Moshe Bar Siman Tov. Captura
El año pasado estuvo lleno hasta los topes de eventos inesperados. A principios de 2020, parecía como si hubiéramos viajado en el tiempo a un fenómeno que la Humanidad no se ha visto obligada a enfrentar en eones, y ahora que llega a su fin, vemos todo el poder del avance tecnológico con las vacunas contra el coronavirus. .
La lección central de 2020 fue esperar siempre lo inesperado; sin embargo, gracias a la ciencia, esa regla se está convirtiendo poco a poco en una sugerencia.
Los trabajadores de la salud tratan a un paciente en la unidad de coronavirus del Centro Médico Ziv en Safed, Israel ( Foto: AFP )
He aprendido que, contrariamente a los estereotipos, los israelíes somos más que capaces de seguir órdenes (la mayoría de las veces al menos).
Cometemos errores, pero no más que nuestros países vecinos de todo el mundo. El hecho que se haya cometido un error en francés, alemán o inglés no significa que no sea un error.
El problema que sufrimos los israelíes es una forma de trastorno bipolar: o estamos extremadamente eufóricos o experimentamos tanta ansiedad que asumimos una posición fetal esperando que pase, y eso no es saludable para el alma.
He aprendido que hay una razón por la que nos enorgullecemos que nuestro sistema de salud sea el mejor del mundo.
Durante esta pandemia, se salvaron miles de vidas gracias al trabajo hábil y experto del personal médico de este país.
Aunque es un sistema que necesita urgentemente atención y ayuda, sigue siendo uno de los más capaces y sigue funcionando de manera ejemplar a pesar que los expertos advierten que está «al borde del colapso».
Esta crisis también ayudó al sistema de salud a hacer décadas de avances en la atención domiciliaria, la telemedicina y el uso cuidadoso de los datos.
Incluso cuando las cosas estaban bajas y las divisiones dentro de nuestra sociedad comenzaron a asomarse, seguimos trabajando juntos por un bien mayor. Cuando surgen crisis, lo más importante es mantener la solidaridad social.
El entonces director general del Ministerio de Salud, Moshe Bar-Siman-Tov, y el primer ministro Benjamin Netanyahu, en una reunión informativa sobre el coronavirus ( Foto: Amit Shabi )
Durante mi tiempo como director general del Ministerio de Salud, aprendí que es fundamental rodearse siempre de expertos.
Tuve el privilegio de trabajar con algunas de las personas más inteligentes y capaces dentro del ministerio, el gobierno y el sistema de salud.
La lección más valiosa que aprendí fue que, incluso cuando las cosas se ponen difíciles, nunca te rindes. No puedo predecir el futuro, pero estoy seguro de que será mucho mejor a medida que nos acerquemos a los últimos días de la pandemia del coronavirus.
Esta pandemia pronto pasará y se convertirá en un recuerdo lejano, pero sus efectos permanecerán con nosotros durante años, si no para siempre.
Debemos permanecer fuertes. Israel posiblemente podría estar entre las primeras naciones del mundo en salir de la pandemia y comenzar a lidiar con la crisis financiera que ha causado.
Un anciano israelí que recibe la vacuna contra el coronavirus en el Wolfson Medical Center
( Foto: Nadav Abas )
He aprendido una y otra vez la importancia de la humildad ante cualquier fenómeno masivo y novedoso.
Nunca debemos sacar conclusiones precipitadas. Necesitamos recordarnos a nosotros mismos que los errores son casi siempre inevitables, pero debemos tomar decisiones por mas difíciles que sean
Esperemos un año nuevo más reconfortante y saludable.
Moshe Bar-Siman-Tov es ex director general del Ministerio de Salud e investigador invitado del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv
Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.