Playa de Nahariya en la costa norte del Mar Mediterráneo en Israel. Foto © Noam Chen
“Un lugar de cuento de hadas es aquel en que logras desconectarte de los problemas del mundo y te regocijas en la belleza y la serenidad del lugar olvidándote de todo lo demás”, definió el fotógrafo israelí Noam Chen.
Este tipos de sitios son los que suele fotografiar usando técnicas especiales que convierten hermosos paisajes en escenas de ensueño con una increíble calidad.
Estas magníficas imágenes existen en Israel, incluso si los turistas aún no han podido venir a disfrutarlas.
Ahora llegó el momento de sentarse y dejar volar la imaginación mientras las fotos de Chen transportan a lugares mágicos. Es un antídoto perfecto para el estrés inducido por pandemia durante todo un año.
El recorrido comienzo con en el norte en la fortaleza de Nimrod en los Altos del Golán.
“Es el fortín más grande de Israel y su magnitud junto a un exuberantemente verde entorno lo hacen sentir como un lugar de cuento de hadas. Se puede usar la imaginación para ver allí a los reyes”, indicó Chen.
Los Altos del Golán y la Galilea están bendecidos con muchos elementos acuáticos como arroyos y cascadas a los que se puede ir y hallar tranquilos y fascinantes rincones “que te transportan a otro lugar”, según expresó el fotógrafo.
Un poco hacia el sureste en camino a la Alta Galilea está el Valle de Hula, que lo tiene todo: campos de flores silvestres, miles de aves migratorias y transparentes lagos repletos de vida salvaje.
“La zona es muy pintoresca y cuando se accede a un mirador de todo el valle debajo del monte Hermón cubierto de nieve, la escena parece sacada de un cuento fantástico”, dijo Chen.
“Cuando llego muy temprano en la mañana durante la temporada de migración, es realmente mágico la mezcla de la niebla matutina y el sonido de los pájaros. Me transforma todo ese ambiente surrealista y hermoso”, describió el artista.
Rosh Hanikra, en la Alta Galilea occidental es un sitio famoso por sus grutas mediterráneas a las que se llega en teleférico.
“Al entrar en las grutas, lo que aparece de inmediato es el color turquesa del agua. Es un ensueño que me hace sentir que estoy entrando en otro mundo. Afuera de las cuevas, los acantilados blancos con vistas al mar son sin duda un escenario de fantasía”, relató el fotógrafo.
Unos 20 minutos al sur de Rosh Hanikra está la ciudad de Nahariya, hermosa población costera de la Galilea occidental donde Chen pasó su infancia.
El bosque de Tal Shahar, en el centro de Israel, es también conocido como el “Bosque de Ciclámenes” debido a las flores silvestres que dominan el paisaje en febrero y marzo.
Sin duda, este es un lugar de cuento de hadas en el que, tal como dijo Chen, “solo falta una princesa en medio del campo”.
Tras haber vivido muchos años en Tel Aviv y EEUU, Chen regresó al norte de Israel durante la pandemia de COVID-19 y recientemente se mudó a Jerusalén.
Su obra ha sido expuesta en todo el mundo y espera hacer su próxima exhibición en la capital de Israel.
Justo al sur de Jerusalén se encuentra la región de Gush Etzion, donde está el Parque Nacional de Herodes (también llamado Herodium).
Allí, en el siglo I a.C., el rey Herodes desafió a las fuerzas de la naturaleza construyendo una de las estructuras más osadas de la antigüedad.
“La historia detrás de esto es lo que hace que este sea un lugar de fantasía. Era un enorme complejo palaciego y Herodes lo eligió su lugar de sepulcro. El paisaje del desierto de Judea a su alrededor lleva todo a otro nivel”, mencionó Chen.
Uno de los lugares turísticos más populares en el sur del desierto de Judea es el Mar Muerto, el sitio más bajo del mundo.
“A pesar de ser un destino turístico popular, el Mar Muerto aún tiene muchas cosas que no todos conocen y que literalmente parecen paisajes extraños”, dijo Chen.
“Realmente, esto parece un mundo diferente. Al amanecer y al atardecer hay cielos muy hermosos”, comentó.
La última locación son los hermosos y rojos campos del Néguev cuando están alfombrados con anémonas.
Chen explicó que no siempre planifica de antemano adónde ir y cuándo ir ni cómo tomar la foto. “Dejo que mis ojos me guíen y cuando veo una escena que puede transmitir algo, elijo hacer clic”, explicó.
Para lograr su efecto característico, el artista combina diferentes exposiciones con las que logra capturar el gran contraste entre luces y sombras en el encuadre.
“El sensor de la cámara no siempre capta lo que ve el ojo. Así, hay que trabajar en él después para acentuar los colores y revivir lo que uno vio y sintió pero lo más importante es mantenerlo real, incluso cuando la imagen se trate de un cuento de hadas”, finalizó.
Para ver el trabajo de Noam Chen, clic aquí.
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