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| domingo diciembre 22, 2024

Palestinos: lo que significa la educación realmente


Las últimas elecciones parlamentarias palestinas, celebradas el 25 de enero de 2006, resultaron en una victoria para Hamas, el movimiento islamista que controla la Franja de Gaza. Las próximas elecciones parlamentarias están programadas para el 15 de mayo de 2021, aunque el parlamento, conocido como Consejo Legislativo Palestino (PLC), fue elegido por un período de cuatro años.

La victoria de Hamas en 2006 desencadenó una amarga disputa con la facción Fatah del presidente de la Autoridad Palestina (AP) Mahmoud Abbas, que paralizó efectivamente al PLC y creó dos mini-estados separados para los palestinos: uno en Cisjordania y otro en la Franja de Gaza.

Hamas ganó la votación de 2006 principalmente porque sus candidatos se postularon como parte de una lista llamada Bloque de Cambio y Reforma.

El lema de la lista era: «El Islam es la solución; una mano construye, la otra resiste». La lista de Hamas, en su programa electoral, prometió combatir todas las formas de corrupción y «hacer de la ley islámica [sharia] la principal fuente de legislación en Palestina». La lista de Hamas, además, se comprometió a «utilizar todos los métodos, incluida la resistencia armada» contra Israel.

Debido a estas promesas, Hamas ganó 74 de los 132 escaños del PLC. Sus rivales en Fatah recibieron 45 escaños.

El resultado de las elecciones de 2006 mostró que la mayoría de los palestinos apoyaba plenamente el llamado de Hamas para poner fin a la corrupción en la Autoridad Palestina, imponer la ley islámica y, lo más importante, continuar la lucha armada contra Israel.

Hamas justificó su decisión de participar en esa elección argumentando que fue en el contexto del «programa integral del grupo islamista para liberar Palestina».
El mensaje ganador que Hamas envió a los palestinos en ese entonces fue: Nuestra participación en las elecciones no significa que reconozcamos los Acuerdos de Oslo y el derecho de Israel a existir. Este es solo un paso hacia el logro de nuestro objetivo de liberar toda Palestina, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

Hamás no reconoce el derecho de Israel a existir. Boicoteó las primeras elecciones parlamentarias en 1996 con el pretexto de que la votación se estaba llevando a cabo bajo el paraguas de los Acuerdos de Oslo, firmados tres años antes entre la OLP e Israel.

Hamas sigue oponiéndose a los Acuerdos de Oslo porque no cree en ningún proceso de paz con Israel. Después de todo, ¿Cómo puede Hamas aceptar cualquier proceso de paz cuando su estatuto llama abiertamente a la aniquilación de Israel?

El programa político de Fatah también prometió «acabar por completo con todas las formas de corrupción y abuso de poder». Sin embargo, Fatah no prometió lanzar una «resistencia armada» contra Israel ni imponer la ley islámica «como fuente principal de legislación en Palestina».
Los palestinos no compraron el discurso de Fatah sobre el fin de la corrupción: vieron cómo los líderes de Fatah se habían enriquecido después del establecimiento de la Autoridad Palestina en 1994, gracias a los cientos de millones de dólares que se les prodigaron sin una pizca de responsabilidad por parte de EE. UU. Unión Europea y otros donantes occidentales.

Aunque Fatah utilizó una dura retórica antiisraelí en su programa electoral, muchos palestinos prefirieron a Hamas. La razón por la que Fatah, a diferencia de Hamas, no habló sobre la «liberación de toda Palestina» ni prometió lanzar una lucha armada contra Israel es porque sus líderes temían que Estados Unidos y la UE detuvieran la ayuda financiera a los palestinos.

Todo lo que Fatah dijo en ese entonces era que los palestinos «tenían derecho a resistir la ocupación de acuerdo con las convenciones internacionales».
Una vez más, hablar vagamente sobre la «resistencia» antiisraelí no fue suficiente para convencer a la mayoría de los palestinos de que votaran por Fatah. Si Fatah hubiera mencionado específicamente la «resistencia armada» en su programa electoral, habría logrado atraer el apoyo de más votantes.

