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| jueves diciembre 26, 2024

NITZAVIM-VAIELEJ 5780


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La sección de Nitzavím (firmes) contiene algunos de los principios más fundamentales de la fe judía:

La unión del pueblo judío: «Todos ustedes se encuentran hoy firmes ante Di-s, su Di-s, los jefes de sus tribus, los ancianos, los oficiales, todos los hombres de Israel; los niños, las mujeres, el extraño que vive con ustedes; desde el leñador hasta el aguatero».

La futura redención: Moshé advierte sobre el exilio y la desolación de la tierra que ocurrirá si el pueblo abandona las leyes Divinas. Sin embargo luego profetiza que, al final, «Retornarás hacia Di-s… Aunque tus desterrados estén en el extremos del cielo, también de allí te reunirá Di-s… y te traerá a la tierra que tus padres poseyeron».

La practicidad de la Torá: Porque este mandato que te prescribo hoy no está más allá de ti, ni está lejos. No está en el cielo… No está del otro lado del mar… Por el contrario, es muy cercano a ti, en tu boca, en tu corazón, para que lo lleves a la práctica».

El libre albedrío: «Mira, pongo ante ti hoy, la vida y lo bueno, la muerte y lo malo… Y elegirás la vida».

La sección de Vaiélej (y él fue) recuenta los eventos del último día de la vida terrenal de Moshé. «Tengo ciento y veinte años hoy,» dice Moshé al pueblo, «y no puedo salir y entrar más». Moshé transfiere el liderazgo a Ioshúa, y escribe (o concluye la escritura de) la Torá en un rollo que deja en manos de los Leviím para ser guardado en el Arca del Pacto.

El precepto de Hakel (reunir) es dado: cada siete años, durante el festival de Sucot del primer año del ciclo de Shmitá (año sabático), todo el pueblo judío, hombres, mujeres y niños, deben reunirse en el Templo de Ierushaláim, donde el rey debe leer de la Torá frente a ellos.

Vaielej concluye con la predicción de que el pueblo judío se apartará del pacto con Di-s, causando que Di-s se oculte, pero también con la promesa de que las palabras de la Torá «no serán olvidadas de las bocas de tus descendientes».

 

LA TORA ES DE TODOS

Nuestra parashá comienza diciendo: «Todos ustedes se encuentran hoy firmes ante Di-s, su Di-s, los jefes de sus tribus, los ancianos, los oficiales, todos los hombres de Israel; los niños, las mujeres, el extraño que vive con ustedes; desde el leñador hasta el aguatero». Y acá surge un interrogante, si ya dice “Todos ustedes” ¿por qué es necesario especificar “los jefes de sus tribus, los ancianos, los oficiales, todos los hombres de Israel; los niños, las mujeres, el extraño que vive con ustedes; desde el leñador hasta el aguatero»? Es que la Torá no tiene un dueño en particular, sino que es de todo el pueblo judío, sin que importe su nivel de sabiduría ni el lugar que ocupa en la sociedad. Como se dice comúnmente: “El cerebro es el órgano mas elevado del cuerpo humano, pero necesita del simple pie para trasladarse”.

 

SELIJOT

 

Este sábado por la noche las comunidades asquenazíes comienzan el recitado de Selijot (los sefaradíes comienzan desde Rosh Jodesh Elul). Son plegarias por el perdón Divino. He aquí una pequeña historia con respecto al tema.

“Era la primera noche de Selijot en Berditchev. Toda la comunidad aguardaba a su amado Rebe Rabí Levi Itzjak para comenzar, pero él se demoraba. Por fin llegó, se dirigió hacia al Arca de la sinagoga y dijo: “¡Amo del Universo! No soy más que un simple ser humano, un mortal, un anciano cuyas fuerzas flaquean y a quien le es difícil levantarse al amanecer para decir Selijot. Tú, en cambio, eres eterno, eres poderoso y no envejeces, ni siquiera duermes. Tus Selijot son muy breves, son simplemente una palabra: ‘¡SALAJTI —he perdonado! Por favor, di tus Selijot y dinos: ‘¡HE PERDONADO!’”

Los Caballos y La Teshuva

 

Uno de los Jasidím del Alter Rebe, tenía un yerno que era un gran sabio de la Torá y que no pertenecía a ninguna rama de Jasidím. Pasaron algunos años y el joven se desvió del camino de la Torá, dedicando la mayoría de su tiempo a montar a caballo, vanagloriándose de su idoneidad sobre los equinos. Su suegro le pidió que lo acompañara a visitar al Rebe, más el muchacho contestó que sólo iría montando su caballo. Cuando llegaron a Liozna, el Alter Rebe le preguntó: «¿Dime cuál es, en esencia la diferencia entre un caballo bueno a uno que no lo es?»

-contestó el joven:»En el mismo tiempo en que el caballo débil recorre un kilómetro el fuerte avanza cuatro».

«¿Y qué sucede cuando el caballo fuerte se equivoca de camino?, ¿Acaso no se internaría más rápidamente en el bosque?», pregunto el Rebe. » Es cierto, reconoció el muchacho, «pero al darse cuenta de su error, retornará mucho más aprisa».

El Rebe repitió esas últimas palabras con mucho fervor, y de pronto el hombre comprendió la intención del Alter Rebe, y se sintió conmovido retornando al poco tiempo al camino del bien. (www.es.chabad.org)

 

El judío debe hacer actos de bondad pues así lo ordenó Di-s, que nos santificó con sus Mitzvot (preceptos) y nos ordenó hacer actos de beneficencia; y no porque ésa sea nuestra naturaleza.

 

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