Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush trazó una línea en la arena. “Ahora, cada país de cada región tiene una decisión que tomar”, dijo. “O estáis con nosotros, o con los terroristas”.
Desde entonces, algunas naciones han combatido a nuestro lado y arriesgado vidas. Otras nos han ofrecido apoyo moral. Pero unas cuantas han ayudado e incitado a los terroristas.
Por nuestra parte, hicimos las distinciones pertinentes… hasta que dejamos de hacerlo.
Durante 37 años, bajo Administraciones republicanas y bajo Administraciones demócratas, la República Islámica de Irán ha sido considerada un Estado promotor del terrorismo. Teherán patrocina a Hezbolá en países como el Líbano y Siria, a las milicias chiíes en Irak, a los huzis en el Yemen, a Hamás y a la Yihad Islámica Palestina en Gaza.
¿Y qué pasa con Al Qaeda (AQ)? A principios de los años 90, Hezbolá adiestró a miembros de AQ en el libanés Valle de la Beká. En 1998, en un escrito de acusación emitido por un tribunal norteamericano de distrito se decía que Al Qaeda había “forjado alianzas” con “el Gobierno de Irán y su grupo terrorista asociado Hezbolá al objeto de trabajar juntos contra sus percibidos enemigos comunes en Occidente, particularmente EEUU”.
En 2011, un juez federal de Nueva York dictó que el régimen de Teherán había procurado soporte para los atentados del 11 de Septiembre.
De 2011 a 2016, la Administración Obama insistió, en una serie de declaraciones oficiales, en que Teherán tenía un “acuerdo secreto” con AQ por el que permitía a ésta “canalizar fondos y efectivos” en territorio iraní.
Con el presidente Obama, el Departamento de Estado y el del Tesoro describieron esa red en Irán como el “principal canal facilitador” de AQ e identificaron a su máximo responsable como Yasín al Suri, al que “autoridades iraníes” habrían permitido operar en el país de los persas desde 2005. Este mes, el Departamento de Estado reveló que Al Suri sigue trabajando en Irán.
En una carta escrita por Osama ben Laden encontrada por los navy seals que lo mataron (2011) se leía:
Irán es nuestra principal arteria en punto a financiación, personal y comunicaciones (…) No hay necesidad de luchar contra Irán a menos que os veáis forzados a ello.
En otro documento intervenido en la misma operación, pero no divulgado hasta 2017, se decía que a los agentes de AQ en Irán se les daba “todo lo que necesitaban”, incluso “dinero, armas” y “adiestramiento en campos libaneses de Hezbolá”, a cambio de “ataques contra intereses norteamericanos en Arabia Saudí y el Golfo”.
Hace dos meses se supo que Abdulá Ahmed Abdulá, número dos de AQ y cerebro de los atentados de 1998 contra dos embajadas norteamericanas en África, había estado viviendo tranquilamente en Teherán, donde se le permitía mantener una falsa identidad como profesor libanés de Historia. Se disponía ir a algún sitio en su coche cuando unos asesinos –presumiblemente enviados por Israel– pusieron fin a su carrera.
Lo cual suscita un interrogante: ¿hasta qué punto los gobernantes iraníes están habilitando a AQ? Siendo aún secretario de Estado, Mike Pompeo procuró una respuesta en fechas recientes. Durante cinco años –declaró a los medios en el Club Nacional de Prensa–, los mandatarios iraníes “han procurado refugio y apoyo logístico –documentos de viaje, carnets de identidad, pasaportes– que han facilitado la actividad de Al Qaeda”.
A los líderes de la red terrorista radicados en Irán se les ha permitido asimismo “recaudar fondos, comunicarse libremente con miembros de Al Qaeda en todo el mundo y acometer otras muchas labores que previamente se realizaban desde Afganistán o Pakistán”, dijo Pompeo. Y añadió: “Como resultado de dicha asistencia, Al Qaeda ha centralizado su dirección en Teherán”.
Pompeo nombró a dos líderes de AQ y anunció sanciones contra ellos, y citó a tres miembros de un grupo vinculado a AQ que, dijo, operan en la frontera entre Irán e Irak.
Los medios informaron con displicencia de las declaraciones de Pompeo. Associated Press dijo a sus lectores que eran “muchos en la comunidad de inteligencia” los que encontraban las acusaciones de Pompeo sobre los vínculos entre Teherán y AQ “exageradas, dado el historial de animosidad entre ambos”. En cuanto al New York Times, acusó al entonces secretario de Estado de “demonizar a Irán” para “hacer más difícil cualquier esfuerzo de Biden por resucitar el acuerdo nuclear” con Teherán.
Y, por supuesto, quienes simpatizan con los dirigentes iraníes se indignaron. Yamal Abdi, presidente del Consejo Nacional Irano-Americano (CNIA), aseguró que Pompeo había “filtrado materiales del grupo activista Fundación para la Defensa de las Democracias con el objetivo de sostener la denuncia sobre los lazos de Irán con Al Qaeda”.
Eso es falso. A principios de 2011, unos compañeros de la FDD trabajaron duro a fin de persuadir al Gobierno norteamericano para que desclasificara y divulgara documentos obtenidos en el refugio de Osama ben Laden en Pakistán. Como director de la CIA, Pompeo lo hizo en 2017.
Esos documentos son fundamentales para la comprensión de cómo opera AQ, tanto en Irán como en muchos otros países. Pero, como comenté más arriba, el “acuerdo” de AQ con el régimen iraní fue revelado por la Administración Obama años antes. Por qué el CNIA no quiere que se revele información adicional al respecto es algo que lo dejo a su consideración, estimado lector.
La Administración Obama acabó transfiriendo miles de millones de dólares a los gobernantes iraníes a cambio de que estos prometieran ralentizar su programa nuclear. El dinero lo emplearon en desarrollar misiles que pueden portar armas nucleares, establecer bases militares en Siria, armar a los rebeldes huzis, atacar instalaciones petrolíferas saudíes, etc.
Y aunque los mandatarios iraníes seguían en el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) junto con sus aliados europeos, incumplieron sus obligaciones en repetidas ocasiones, por ejemplo al anunciar recientemente que estaban preparándose para producir metal de uranio, cosa que se comprometieron a no hacer durante 15 años.
Francia, Alemania y el Reino Unido urgieron entonces a los teócratas a que “volvieran sin demora al cumplimiento de sus compromisos con el PAIC”. Una predicción: los gobernantes iraníes se comprometerán a ello si les renta. Pero no van a cumplir sus promesas. Porque no están con nosotros sino con los terroristas, empezando por los que nos atacaron en el 11-S.
© Versión original (en inglés): FDD
© Versión en español: Revista El Medio
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