Otra lista que impugnó las elecciones de 2006 se llamó Third Way. La lista fue encabezada por Salam Fayyad, quien tiene un doctorado en economía de la Universidad de Texas en Austin. La lista de Fayyad ganó sólo el 2,41% de los votos en las elecciones del PLC de 2006. Fayyad se desempeñó como Primer Ministro de la Autoridad Palestina de 2007 a 2013.

¿Por qué la Tercera Vía tuvo poco éxito? A diferencia de la mayoría de los candidatos de las listas de Fatah y Hamas, Fayyad no participó en actividades terroristas contra Israel; principalmente, nunca pasó un día en una prisión israelí. Para muchos palestinos, es más importante graduarse de una prisión israelí que de la Universidad de Texas en Austin.
El programa electoral de Fayyad se centró en la necesidad de «acabar con la anarquía de la seguridad y el caos de las armas, crear fuerzas de seguridad fuertes y profesionales e implementar un plan de reforma» en las instituciones de la Autoridad Palestina.

Fayyad, en otras palabras, prometió desmantelar las bandas armadas y las milicias que deambulan por las calles palestinas y asegurarse de que las fuerzas de seguridad palestinas operen de acuerdo con la ley. Evidentemente, estas promesas no atrajeron a la abrumadora mayoría de los palestinos.

Los palestinos que no votaron por la lista de la Tercera Vía de Fayyad en realidad decían que se oponían al desarme de los grupos armados de Fatah y Hamas.

Si Fayyad elige presentarse a las elecciones parlamentarias del 22 de mayo con el mismo mensaje, es poco probable que reciba muchos más votos de los que obtuvo en 2006. De hecho, es muy posible que reciba menos votos de los que recibió entonces. Cualquier palestino, como Fayyad, que se presente a las elecciones en una plataforma que habla de paz y coexistencia con Israel, perderá.
¿Cómo puede ganar cualquier candidato que se postule con un boleto que promueva la normalización y la paz con Israel en un momento en que los palestinos están siendo radicalizados contra Israel (por sus líderes) a diario? ¿Cómo puede ganar un candidato que no pasó tiempo en una prisión israelí en un momento en que los líderes palestinos glorifican a los prisioneros de seguridad palestinos como «héroes»?

¿Puede algún candidato pararse en el centro de Ramallah, la capital de facto de los palestinos, y hablar sobre promover la paz y la normalización con Israel? Cualquier candidato que lo hiciera tendría suerte si no lo denunciaran como traidor, o algo peor.

La única forma de salir de este pozo negro es a través de la educación. La verdadera educación comienza en casa, no necesariamente en el aula. La verdadera educación comienza con lo que los padres comunican a sus hijos. La verdadera educación comienza con lo que un niño ve y escucha en su entorno familiar. La verdadera educación comienza con lo que los líderes y los medios de comunicación les dicen a los niños.
La incitación diaria contra Israel en los medios de comunicación, las mezquitas y la retórica de los líderes palestinos explica por qué no hay lugar para personas como Fayyad en el discurso político palestino.

Los líderes palestinos deben decirle a su pueblo que Israel tiene derecho a existir. Necesitan decirle a su gente que la paz y la normalización son buenas no solo para Israel, sino también para los palestinos. Necesitan decirle a su gente que la cooperación con Israel es mejor que los boicots.

Llamar a Israel la «Entidad Sionista» o el «Estado de Ocupación» sólo sirve para deslegitimar aún más a Israel y demonizar a los judíos.

Hacer un llamamiento a todas las formas de resistencia contra Israel hace imposible que los defensores de la paz y la no violencia ganen las elecciones palestinas. Las proclamaciones de Fatah y Hamas que piden enjuiciar a los israelíes por «crímenes de guerra» significan que la mayoría de los palestinos votarán por cualquier lista que prometa la guerra, no la paz, con Israel. Los únicos candidatos que pueden ganar una elección son los que incitan a la violencia contra Israel.

En las circunstancias actuales, en las que los sentimientos antiisraelíes son extremadamente altos, uno se pregunta si es una buena idea seguir adelante con el plan de celebrar nuevas elecciones. Lo único seguro es que fortalecerán aún más el campo radical entre los palestinos.

Traducido para Semanariohebreojai.com por Jant Rudman

 
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