el trato con el personal de Migraciones era totalmente cordial. Todo el personal del aeropuerto hablaba un inglés muy fluido y prodigaba un trato muy amable a los viajeros, lo que facilitaba cualquier trámite y consulta.
Al salir del Aeropuerto, sentí el típico calor del desierto, a pesar de que el vuelo que partía desde Buenos Aires llegaba de madrugada a Dubái. El trayecto desde el Aeropuerto al hotel no demoró más de 30 minutos, y la visión de los edificios lujosísimos e iluminados daban la impresión de estar en una película. Los hoteles eran de un lujo incomparable que excedía con creces cualquier tipo de exigencia que pudieran tener aún los viajeros más exigentes.
El hotel más lujoso de Dubái es el famoso hotel “Burj Al Arab”, (en árabe significa la Torre del Árabe) que está diseñado en forma de vela y tiene una flota de automóviles Rolls Royce blancos a disposición de los viajeros que se alojan en dicho hotel para ir a buscar a sus pasajeros al Aeropuerto al llegar y llevarlos al retirarse. Si uno no se aloja en dicho hotel y quiere cenar o almorzar o incluso tomar una copa, solo es posible con reserva previa por internet, ya que no se puede entrar a visitar este hotel. Tiene tres restaurantes, uno para comida árabe, otro para comida de pescados y otro que está en el piso superior del hotel para comida internacional. La vista desde este restaurante de comida internacional quita el aliento. Los precios también quitan el aliento. Para dar una idea, una copa del champagne más famoso tiene un precio de 150 euros.
Es imposible dejar de comentar la pujanza y el lujo de sus edificios, cuya arquitectura puede provocar la envidia de los arquitectos más renombrados del mundo. Asimismo, una experiencia inolvidable es el tren que circula por todo Dubái desde muy temprano y hasta casi la medianoche facilitando todo tipo de movilidad. Las estaciones de trenes parecen cápsulas espaciales, están totalmente automatizadas y tienen un excelente aire acondicionado. También existen algunos empleados para consultas y para los que no quieren comprar los tickets de viaje utilizando las máquinas en las estaciones. Los trenes no tienen conductor ya que están totalmente controlados por computadoras y su frecuencia no excede los 3 minutos.
Existen vagones especiales para las mujeres que no quieren viajar en los vagones con los hombres y estos vagones están perfectamente señalados en el andén del tren para que no exista ningún tipo de inconveniente al llegar el tren a la estación y poder esperarlo en el lugar exacto donde se detiene el vagón elegido por el pasajero. También existen vagones en los cuales pueden viajar hombres conjuntamente con mujeres, y me llamó la atención que en los mismos no existe prácticamente la posibilidad de que viajen las mujeres paradas en dichos vagones, porque es un símbolo de mala educación no ceder el asiento a las mujeres. Además, los hombres casi no tienen contacto visual con las mujeres como símbolo de respeto.
Los lugares para visitar en Dubái son varios, la excursión al desierto es imperdible, para la cual pasan a buscar a los turistas a la tarde por el hotel donde se hospedan, en camionetas 4×4 totalmente lujosas, y luego de viajar 30 minutos aproximadamente se encuentran con otras camionetas que llevan turistas de otros hoteles en un punto en común para comenzar la travesía al desierto en caravana. Llegan a juntarse en la travesía mas de 30 o 40 camionetas y la experiencia de viajar sobre las dunas subiendo y bajando sobre las mismas es una sensación indescriptible. Luego de un largo rato de viajar por el desierto hay una parada para descansar, tomar fotos y tomar agua helada. Se prosigue luego el viaje hasta llegar a un campamento en la mitad del desierto donde esperan a los turistas con una cena ofreciéndoles además un show de música y bailes árabes. Cenando en el desierto sentado sobre las alfombras, se hace la noche y experimentamos todo tipo de sensaciones viendo la magia de la noche y el sol poniéndose en el desierto.
