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| domingo diciembre 22, 2024

Un Gobierno ultradiverso que refleja la sociedad israelí


La diversidad es un valor al alza. Las grandes empresas la promueven en los consejos de administración y en sus plantillas. La mayoría de Gobiernos democráticos la invocan a la hora de elegir sus miembros. Los organismos internacionales apelan a ella como meta deseable en todas las sociedades.

El pasado 13 de junio, un nuevo Gobierno de coalición fue investido por la Knéset en Israel. Desde el momento de su formación, el nuevo Ejecutivo hizo historia por dos razones. Por un lado ponía fin a más de una década de Gobierno ininterrumpido del ya ex primer ministro Benjamín Netanyahu. Y su composición lo hace el Gobierno más diverso de todo el planeta.

El abogado judío estadounidense Alan M. Dershowitz ha escrito sobre este nuevo Ejecutivo:

Desafío a cualquiera a nombrar una democracia parlamentaria que haya tenido un Gobierno de coalición más diverso –en términos raciales, religiosos, étnicos, ideológicos, políticos y de origen nacional– que el actual Gobierno israelí”.

Como recuerda Dershowitz, el Gobierno de Israel tiene personas “de casi todos los colores, desde etíopes negros hasta musulmanes morenos, pasando por sefardíes morenos y rusos pálidos”. Además, “incluye a un judío ortodoxo moderno como primer ministro [Naftalí Bennett], junto con musulmanes fundamentalistas y judíos ateos y agnósticos”. El Gabinete israelí tiene asimismo un ministro gay, nueve mujeres, dos ministros nacidos en África (Etiopía y Marruecos) y tres en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

La novedad más llamativa, por lo que tiene de desafío al discurso israelófobo que acusa al Estado judío de practicar contra los árabes un régimen de apartheid, es la entrada, por primera vez en la historia, de un partido árabe, la Lista Árabe Unida, en la coalición de Gobierno.

Este hito se hizo realidad a los pocos días de que cesara el lanzamiento de cohetes desde Gaza, después de una crisis en la que ciudadanos árabes que probablemente votaron a la Lista Árabe Unida, atacaron sinagogas y a sus vecinos judíos en ciudades israelíes de población mixta.

Que, en este contexto de guerra y violencia interna, las fuerzas mayoritarias en la Knesset acepten la entrada de la Lista en la coalición de Gobierno es una prueba inequívoca de lo innegociable de los derechos civiles en Israel.

Es importante señalar que este Gobierno ultradiverso de Israel no es un ejemplo pedagógico de cómo deberían ser las cosas, sino un reflejo de cómo lo son ya en la sociedad israelí, genuinamente diversa y libérrima en su respeto radical de las diferencias.

Como en su actual Gobierno, en Israel conviven la vanguardia de las minorías sexuales con las formas más estrictas e intensas del tradicionalismo religioso, no solo judío. Inmigrantes de los países más avanzados se mezclan, cooperan y se casan con quienes han llegado a Israel huyendo de la pobreza o la persecución en el tercer mundo.

Pese a décadas de guerra latente y conflictos constantes que ponían en peligro al Estado, cientos de miles de ciudadanos que comparten grupo étnico y religioso con el enemigo gozan de plenos derechos como ciudadanos, y su voto acaba de decidir el nuevo Gobierno.

El mundo no tiene excusa para no verlo.

© ACOM

 
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