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| martes noviembre 19, 2024

Carta Del Editor De Nagrela En Homenaje A Lord Jonathan Sacks


Como editor, tuve el honor de conocer al Rabino Sacks —Lord Jonathan Sacks— hace más de una década, tras descubrir la sección semanal de su web, Covenant & Conversation, en la que indaga, una a una, las diferentes porciones de La Torá para descubrir a través de la introspección, la naturaleza de fuerza, autoridad y liderazgo que reside en todos los seres humanos.

 

Así llegamos a publicar en Nagrela varios de sus libros en castellano y hoy, que a este editor le faltan las palabras para lamentar la pérdida de Lord Sacks y celebrar su vida como a él le hubiera gustado, recurro a esa misma sección y, en busca de la parashá de esta semana, cuando ya se cumple una semana (Shivá) de su fallecimiento, descubro maravillado que el rabino Sacks z»l dejó un año completo de Pacto y conversación preparado para 5781 (año que se inicia el 18 de septiembre del año 2020 gregoriano) y que la Oficina del Rabino Sacks seguirá publicando sus ensayos semanales, para que la gente de todo el mundo pueda seguir aprendiendo e inspirándose en sus reflexiones.

 

Pues bien, en la parashá de esta semana, bajo el título Comenzando el viaje (Chayei Sarah, 5781) Sacks nos descubre el punto más importante que subyace a la narrativa de esta enseñanza y no puede ser más oportuno para ilustrar la emoción que quiero transmitirles: Que las grandes promesas —como la de una tierra e innumerables hijos prometidos a Abraham— se hacen realidad únicamente mediante pequeños inicios. Son los líderes quienes comienzan a vislumbrar un futuro, pero también son quienes saben que hay un largo camino por recorrer y que solo podemos llegar realizando una leve acción por vez, «a cada día su afán» reza el dicho popular. No hay atajos milagrosos. Abraham adquirió solo una parcela y tuvo un único hijo con Sarah, para continuar con el pacto. Sin embargo, no se quejó y murió sereno y satisfecho. Porque había comenzado. Porque les dejó a las generaciones futuras algo sobre lo cual construir. Los líderes contemplan el destino, comienzan el viaje y dejan tras de sí a quienes continuarán su labor. Eso es suficiente para dotar a una vida de inmortalidad. Y este pensamiento me trae paz y me hace «abrazar», aceptar la muerte de un gran hombre sabio y celebrar su vida y sus enseñanzas.

 

El sábado pasado, Jonathan Sacks nos dejó y todos los que lo conocimos, nos sentimos solos sin él, sin su guía, pero quedamos con la misión de difundir su espíritu conciliador y universal, su humanidad y su conocimiento y nos sentimos en la obligación de hacerlo desde la más profunda admiración y humildad. Como él nos enseñó.

 

Su existencia y su pensamiento, también nos queda, como una suerte de bienaventuranza que nos acompañará siempre, a través de sus libros. Una luz queda encendida para siempre en nuestro espíritu.

 

Ruben Lerner

Nagrela Editores

 
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