También existen diferentes excursiones, como por ejemplo navegación nocturna con cena por el río, que ofrece también música durante todo el trayecto de la excursión. Las playas son hermosas, y el agua maravillosa. Es de destacar que todos los hoteles tienen piletas de natación espectaculares de manera tal que el que no quiera ir a la playa puede disfrutar en los hoteles con todos los lujos imaginables, sauna, baños turcos, etc. Para los que les gusta ir de compras, los shoppings son totalmente increíbles por el lujo de las instalaciones y los productos más lujosos que se pueden conseguir. Emiratos es un país que no tiene prácticamente impuestos, de modo tal que los precios que se consiguen son los mismos que en EEUU. Uno de los shoppings tiene incluso una pista de esquí dentro del mismo, y ofrece a los que quieren esquiar el equipo adecuado. En pocas palabras, está todo pensado para el disfrute.
Es imposible dejar de mencionar la torre más alta de Dubái que es el famoso edificio “Burj Khalifa” (en árabe la Torre del Califa), con 200 pisos de altura, que se puede visitar previa reserva y compra de tickets. El ascensor toma solo 60 segundos hasta llegar a la torre de observación para los turistas, que se encuentra en el piso 122. La vista desde esa altura simplemente deja atónitos a los visitantes.
Estuve visitando la capital de Emiratos Árabes Unidos, que es la ciudad de Abu Dhabi, en la cual existe el palacio real, y se encuentra el hotel más caro de Emiratos Árabes Unidos. Para darse una idea de este hotel, solo el parque del mismo tiene 140 hectáreas y no se puede visitar, solo pueden entrar las personas que se alojan allí. El costo de cada habitación puede exceder los 20.000 euros la noche. Abu Dhabi también tiene una arquitectura increíble y parece una ciudad del futuro. El presidente de Emiratos Árabes Unidos, Khalifa bin-Zayed al-Nahyan declaró el año 2019 como el “Año de la tolerancia“ en los Emiratos Árabes Unidos y anunció la construcción de un complejo interreligioso masivo en Abu Dhabi que también incluirá una sinagoga y que será llamada “Casa de la Familia Abrahámica“ y que está previsto inaugurarla en el año 2022.
Existe actualmente una sede de Jabad Lubavitch en Dubái cuyas instalaciones son hermosas y ello augura que los judíos observantes van a tener todas las posibilidades de visitar Emiratos Árabes Unidos. En los Emiratos el respeto por las personas sea cual fuere su credo es manifiesto.
Es importante mencionar que el 70% de la población de los Emiratos Árabes Unidos es de origen extranjero y prácticamente toda su población habla inglés. No existe pobreza, no hay homeless ni mendigos en las calles y se puede observar que la gente tiene un muy buen nivel de vida. Ahí se considera pobre al que solo tiene una casa y un coche.
Retornando luego a Dubái y después de disfrutar un par de días más, me voy de Emiratos Árabes Unidos rumbo al Lejano Oriente, con una sensación hermosa y un disfrute enorme. Prometí retornar y así lo hice y espero seguir haciéndolo, ya que además es un lugar imperdible.
Estoy escribiendo este artículo en el mes de Setiembre del año 2020, y las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos ya son oficiales y están en un nivel excelente a punto tal que el primer vuelo oficial de Tel Aviv hacia Abu Dhabi es el vuelo de El Al LY 971 de ida, y el de vuelta es el LY 972 utilizando el prefijo telefónico de Emiratos Árabes Unidos que es el 971 y el de Israel que es el 972. Si sumamos los dígitos 971 da un total de 17, y si sumamos los dígitos 972 da un total de 18. La suma de 17 y 18 da 35, y la suma de 3 más 5 da un total de 8. En la Cábala el número 8 está asociado al milagro, por eso el Brit Mila es a los 8 días, el aceite del Candelabro de Janucá duró 8 días cuando se reinauguró el Templo de Jerusalén.
Como dijo Ben Gurión “En Israel, el que no cree en milagros no es realista”.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.