El Profesor Hagai Levine es uno de los epidemiólogos más consultados por los medios de comunicación israelíes en los últimos meses. Como experto en Medicina Pública (de la Universidad Hebrea de Jerusalem y del Hospital Universitario Hadassah), ve más allá del aspecto concreto de la epidemiología, clave también por cierto en la situación actual. Y su preocupación central es el desorden que capta, que en una entrevista esta semana llamó de “fauda”, o sea caos, un término que los israelíes conocen bien por la famosa serie televisiva de acción sobre el conflicto israelo-palestino.
Poner fin a esta situación, sostiene, no es misión imposible. Pero para ello, hay que trabajar distinto. El Profesor Levine nos concedió esta entrevista. Para pensar. Y hacer.
P: Profesor Levine ¿Cómo se explica que tras haber estado en la primera ronda en una situación en la que del exterior otros consultaban con Israel por lo bien que había manejado todo, se llegó a la situación actual, con tantos enfermos nuevos por día, el primer lugar en el mundo en cantidad de nuevos infectados diarios por millón de habitantes?
R: Ese título de cuántos enfermos nuevos hay por día, no es el tema central. El tener esa cantidad de infectados por día se debe a que se hace muchos exámenes.
P: Pero el tema no son los números absolutos sino el porcentaje de positivos de los exámenes ¿No?
R: Es relativo, ya que en Israel gran parte de los exámenes son a quienes tienen síntomas, no son tests que se hacen para ver el cuadro general en la población. Entonces, está claro que habrá un alto porcentaje de positivos. Lo central es mirar la curva de la mortalidad que sigue siendo relativamente baja. Pero al analizar la situación general hay también otros parámetros.
P: ¿Puede explicarme este punto más en detalle?
R: Me refiero a que es diferente si se hacen exámenes por ejemplo en una escuela, en una casa de tercera edad, o en cualquier lugar en el que no se sabe si hay gente con síntomas, para ver cómo está la situación a diferentes niveles de la sociedad, es diferente de hacerlos intencionalmente entre gente que tiene síntomas. Está claro de antemano que habrá porcentajes muy distintos en un caso y otro, de positivos confirmados. El problema es que no se publican estos datos y no sabemos cómo se dividen los positivos que quedan confirmados. Y por eso hay cierta nebulosa al respecto. Y es una pena, porque cuanto más clara esté este tema, mejor sabremos actuar.
P: ¿Qué puede ser más importante que eso?
R: No digo más importante, digo que no es lo único. No se trata sólo de cantidad de infectados. Hay que tomar en cuenta cuántos enfermos graves hay, cuántos conectados a respirador, cuántos en cuidados intensivos , hay que ver los indicadores económicos, son muchos componentes a tomar en cuenta. No todo aquel que da positivo está enfermo. Es un parámetro problemático. Hay que ver el porcentaje de mortalidad . Y tanto cuando empezó todo esto como ahora, la situación de Israel evidentemente no es de las más graves del mundo en absoluto. Esto no quita, claro está, al hecho que el virus es peligroso. Y si no se toma las medidas correctas, habrá mayor mortalidad.
P: ¿Cómo explicar la baja mortalidad ? ¿Es por el alto nivel del sistema hospitalario israelí?
R: No se puede saber con exactitud. Estimo que es una combinación de factores- El tratamiento médico de excelente nivel, la universalidad del tratamiento hospitalario en Israel, que llega a todos por igual, quizás también el clima y el promedio de edad relativamente joven de la población israelí.
P: ¿Cree que parte del problema es desde el punto de vista epidemiológico? Eso, claro, estimo se conecta con lo que parece ser una actitud irresponsable o ignorante de parte del público que no respeta las indicaciones, que subestima al virus y no se cuida.
R: El virus entra en lo que yo llamaría un nicho ecológico. Precisamente por ser relativamente menos violento entre los jóvenes, es muy difícil frenar su propagación debido a que hay enfermos con síntomas muy livianos o sin síntomas en absoluto, que se movilizan por todos lados con naturalidad y contagian. Pero es muy peligroso para ancianos y quienes tienen enfermedades anteriores. Es por esto que produce una pandemia que amenaza significativamente a la salud pública. Pero no es una amenaza existencial a la humanidad.
P: Eso seguro…pero claro que quienes no están en riesgo deberían entender que sí pueden poner en peligro a otros. Es un tema de conciencia ciudadana que no se respeta debidamente. ¿Cuál es a su criterio el problema central?
R: La falta de confianza del público. El que la gente no crea y por ende no acate las órdenes de las autoridades, eso es lo que crea la seria crisis actual. Ese es sin duda el problema central. Debemos hallar la forma de unirnos como pueblo, como país, de actuar juntos para tener éxito contra la pandemia. El gobierno irradia falta de claridad, la gente no entiende qué puede y qué no, y si no entiende y no cree, no hace nada. Hay instrucciones contradictorias y es una gran confusión.
Se combinan varios factores. Para poder promover debidamente la salud pública hay que lograr transmitir el mensaje correcto. Hay peligros, más que nada para los ancianos, y por lo tanto todos deben ponerse el tema sobre los hombros, para cuidarlos a ellos y a nosotros todos. Hay que hacerlo emponderando a la gente y no quitándole responsabilidad.
