La falta de una agenda de interés pro palestina real entre los actores importantes es evidente
En noviembre del año 2004 falleció el emblemático líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y, desde el momento de su deceso, la lucha por encabezar el liderazgo palestino no ha dejado de ser un reto adicional a los otros temas anexos que la situación de esta población afronta entre una economía deprimida, marcada por una percepción de corrupción muy importante, un apoyo condicionado de otros actores de la región, donde pierden protagonismo frente a los países árabes y ganan apoyos de gobiernos como Ankara y Teherán —quienes protagonizan hoy el nuevo paradigma del conflicto en la zona.
Luego de la muerte del «Rais» palestino, Rauhi Fatuh, presidente del parlamento palestino en ese momento, asumiría por 60 días el liderazgo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), mientras que Mahmoud Abbas (Abu Mazen), líder considerado moderado en aquel momento, asumiría el liderazgo de la OLP de manera provisional y se encargaría de los asuntos internacionales de dicha agrupación. Por otra parte, Farouk Kaddoumi (Abu al-Lutf), hombre duro en cuanto a las relaciones con Israel, tomaría en ese momento el mando del brazo político palestino Fatah, mismo que lo ha tenido en una clara disputa desde entonces contra Abbas y sus seguidores.
En el caso de Abu Mazen, ya desde el 2003 había sido designado como Primer Ministro palestino, cargo creado en ese mismo año y que recibió el apoyo de diferentes actores internacionales, incluyendo países occidentales. Luego de la muerte de Arafat, Mazen fue considerado el «heredero natural» del emblemático líder palestino e impulsó el final de las acciones terroristas que habrían comenzado tras el inicio de la Segunda Intifada en el año 2000 y que cargó con centenares de vidas entre ambos sectores de los enfrentamientos, siendo los palestinos los que más bajas experimentaron.
El 9 de enero de 2005, Abbas sería reafirmado como presidente palestino con al menos el 62% de los votos emitidos y, tras una campaña que concentró el 94% de sus esfuerzos mediáticos sobre el líder «moderado», según evidenció la organización no gubernamental egipcia, Ibn Khaldun Center of Development Studies, hubo campaña aun y previo a la veda electoral que existía según un decreto presidencial de diciembre 2004 y en contravención de la ley electoral No. 13 de 1995. Era evidente que se quería dar a toda costa el liderazgo palestino a un líder más cercano a las posiciones de Occidente y contrarrestar el crecimiento exponencial que grupos cercanos a los opositores del Fatah, como el grupo islamista Hamas (grupo cercano a los Hermanos Musulmanes egipcios).
En agosto de 2005, presionado por el presidente estadounidense, Abbas plantea trasladar las elecciones parlamentarias palestinas para enero de 2006, con la participación de todas las facciones palestinas, incluyendo el Hamas. Las elecciones se plantearon de tal manera que el partido de Mazen obtuviera mayoría en el parlamento unicameral de 132 miembros sin problemas; sin embargo, la propaganda opositora de corrupción, nepotismo y otros horrores, llevaron a Fatah a perder con amplia mayoría, algo inesperado en aquel momento por los países occidentales, principalmente, y por el propio Abbas que esperaba seguir liderando a sus anchas sin preocuparse por la oposición.
Al renunciar Abbas a liderar con Fatah el 16 de enero de ese año, cuando ya se conocerían los resultados desastrosos, se comenzaría a impulsar un boicot contra el liderazgo palestino y, en especial, hacia los partidarios del Hamas que quedarían gobernando en solitario, ante lo cual se empezaron a gestar sanciones y boicots que degenerarían en enfrentamientos entre las dos facciones palestinas (Hamas y Fatah), manteniendo además tensiones por la poca anuencia de la agrupación islamista a conformar un gobierno de unidad que negociara con Israel, por la negativa que tiene el grupo islámico de reconocer el derecho de existencia israelí.
