Toda la alegría y el orgullo que sentimos aquellos a quienes la figura de Corbyn al frente de los laboristas ingleses incomodaba, acaba de desvanecerse con su readmisión, la cual no hará más que acentuar-además del antisemitismo intermitente en el seno del partido- el corrimiento hacia la derecha de la comunidad judía de Inglaterra. Como Sanders en América, su equivalente en el otro lado del Atlántico, Corbyn es un ser de la prehistoria; hábil comunicador pero falso mesías. La izquierda ha ido acumulando errores y pasiones inútiles. Allí donde está en el gobierno, y España lo muestra hoy, aumentan la burocracia y el palabrerío, la ineficacia y los resentimientos. Lo suyo hubiera sido darle, por hacer algo, un puesto menor al caballero inglés que tan permisivo fue con los que desprecian a los judíos y mucho más a Israel. Así que no es una buena noticia: segundas partes nunca fueron buenas. Mantenerlo alejado del poder, ya que no de la influencia, hubiera sido mejor para todos.
Los que rebasamos los setenta años y fuimos testigos admirados de la Revolución Cubana hasta comprender el alcance de sus desastres y represiones con los Castro a la cabeza de una banda de ladrones y militares rígidos, volvimos a ver repetirse lo mismo en Venezuela. Pero la izquierda tarda en morir a menos que la pedagogía que se haga sobre ella y sus defectos sea persistente en el tiempo y compensadora en el espacio, con verdaderas obras sociales dignas de elogio. La vuelta de Evo Morales a Bolivia es la prueba. A muchos alegrará ese retorno, no a mí. Estoy vacunado contra esos idealismos antisraelís velada o abiertamente antisemitas. No me siento solo en esa posición, viejos amigos han hecho un viraje semejante para llegar por fin a la libertad y, por qué no, al liberalismo. Es evidente que Corbyn intentará mejorar su papel, le perdonará la vida a los antisemitas pero seguirá siendo un crítico acerbo de Israel para congraciarse con el mundo islámico que todavía rechaza al país de los judíos. Al recuperar fuerzas y posición el líder inglés, es evidente que sus partidarios y amigos en el ámbito demócrata de la política americana verán reforzada su posición. No obstante, Israel sabe cuidarse de sus enemigos, o por lo menos lo intenta con todas las fuerzas a su alcance. Corbyn no es nuestro amigo.
No me gusta que para ser justo uno se tenga que ver obligado a odiar o rechazar, por razones de raza, religión o posición política, a quienes no son como nosotros. Una y otra vez se ha probado que es un error: al fin y al cabo Satán es la sombra de Dios, y aquí en la tierra la sombra tiene sus razones de ser aunque no nos gusten. Así, pues, nuestros odiadores de turno seguirán allí para difamarnos y criticarnos sin razón ni otro propósito que menoscabar los logros y Humanidad de Israel. Lo que importa es estar alertas, vigilar noche y día de cerca a esa bazofia humana que son los antisemitas. Es significa que ni Corbyn ni sus adláteres dejarán de estar observados con lupa. Vestido de ecologista progre con su vieja bicicleta puede muy bien sufrir un accidente, quién sabe. O tropezar dos veces con la misma piedra. La izquierda no tiene, visto y considerando lo que ha hecho en el siglo XX y lo que lleva haciendo en el XXI, ninguna clase de superioridad moral. En cuanto a la derecha, mejor no hablar de ella, pero sin duda miente menos y da más oportunidades a la libertad de respirar a gusto.
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