Otro problema es que hay un grupo que hace mucho ruido, que niega que la situación sea grave y difunde rumores que no son ciertos. Y esa gente hace que otros duden acerca de lo importante de tomar medidas para cuidarse.
La única forma es decir la vedad y convencer al público con mensajes claros que dan más fuerza a la población en lugar de debilitarla. Hay que trabajar juntos y a través de las comunidades. No hay salud pública sin el público.
P: En cuanto a la desconfianza ¿Cree que deriva en parte de una falta de claridad en las decisiones del gobierno, en cierto zig-zag en la forma de tomar decisiones?
R: Mira, el desafío es muy grande, en el mundo entero. Es natural que a veces se cambie una decisión. Pero justamente por esta complejidad precisamos un liderazgo estable, que trabaje con el público, que lo haga partícipe de las medidas que se toma, hay que saber trabajar con las autoridades municipales y los elementos profesionales, con los educadores. Si se lo hace mejor que hasta ahora, podemos lograr mayor estabilidad.
P: ¿Por qué no ocurrió, en su opinión?
R: En gran medida porque Israel está sumido en una crisis política sin precedentes, lo cual crea una dificultad muy grande en el manejo general de las cosas, lleva a una falta de confianza generalizada en las instituciones del Estado, y más aún en tiempos de pandemia todo todo es más tenso.
P: ¿Cuál es ahora el desafío principal?
R: Lo central es recuperar la confianza pública. En toda comunidad, en todo marco, en los municipios, las sinagogas, la escuelas, las casas de tercera edad, debe haber un encargado de Corona, o un equipo profesional que ayude a implementar las instrucciones, que tenga claro, desde abajo, qué hay que hacer en cada caso, que lo pueda transmitir a la gente, para que cada uno realmente sepa cómo mejor evitar los contagios. Por otro lado hay que fortalecer el sistema de salud pública, de las investigaciones epidemiológicas, hay que desarrollar mejor el sistema de la atención médica en la comunidad.
El gobierno no es claro en absoluto.
P: ¿Considera que toma decisiones por consideraciones políticas, no estrictamente profesionales?
R: Eso es lo que la gente cree. Sin duda es la impresión que han dado desde el gobierno, que en ciertas decisiones ha habido consideraciones políticas. Los expertos sugieren, los políticos no les creen y cambian las decisiones.
P: Escuché en la radio pública una entrevista a una ministra que está en el gabinete Corona, asegurando que cuando el gobierno aprobó el lunes toque de queda nocturno en 40 localidades y barrios, tras haber hablado originalmente de cierre total en 30 localidades, ello se debió a que el Coordinador del tema Coronavirus, el Profesor Roni Gamzo, escuchó los argumento de varios de los intendentes y se convenció de que profesionalmente iba a ser mejor la nueva decisión. Rechazó que haya sido por presiones sectoriales sino por entender la situación en el terreno mejor de boca de los intendentes.
R: Si los intendentes tienen información exacta sobre la situación en su ciudad y la pueden transmitir de modo fidedigno y por eso convencen, está bien. Sólo un burro no logra cambiar de opinión. Pero mi crítica va más allá de lo que pasó o no pasó esta semana en el gabinete Corona. Tenemos por ejemplo el caso de Uman en Ucrania….
P: De los hasidim que suelen viajar a la tumba del Rabi Najman de Breslav todos los años para Rosh Hashana , un tema muy polémico este año por el peligro de la aglomeración.
R: Exacto. Pues los expertos fueron clarísimos al respecto, el Profesor Gamzo dijo que no deben viajar, que hay que prohibirlo, pero por presiones, el gobierno dijo que vuelve a estudiar el tema y se aprobó el viaje de varios miles, aunque no sin límites. Fue un caso clarísimo de politización, que no aporta nada a la confianza del público.
P: Y surgen las preguntas sobre politización cada vez que se analiza si imponer el cierre o no.
R: El cierre no es la solución. Es una medida temporaria que hace mucho daño. Y si no se mejora la situación, se vuelve luego al punto inicial. Yo no estoy a favor de cierre.
P: Concretamente ¿Qué sugiere que se haga ahora, a muy corto plazo?
R: Considero que ahora , para los días de las Altas Fiestas, hay que tomar a todo el país, a Israel entero como un semáforo en rojo, y limitar las aglomeraciones en espacios cerrados a no más de 10 personas.
P: Aclaro la terminología. Usted no habla simplemente de semáforo sino que “Ramzor”, que significa precisamente semáforo en hebreo, es el nombre del programa ideado por el Profesor Roni Gamzo para lidiar con la pandemia. Es que su principio básico es que cada localidad, según la incidencia del Coronavirus en su población, esté en lista roja, amarilla o verde.
R: Así es.
P: ¿Ve el fin de todo esto?
R: Por supuesto. Toda epidemia termina. Debemos aprender a vivir con esto. Y la epidemia también es una oportunidad para hacer cosas nuevas y mejores, como entender que el tema de la salud es central y como tal debe ser tratado.
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