Entre durante el año 2006 y hasta mayo de 2007, ante la negativa de Hamas de aceptar un resultado diferente al que las elecciones plantearon (y negarse a un gobierno de unidad que negociara con Israel), se aumentan las tensiones entre facciones palestinas. Se plantea que al menos 600 palestinos habrían muerto en los enfrentamientos entre los diferentes grupos que se disputan el liderazgo.
Fue en diciembre de 2006 que estalló la lucha interna entre palestinos cuando se dieron enfrentamientos en Ramala, en medio de una manifestación política de partidarios del Hamas, ante lo cual fuerzas de seguridad asociadas al Fatah dispararon contra los manifestantes e hirieron al menos a 20 personas y se acusó de intento de asesinato contra el primer ministro palestino Ismail Haniye.
Un detalle particular es que Mahmoud Abbas ha permanecido como presidente aun y cuando su período terminó en enero de 2009, pero a través de una reinterpretación de la Ley Básica Palestina y de la Ley Electoral, para así hacer coincidir las elecciones presidenciales y parlamentarias.
Posterior a este movimiento, en diciembre del mismo año, anunció su permanencia indefinida en el liderazgo palestino, pese a que la propia ley palestina facultaría, en este caso, asumir de forma temporal como presidente interino al portavoz del Consejo Legislativo Palestino, Abdel Aziz Dweik, algo que no ocurriría por ser de la fuerza política de Hamas, lo cual degeneraría en mayores restricciones para los palestinos dada la negativa del grupo islamista de no querer sentarse en la mesa de negociaciones con Israel.
Después de varios enfrentamientos entre facciones, en junio de 2007, el presidente Abbas anunció la disolución del gobierno y la declaración de un estado de emergencia, destituyó al primer ministro, Ismail Haniyeh, y su gobierno podría mantenerse por decreto de este modo por 30 días, según la propia Constitución palestina, algo que finalmente no ocurrió y se enquistó en el poder tratando de dirigir la vida de los palestinos tanto en la margen occidental (Cisjordania) como en el enclave costero de Gaza.
En este punto, las dos facciones palestinas más importantes se encontraban bajo mucha presión, y en cada una de las zonas de mayor control se daban enfrentamientos o actos que intentaban socavar la legitimidad de su contraparte.
A lo interno de grupos en favor de los derechos humanos de la población palestina, se criticó el discurso bélico del Hamas y, al mismo tiempo, se mencionó lo nocivo de las decisiones del gobierno de Abbas contra la Ley Fundamental palestina, lo que técnicamente pondría en jaque las intenciones palestinas de fortalecer la institucionalidad hacia la puja por el establecimiento de un Estado soberano; si la batalla contra Israel era compleja, esto venía a echarle paladas de tierra.
En el mes de junio, también fue designado por el presidente Abbas el político, Salam Fayyad, como primer ministro palestino, con la intención de que pudiera conformar gobierno incluyendo a todas las facciones enfrentadas, algo que finalmente no logró y terminó renunciando en el año 2013, por presiones internas, ante la difícil situación económica de los palestinos.
El 17 de octubre de 2007, se dio una nueva escalada de enfrentamientos cobrando vidas en ambos bandos, para este punto el cisma era irreversible y los territorios quedaron bajo dominios de una u otra facción.
Durante una manifestación dedicada a la memoria de Yasser Arafat en noviembre de 2008 y que fue organizada en Gaza por activistas políticos de Fatah en el enclave —como una muestra de músculo político— con cerca de 200 mil asistentes, fueron asesinados al menos seis civiles y 80 resultaron heridos por la respuesta militar del Hamas, buscando dispersar a los manifestantes.
