El nuevo año no tendrá que esforzarse demasiado para ser mejor que el que ahora está terminando. Empieza con el pie derecho y con una gran ventaja sobre el 2020: ya hay vacunas prontas contra el Coronavirus.
No diremos nada original si repetimos lo que todos sabemos: el año que termina, por la pandemia, ha sido catastrófico para el mundo. Más de 83 millones de personas contrajeron Covid-19 en diferentes partes de la planeta y de ellas casi 1.900.000 han fallecido. Y recordemos que el sufrimiento no es sólo cuando se llega a lo irreversible, la muerte. La enfermedad deja en muchos casos secuelas y aún no se sabe por cuánto tiempo.
Claro que a ello se agregó la dimensión económica de la crisis, la soledad, la desconexión social para tratar de cuidarse, los niños que se ven obligados a vivir dentro de las pantallas en lugar de ver a sus maestros y compañeros , el aumento de la violencia doméstica y mucho más. Ningún país se salvó de estas problemáticas.
Pero no todo fue malo. Precisamente en épocas duras que nos desesperan y parecen pintar el horizonte de negro, surgen las grandezas, la solidaridad, el altruismo, la entrega y claro que también la inventiva, la inteligencia para desarrollar soluciones precisamente para la seria crisis con la que se lidia.
En muchas partes del mundo se dio todo esto. Nos consta en especial respecto a Uruguay y a Israel. Gente que dio de su tiempo, de sus recursos, con entusiasmo y empatía, para ayudar a los demás, sea “mimando” a los equipos médicos para agradecerles u organizándose para ponerse a disposición de gente de edad que no podía arriesgarse a salir en absoluto de su casa.
Hay que tenerlo presente, recordarlo cuando nos entristecemos y preocupamos,porque esta gente sigue viviendo entre nosotros, y hace que el mundo sea mejor.
Y ni que hablar de la ciencia que dedicó día y noche esfuerzos múltiples para avanzar en todo lo necesario para lidiar con la pandemia, compartiendo conocimientos.
En Israel, el 2020 que termina fue un año positivo en lo relacionado a la apertura de puertas y nuevos vínculos en la región, ampliando el círculo de paz y normalizando relaciones con los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos . Fue un año terrible en términos de estabilidad política y confianza en el liderazgo. Finalmente se confirmó que nuevamente se adelantan las elecciones y el 23 de marzo los israelíes van a las urnas. Eso no es bueno en nada para la ciudadanía y por otro lado, así tampoco se puede seguir.
Los resúmenes son ambivalentes. Un ejemplo de Israel. Por un lado, en el 2020 fallecieron más de 3.300 personas de Coronavirus, el 6% del total de muertos en todo el año (50.000) por distintas razones. Por otro lado, nacieron casi 180.000 bebés, y llegaron más de 20.000 nuevos inmigrantes.
Evidentemente, hay que ver no sólo sombras sino también luces.
Pero la verdad, lo que más quería escribir en estas líneas del último día del año, no tiene nada que ver con política ni actualidad. Es simplemente una mirada hacia adentro de nuestros corazones, a las sencillas cosas de nuestra vida diaria, un llamado a no olvidarnos nunca lo que realmente más nos importa. A que no posterguemos jamás el abrazo y el “te quiero”, porque no sabemos qué nos depara la vida. Y no escribo estas líneas con tristeza sino con conciencia sobre lo importante de que no dejemos pasar los momentos que en definitiva, nos recuerdan siempre por qué vale la pena vivir.
A todos nuestros lectores, deseamos que el 2021 que está comenzando, llegue con buenas noticias y sin dolor debajo del brazo. Que venga con alegrías y sin pesar. Que los encuentre unidos con sus seres queridos, satisfechos con lo que hacen y plenos con el camino por el que transitan en la vida.
Y a nuestros amados Uruguay e Israel, que el nuevo año traiga salud y prosperidad, y paz en todo sentido. Mucha paz.
¡Feliz año!
Semanariohebreojai
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