Harel Segev, el primer voluntario en el Sheba-Tel Hashomer
La ciudadanía israelí ha criticado a distintos niveles y con bastante energía las medidas tomadas por el gobierno del Primer Ministro Biniamin Netanyahu a raíz de la pandemia, pero no da señales de que piensa correr en forma masiva a vacunarse cuando esté pronta y disponible en el país la muy esperada vacuna contra el Covid-19.
Según un sondeo de opinión publicado este martes por el Instituto Israelí de Democracia, únicamente el 40% de los israelíes aceptaría vacunarse en una primera tanda. El 52% no accedería a hacerlo. Desglosado por género, se trata del 33% de las mujeres y el 47% de los hombres que aceptaría vacunarse en la primera ronda. Las mujeres, tanto árabes como judías, muestran mayores dudas que los hombres al respecto.
Evidentemente, esto no significa que no quieran en absoluto vacunarse sino que prefieren ver qué ocurre con los primeros que lo hagan, pero sorprende un poco el porcentaje relativamente bajo. Por otra parte, más de la mitad de los israelíes ve con optimismo la habilidad del país para sobreponerse a la crisis actual.
Este sondeo se llevó a cabo en días en los que se siente un intenso movimiento en relación a la vacuna, que ahora, aunque lleve aún unos meses, ya parece más cercana en el horizonte.
En primer término, el 1° de noviembre comenzaron los experimentos clínicos en seres humanos de la vacuna israelí desarrollada por el Instituto de Investigación Biológica de Nes Tziona. Continúan avanzando en la primera etapa, administrando la vacuna a cada vez más voluntarios en el Centro Médico Sheba-Tel Hashomer y en el Hospital Hadassah de Jerusalem.
Pocos días después, la compañía norteamericana Pfizer informó que logró un 90% de éxito en sus experimentos en humanos para la vacuna que había desarrollado. Israel, que no había pactado nada con esta empresa, llegó finalmente a un acuerdo especial que lo pone en lista de espera para recibir 8 millones de dosis (o sea para 4 millones de personas). Pero aunque el Primer Ministro Netanyahu lo destacó como un enorme logro, señalando que lo consiguió porque habló personalmente con el Director Ejecutivo de la empresa Albert Bourla-originario de la comunidad judía de Grecia- el hecho es que la compañía no se compromete en forma tajante a suministrar las dosis a Israel. Si no lo hace, tendrá que devolver el primer pago efectuado por Israel al firmar el acuerdo.
Y finalmente entró en escena la vacuna de Moderna, una compañía norteamericana con la que Israel entabló contacto apenas se comenzó el desarrollo, siendo de los primeros países en recibir la certeza que ésta le será suministrada. Según anunció Moderna esta semana, su vacuna alcanzó un 94.5% de éxito.
Se estima que en enero puede comenzar a llegar parte de las dosis. Pero cabe señalar que ninguna de las vacunas está aún aprobada formal, categórica y explícitamente por la FDA, la Autoridad de Alimentos y Drogas de Estados Unidos, lo cual es clave para poder darla.
De todos modos está claro que en el debate público de los últimos días, la sensación que la vacuna se acerca ha aumentado, lo cual incide seguramente en la sensación de optimismo aunque aún muy cauteloso.
Según la Prof. Tamar Herman, Directora del Centro Guttman de Opinión pública e Investigación Política en el Instituto Israelí de Democracia, otros factores que pueden estar influyendo en el porcentaje del 57% de israelíes que ven con optimismo el desenlace de la pandemia, son “el número relativamente bajo de infecciones y muertes y el hecho que hay una realidad en la que los israelíes aprendieron a vivir junto al Covid-19”.
Desde hace semanas, tras el segundo cierre, continúa bajando-aunque hubo algunos altibajos- el número diario de nuevos contagios. La publicación de los números más alentadores, influye seguramente en el ánimo general.
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