Por si la división interna no fuera suficiente para los palestinos, en el año 2007, ante el debilitamiento de Fatah en Gaza y la toma completa del poder por parte del Hamas, la República Árabe de Egipto y el Estado de Israel tomaron la decisión de bloquear los accesos a la Franja de Gaza por las fronteras territoriales y accesos marítimos (conforme con el manual de San Remo), dejando habilitados solamente los pasos de Kerem Shalom (Israel) y Rafah (Egipto) para temas humanitarios. De las dos fronteras, la más delicada es la israelí, que tiene poblados cercanos a Gaza, no así Egipto cuya frontera con el enclave es técnicamente muerta ya que se encuentra contigua a la Península del Sinaí.
Las revueltas árabes del 2011(mal llamadas «Primaveras Árabes»), dejaron en evidencia el desastre en el mundo islámico, debilitando las divisiones de poder existentes en las fronteras de los Estados que fueron planteados después del final de los mandatos coloniales heredados del período entreguerras.
Mientras los países árabes exigían, en general, un cambio en sus regímenes, llevando, en algunos casos, a desastres territoriales como el que vive Siria hasta hoy, o el cambio repentino de un autoritario militar en Egipto por un islamista temporal y el retorno a otro personaje autoritario militar, entrando, en el caso egipcio, a una dicotomía de enfrentamiento entre radicales islámicos y nacionalistas laicos, ganando los segundos quienes mantienen el poderío militar hasta hoy.
El caso palestino entra en un proceso similar al egipcio con la diferencia de que los palestinos tienen un poder debilitado por la división que las guerras árabes–israelíes ocasionaron sobre el terreno y que, además, su período de mayor autonomía fue en la década de los 90, después de la Conferencia de Madrid y los Acuerdos de Oslo, pero la falta de efectividad de los procesos posteriores dejaron debilitado el poderío palestino hasta llevarlos a la división política y territorial que viven hasta hoy.
Los palestinos también están bajo la dicotomía laico nacionalista versus el movimiento islamista radical, aunque, en 2011, se planteó en algún momento la posibilidad de una democratización del liderazgo palestino de Hamas y tener un acercamiento con los laicos, lo que finalmente no se dio. Era posible que, de tomar esta decisión, los miembros del ala más radical del Hamas decidieran darle afiliación al grupo islamista Yihad Islámica, y minar aún más el liderazgo con un nuevo enfrentamiento solamente en el enclave de Gaza, por lo que el gobierno islamista desistió de hacer cambios.
Se han intentado procesos de reconciliación sin resultados positivos y esto, conforme con los cambios que han estado ocurriendo en el último período, ha colocado a contrarreloj a los líderes palestinos, considerando que van siendo desplazados de las listas de intereses del mundo árabe y la labor para convocar a la población a elecciones y lograr un gobierno de unidad se hace más compleja. Sin embargo, los cambios pueden ser forzados por el paso del tiempo y es hacia esa evolución que los liderazgos árabes están apuntando y por lo que la agenda de diferentes actores en la actualidad comienza a mover sus fichas y nombrar algunos candidatos.
Esas propuestas quedarán para un siguiente artículo donde, además, se describirá cuál es la situación real actual de Palestina en la dinámica de Oriente Próximo ya que, si bien no es el tema más importante de resolver, es una ficha clave para el ideario del mundo árabe y musulmán de llevar a un término, en primer lugar, por desgaste y, en segundo lugar, porque daría una perspectiva positiva en la imagen de aquellos que logren ponerle algún tipo de fin al conflicto o evolucionarlo de manera menos desastrosa de lo que viven en la actualidad ya que, hasta ahora, entre el conflicto con los israelíes y la falta de una agenda de interés pro palestina real entre los actores importantes, la agenda va más en función de los intereses de los actores y menos enfocados en resolver para los palestinos.
Notas
Ben Menachem, Y. (2020). Whistleblower Exposes Palestinian Authority Corruption. Jerusalem Center for Public Affairs. Junio, 17.
Ibn Khaldoun Center for Development Studies. (2005). Enero, 30.
YNet. (2006). Over 600 Palestinians killed in internal clashes since 2006. Junio, 6.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.