En el último tiempo el Centro Simon Wiesenthal ha prestado especial atención a lo que sucede en Chile. Se trata de una organización judía mundial de derechos humanos que investiga el Holocausto y enfrenta el antisemitismo. Su director para América Latina, Ariel Gelblung, explica que el concepto “antisemita” fue creado a fines del siglo XIX por un alemán que se refería específicamente a los judíos.
Gelblung remite a la definición de la Alianza Internacional del Recuerdo del Holocausto que plantea: “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”.
Además, afirma que “el sionismo nosotros lo vamos a definir como el movimiento de liberación nacional del pueblo judío para poder tener una nación judía en su territorio ancestral”.
El debate sobre estos términos surge a partir de las recientes declaraciones del candidato a La Moneda del Partido Comunista Daniel Jadue quien diferencia la comunidad judía del sionismo. Sus dichos -además de otras acciones- hicieron que esta ONG acreditada por las Naciones Unidas, la Unesco y la Organización de Estados Americanos (entre otros) le incluyera en la lista de los 10 mayores antisemitas de 2020.
“El centro trata, a lo largo de todos los años, de generar algún tipo de cambio con la producción de la lista. Ante la posibilidad de que una persona como Daniel Juadue llegue a ser candidato presidencial, había que hacer algo para ponerlo en un sitio de debate. Para nosotros es muy importante llamar la atención sobre quién es este hombre y qué es lo que está proponiendo, sobre todo por el discurso que sostiene y porque cada vez tiene más responsabilidad política”.
–Este año ha sido bastante polémico también, ¿consideraría volver a incluirlo?
-En diciembre lo hablamos. En realidad, todavía tienen que suceder una cantidad de cosas, por ejemplo, la elección. Aquella persona que se está proponiendo a sí mismo como Presidente es porque cree que puede garantizar la paz social en el país, que es la primera obligación que un político debería tener cuando tiene alta responsabilidad. Si en lugar de traer paz social, lo que está tratando es traer odio y discriminación, hay que denunciarlo.
Llegado el momento, si el pueblo le dice que no y rechaza a una persona como esta, no sé si deberíamos incluirlo, porque es importante destacar la acción de la gente para decir “no queremos a alguien que nos traiga ese discurso”. Ahora, si él ganase las elecciones, para nosotros sería muy preocupante, sobre todo si sigue insistiendo sobre esto.
-No le parece exagerada la posición de Jadue en esa lista, considerando que está junto a personas con actividad terrorista.
-A nosotros lo que nos parece preocupante es que una persona se proponga como presidente en una democracia con ese tipo de discurso. Es el mismo discurso que tenía Corbyn y si ese discurso envenenó al partido laborista inglés, esa es la preocupación.
Es coherente que haya habido una condena porque quien debe garantizar la paz social de un país, no puede generar diferenciaciones”.
-El alcalde también ha sido enfático en la diferencia que hay entre ser antisemita y ser antisionista ¿Cuál es realmente la diferencia?
-La gente de su espacio político, por lo general, enarbola la bandera de la autodeterminación de los pueblos. El sionismo nosotros lo vamos a definir como el movimiento de liberación nacional del pueblo judío para poder tener una nación judía en su territorio ancestral. Él dice que es antisionista porque está a favor de la autodeterminación de todos los pueblos de la tierra menos del nuestro, lo cual te demuestra en primer término que ser antisionista es ser antisemita. Ese es el primer punto.
Segundo, aquellos que nos definimos a nosotros mismos como sionistas, es decir, creemos que el pueblo judío tiene derecho a tener un territorio, un estado judío en tierra ancestral no estamos en contra de los derechos del pueblo palestino. O sea, creemos que tienen que existir dos estados coexistiendo en paz y colaborando mutuamente.
La prueba es que esto no es un conflicto árabe-israelí. Los Acuerdos de Abraham, del año pasado, y la nueva normalización con Marruecos han demostrado que no se trata de un conflicto árabe-israelí sino palestino-israelí con dos liderazgos. Uno con la franja de Gaza y otro en Cisjordania con la autoridad Palestina que no tiene ánimos de negociar o llegar a una solución, a una coexistencia.
Soy una de las principales personas que creo que los palestinos tienen derecho a tener su nación, conviviendo en paz con sus vecinos y creo que van a ser los principales beneficiados porque en lugar de tener que destinar tanto dinero en la compra de armas para poder sostener una pelea, todo ese dinero puede volcarse en el bienestar de su propia población. Y, además, poder recibir toda la tecnología y la cooperación que un vecino como Israel, estaría dispuesto a dar.
-¿Entonces, todo judío es sionista?
-No. Hay muchísimos judíos que no están de acuerdo con la existencia de Israel. Te voy a dar dos ejemplos. Uno es que existen grupos ultra ortodoxos que creen que el Estado de Israel debe existir el día que llegue el mesías, pero como el mesías no llegó, haber creado Israel desde un punto de vista laico es una herejía y es por eso que vas a ver mucha gente vestida como ortodoxo con carteles de que ellos están defendiendo los derechos palestinos, en contra de la creación del Estado de Israel. Son un grupo minúsculo, pero que este grupo lo muestra habitualmente.
El segundo grupo es gente que está, generalmente relacionada con la ultra izquierda, porque el comunismo históricamente, a pesar de su origen judío (…), piensan en el fin de las religiones y de todo aquello que sea distinto a ellos. Entonces, la existencia de un estado judío para ellos es una situación con la que no están de acuerdo.
Y, por supuesto, dentro de Israel se va a encontrar un amplio abanico, al ser un Estado democrático.
