El fenómeno no es nuevo, pero cada vez que surge un nuevo ejemplo, volvemos a sorprendernos por el tupé de distorsionar la historia, mentir sin reparos, con tal de demonizar a Israel.
En setiembre de 1969, el australiano Michael Rohan prendió fuego a la mezquita de Al Aqsa en Jerusalem.
Fue detenido, llevado a juicio y se determinó poco después que sufría un trastorno mental. Quedó internado en una institución psiquiátrica. En mayo de 1974 fue deportado de Israel por consideraciones humanitarias, para que sea atendido por expertos en su país, cerca de su familia.
Casi de más está comentar que prender fuego a un lugar sagrado es terrible. El problema es la narrativa inventada por la Autoridad Palestina en tantas oportunidades distintas-también en cada aniversario del ataque de Rohan- para pintar a Israel en colores oscuros, inventando hechos mentirosos sin vergüenza ninguna.
La repiten año a año y lo han vuelto a hacer ahora, presentando a Rohan como judío y sionista y afirmando que “actuó en nombre de la religion judía”, aunque era cristiano, según un detallado informe de Palestinian Media Watch.
El periódico oficial de la AP Al Hayat Al-Jadida citó el 14 de agosto al Supervisor General de los Medios oficiales Ahmed Assaf : “El incendio que el extremista (Michael Rohan) prendió en nombre de la religión judía hace 51 años, aún arde oponiéndose al establecimiento de una paz justa y permanente en el Medio Oriente y en Palestina”.
Pero eso no les basta. Así dijo el informativista en la televisión oficial de la Autoridad Palestina el 21 de agosto: “Hace 51 años Michael Denis Rohan de origen australiano, que tenía intereses israelíes, cometió su crimen atroz al prender fuego a la bendita Mezquita de Al-Aqsa. Los carros de bomberos de las ciudades palestinas y nuestro pueblo corrieron a apagar el fuego, pero las autoridades de la ocupación los retuvieron cortaron el agua en la zona”.
Mentira. La verdad es que los bomberos israelíes llegaron en pocos minutos y fueron atacados, lo cual los demoró. Y por supuesto que nadie cortó el agua. ¿Pero qué importa mentir descaradamente si con eso logra envenenar las mentes y demonizar a Israel?
El ya mencionado periódico oficial de la AP escribió el 14 de agosto que el fuego se controló con carros de bomberos traídos de Hebron, Belén y diferentes partes de Cisjordania “a pesar de los intentos de las autoridades de la ocupación israelí de impedir que lo hagan y del hecho que cortaron el agua de la zona alrededor de la mezquita”, agregando que “los carros de bomberos de la municipalidad ocupante de Jerusalem también se demoraron deliberadamente para no participar en la extinción del fuego”.
El Juez Supremo para temas de Sharia´( la ley religiosa islámica), un puesto oficial en la AP, quien es también el Presidente del Consejo Supremo de Justicia de la Sharia Mahmud Al-Habbash repitió el libelo diciendo que Rohan era “sionista”. De paso, el aniversario del ataque fue una oportunidad para repetir su siempre incitador discurso, publicado en su página oficial en Facebook: “La liberación y defensa de Al Aqsa constituyen una obligación religiosa sagrada que todos deben cumplir”.
El problema es múltiple. Está por cierto lo patético de ver que el liderazgo palestino recurre continuamente a la distorsión de la historia, para presentar sus posturas. Lo peor es lo que eso provoca: demoniza a Israel, envenena las mentes de los propios palestinos y así aleja cada vez más la posibilidad que en algún momento, se pueda lograr la paz.
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