En el comienzo de esta semana, Irán suspendió formalmente la implementación del protocolo adicional del Tratado de No Proliferación, el cual le permitía a los inspectores de la agencia de energía atómica inspeccionar lugares, incluso no declarados en los documentos, donde Irán está fabricando las armas nucleares que dice que son para la paz y que si llega a concretarlas serán para iniciar el comienzo del fin del planeta como lo conocemos hoy con pandemia incluida.
El fin de semana Ali Khamenei declaró que Irán puede enriquecer uranio al 60% si así lo desea. Mientras Khamenei cree que con declaraciones fuertes puede presionar a Estados Unidos para volver al terrible acuerdo de 2005 que permitía que Irán mintiera y siguiera avanzando en la carrera nuclear, Estados Unidos tomó esta declaración de Khamenei como un intento de amenaza y el camino de retorno de la Administración Biden al Acuerdo de 2015, algunos observadores creen que podría enlentecerse.
Cualquier enriquecimiento mayor de 20% se aleja de la falsedad de tener dispositivos nucleares para “acciones pacíficas”, prende las alarmas, y la agencia de energía atómica queda atada de manos. El jefe de la misión de observadores de la agencia Rafael Grossi dijo este domingo pasado que Irán le confirmó que los inspectores de la ONU, cada vez tendrán menor acceso, y que si ahora saben mucho menos de lo necesario, desde ahora y con esas medidas quedarán a oscuras. Pero el engaño iraní no empieza con las presiones de esta semana, sino que incluso en 2015, ante todos los firmantes del Acuerdo, incumplieron al minuto de firmar.
En julio de 2019, para no ir muy lejos en fechas, Irán enriquecía uranio al 4.5% en su planta de Natanz aunque el acuerdo autorizara el 3.7%,y por supuesto, el mundo miraba. En setiembre de ese mismo año, el Presidente Rouhani, viendo qué tipo de reacciones tenía frente suyo, reconoció públicamente que no se sentían obligados a cumplir el plan de acción conjunto incluido en el Acuerdo. Allí se supo que la cantidad de agua pesada que usaba Irán en ese momento excedía todos los límites.
En enero de 2020, seguían las violaciones al Acuerdo y se sabía que Irán operaba centrífugas en cantidades que correspondían a la búsqueda de armas nucleares de guerra. Ya en enero de este año 2021, los inspectores revelaron que habían encontrado partículas de uranio en dos sitios a los que Irán bloqueó el acceso. En suma, por un lado la Agencia de Energía Atómica ha sido manipulada y no se angustió mucho, y por otro lado, Europa y en particular Rusia y China saben desde el primer momento que Irán va rumbo a su armamento nuclear y aunque no se conozca qué sucede en las negociaciones casi diarias, se ven los resultados. Otra vez, la llamada comunidad internacional, firma Pactos de Munich. Irán ha tenido tiempo de tomar la temperatura a las potencias y seguir avanzando. Ahora ha comenzado a probar a la Administración Biden. Hay ya un ejemplo que abre interrogantes, por decir lo menos. Hace muy pocos días, milicias apoyadas por Irán hicieron un ataque en Erbil, al norte de Irak, y asesinaron a un ciudadano norteamericano e hirieron a otro. Estados Unidos hizo una protesta verbal ante la prensa. Irán salió indemne.
Si se le levantan las sanciones que impuso Trump y la copia del Pacto de Munich se mantiene, Irán seguirá sintiendo la libertad de avanzar en la carrera nuclear, y la llamada comunidad internacional habrá sido el apoyo a esta dictadura, aunque públicamente se quiera mostrar lo contrario.
Lo que se ve como protección a las dictaduras tiene otro ejemplo aberrante. Hace una semana, Naciones Unidas anunció que Siria conducirá un Comité de Descolonización que se deberá ocupar de enfrentar la dominación, la explotación y otras violaciones a los derechos humanos. Ese mismo día, las mismas Naciones Unidas emitieron un informe público que señala que el régimen sirio de Assad ha cometido crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra, y genocidio. Lo que parece una contradicción y una burla al sentido común, no lo es. Es indudable que Assad ha cometido todo tipo de crímenes y que sigue haciéndolo y con complicidad de potencias que se sientan en el Consejo de Seguridad y que con su derecho a veto, han permitido la masacre siria, que hoy haya más de 6 millones de refugiados deambulando, y que se sumen informes de horrores sin condena alguna, sólo discursos.
Pero la hipocresía de una organización que se auto vota más de tres mil millones de dólares de presupuesto para un año 2021 signado por la caída económica universal provocada por la pandemia, es capaz y ¡vaya si lo es!, de sentar al representante de los asesinos en una mesa en la que se deben tomar decisiones sobre derechos humanos.
¿Por qué puede suceder? Porque el informe que acusa a Siria de genocida no va a tener consecuencias y porque la Comisión de Descolonización no va a hacer nada que alivie las penurias de nadie, ya que es un organismo pronto a gastar dinero para hablar y tomar café. A tal punto que Siria agradeció la nominación de ONU diciendo con total desparpajo: ”Mi país siempre ha apoyado al Comité de Descolonización, así como los esfuerzos por la auto determinación de los pueblos”.
Este lunes pasado, en la inauguración de las sesiones del Consejo de DDHH, el Secretario General de la Organización Antonio Guterres, dijo entre otras cosas: “Avivar el fuego del racismo, el antisemitismo, el fanatismo anti musulmán, la violencia contra algunas comunidades cristianas minoritarias, la homofobia, la xenofobia y la misoginia no es nada nuevo. Simplemente se ha globalizado. Cuando permitimos que una sola persona sea denigrada, sentamos un precedente para que se demonice a todo el mundo. La podredumbre del racismo corroe las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana, a veces de forma invisible e insidiosa.”
De acuerdo Sr. Secretario General. Pero en su Organización no se enfrenta esa podredumbre que usted menciona, dejando que Irán fomente el terrorismo y construya armas nucleares, dándole cargos al genocida de Assad, haciendo que crezca exponencialmente el antisemitismo desde la incitación que provocan resoluciones sin fundamento de su Consejo de DDHH, integrado por dictaduras tan aberrantes como la siria. La realidad de los hechos abofetea sin piedad la retórica aún bien intencionada.
*Eduardo Kohn (Montevideo, 1949) es Doctor de Relaciones Internacionales y. Director de Latinoamérica en B´Nai B´rith.
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