Lo correcto en el discurso político que a mi me dejaría tranquilo sería: ‘no me gustan los sionistas, tengo problemas con ellos, pero me los tengo que aguantar y tienen derecho a opinar lo que quieran. No voy a sacar una sola ley que apunte a menoscabar sus derechos’”.
-El alcalde Jadue dice que no tiene problemas con los judíos sino con los sionistas ¿Cómo interpreta eso?
-Esto es algo importante que quiero aclarar. Él dice “yo no tengo problemas con los judíos”, y con los judíos que no tiene problema son aquellos que hablan de judaísmo como religión y no que defienden la existencia de un estado. Dice “yo no tengo problema con Israel”, pero de una forma muy vaga y habla de que está en contra de la ocupación. Ahora si para él la ocupación es todo el territorio de Israel, está en contra de la existencia de Israel.
Su discurso es muy complicado. Sostiene “yo no estoy de acuerdo con los sionistas”, pero la comunidad judía de Chile se la refiere como sionistas, con lo cual tiene problemas con la comunidad judía de Chile. Más las leyes que está tratando de pasar. Está generando una situación de hostilidad que se ve en la vida cotidiana.
Este es un conflicto que sucede a muchos kilómetros de América Latina. No sé si habrán sido sus padres o sus abuelos, pero los antepasados que decidieron dejar aquella zona y venir a Chile son personas que no querían un conflicto y poder generar una vida nueva, en un lugar que nos recibió a todos, a mis abuelos, a los de él, a todos, con una hermosa convivencia en la diversidad. Donde los conflictos que están allá lejos se resuelven allá lejos, y aquí, nosotros, independientemente del origen y la posición política que tengamos, podamos convivir en diversidad y en paz.
La gente en Chile no toma consciencia de este problema. No me preocupa a mí que él sea de derecha, de izquierda, de centro, no me importa. La posición política es un tema que ustedes elegirán. Lo que a mi me preocupa es que él tenga tan en la mira a los ciudadanos judíos de Chile, que son tan ciudadanos como él.
“Es importante que una mayoría en el parlamento chileno condene que un candidato a Presidente se manifieste como antisemita”
-En el Congreso se discute una ley que busca quitar la nacionalidad chilena a quienes hagan el servicio militar en el extranjero, después otra de bloqueo comercial. ¿Es para ustedes preocupante?
-Absolutamente preocupante. Son leyes hechas a medida. Primero voy a referirme al tema de la ciudadanía: la preocupación no es por las personas que hayan hecho el servicio militar en otro lugar, sino que apunta sólo a un grupo de la población.
Por otro lado, la que se refiere al tema del boicot, dice de una forma muy vaga, que aplica sobre los territorios que, de acuerdo con las leyes internacionales, se consideren como ocupación. Yo pregunto: ¿Chile va a dejar de negociar con Rusia en estos momentos que está discutiendo Crimea con Ucrania? O solamente lo hizo pensando en el territorio de Israel. O China con determinados sectores de Nepal o del Tíbet o porque acaba de anunciar que va a hacer todas las medidas necesarias para anexar Taiwán. Entonces este tipo de leyes se hacen no pensando en los verdaderos intereses de los chilenos, sobre el comercio chileno o de los ciudadanos chilenos, sino que están viendo qué daño pueden ocasionar a un grupo o a una persona.
Lo que a mi me preocupa es que él tenga tan en la mira a los ciudadanos judíos de Chile, que son tan ciudadanos como él”.
-El alcalde aseguró que va a ser un férreo defensor de una ley de anti discurso de odio. ¿Cómo interpreta esas declaraciones?
-Su discurso está lleno de odio. Es como poner a un zorro a cuidar a la gallina. Lo veo muy complicado. Cuando él dice “tengo problemas con los sionistas”, no es otra cosa que un discurso de odio.
-También dijo que si llegaba a La Moneda iba a tener un trato de respeto con el pueblo judío. ¿Usted lo cree?
-No, no tengo elementos como para creerle, porque para él, el judío es el religioso que no habla de Israel. Y para la gran mayoría del pueblo judío, Israel es el haber podido lograr un viejo anhelo. Un país que fue creado, entre otras cosas, por el consenso de las Naciones Unidas y de acuerdo a todo un trabajo diplomático que se hizo en aquel momento. Es largo hablar del conflicto de allá, pero quiero poner ojo en que el problema con él, no es el conflicto, sino lo que él genera acá. Lo correcto en el discurso político, lo que a mi me dejaría tranquilo sería: ‘no me gustan los sionistas, tengo problemas con ellos, pero me los tengo que aguantar y tienen derecho a opinar lo que quieran. No voy a sacar una sola ley que apunte a menoscabar sus derechos’. Ese es el compromiso que deberemos escuchar.
Aquella persona que se está proponiendo a sí mismo como Presidente es porque cree que puede garantizar la paz social en el país”.
–¿Qué opina del anuario? ¿Espera una condena transversal del sector político a los dichos del anuario?
-Esto sucedió en 1983 y además es como sus compañeros lo describen a él. Esto lo que muestra es que en aquella época él no decía “yo no soy antijudío”, sino que sus propios compañeros lo percibían como un antisemita. Aunque lo haya escrito el director, eso muestra como él era percibido. A mi me preocupa más lo que él dice hoy, sus planes de hoy. Me parece importante que una mayoría en el parlamento chileno condene que un candidato a Presidente se manifieste como antisemita, eso es lo más importante. Me preocupan 47 votos en contra y me preocupan 20 abstenciones. Vuelvo a lo primero que hablamos, es decir, es coherente que haya habido una condena porque quien debe garantizar la paz social de un país, no puede generar diferenciaciones. Y esto no puede tener 20 abstenciones y 47 votos en contra.
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