Foto CEDOC
En unos pocos días se cumplen 27 años del ataque terrorista que redujo a escombros el edificio de la AMIA en Buenos Aires y que, pese al tiempo transcurrido, lo brutal del crimen, la cantidad de víctimas, así como las pruebas que muestran la autoría intelectual y financiera de la teocracia iraní y su engendro libanés, tal embate continúa sin justicia. De hecho, en este largo lapso, la ilegalidad e indolencia caracterizaron las investigaciones; no obstante, las pesquisas determinaron que los autores intelectuales se encontraban en el seno del propio régimen de los ayatolás y los ejecutores, terroristas del Hezbollah, incluyendo al suicida que estrelló el carro-bomba contra la sede de la institución. Además, se conoce la complicidad de elementos argentinos, pero en este punto, las pruebas fueron convertidas en una enredada maraña que resultó en mayores arbitrariedades.
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