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| viernes noviembre 22, 2024

Cohen, gaón, rav, jajám y maven


En más de una ocasión se explica la función del rabino como un sacerdote, pero no es así, ya que no oficia una liturgia. Esa función le correspondía en épocas bíblicas al cohen, descendiente por línea paterna de Aarón (el hermano de Moisés, a quien se atribuye la responsabilidad de la liturgia en el Sancta Santorum del Templo de Jerusalén). Sin embargo, el Templo hace milenios que ha sido destruido. De hecho, en el hebreo moderno lecahen es un verbo utilizado para describir la responsabilidad o desempeño de una función relevante en la sociedad, por ejemplo como jefe de gobierno o estado, sin vinculación con la religión.

Tras la destrucción del Segundo Templo en el año 70 de la Era Común por las tropas romanas, la estructura litúrgica judía, detalladamente estipulada en la Torá, se tornó imposible de llevar a cabo. El estupor fue tal que propició la expansión de variantes alternativas como el cristianismo, mientras el judaísmo trataba de recomponerse con nuevas estructuras y jerarquías. Para ello se siguieron las pautas que iban marcando los mayores expertos que sobrevivieron a la debacle, especialmente en la diáspora babilónica de los primeros siglos posteriores, los llamados gueoním (plural de gaón, en hebreo sabio, experto) que aportaron sus conocimientos más allá de los escritos sagrados (la llamada Biblia Oral o Torá shebe-al pé) para la construcción de un nuevo corpus escrito, comúnmente conocido como Talmúd. Aunque ya antes, debido a la dispersión diaspórica, se había ido formando una generación de estudiosos (más allá de castas y tribus), los rabinos (en hebreo rav significa abundancia, significando que saben mucho), que aplicaban lo aprendido en las escuelas rabínicas (yeshivot) a través de los textos sagrados y la lectura de sus interpretaciones por los citados sabios.

En el mundo sefardí, a un rabino destacado se le denominaba jajám (en hebreo moderno, inteligente), no sólo por sus conocimientos sino por su capacidad de dar respuestas concretas a los problemas de unas comunidades en constante cambio y evolución. Por cierto, en el hebreo actual hay una expresión coloquial que usa la misma raíz de jajám: jojmológ, que se dice de alguien que quiere “pasarse de listo”, un sabihondo o de sabiduría superficial. Por contraparte, en el mundo ashkenazí se utilizaba el término hebreo mebín (alguien capaz de comprender) en su pronunciación ídish (meibn), hasta el punto que hoy día el idioma inglés estadounidense incorpora a su diccionario el concepto maven, como un experto confiable en un campo en particular, que busca transmitir conocimientos oportunos y relevantes a otros en el campo respectivo: algo así como un rabino en temas profanos. En definitiva: que no es necesario ser un cohen, pero sí algo jajám (sin llegar a gaón, ni siquiera rav) para convertirse en un maven en esto de la inteligencia, el conocimiento y la sabiduría judíos

 
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