En medio de informes en los que se describe que los talibanes afganos se han apoderado de más de 200 distritos y de casi una decena de capitales de la provincia en Afganistán, existe creciente preocupación entre los grupos liberales en Afganistán y en los países vecinos de que el acuerdo Doha firmado en febrero del año 2020 entre los Estados Unidos y el Emirato Islámico (la organización de los talibanes afganos) es la causa principal del creciente poderío de los talibanes.
En un artículo, el conocido escritor y defensor paquistaní Dr. Syed Akhtar Ali Shah exigió a las Naciones Unidas anular el Acuerdo Doha y evitar que los yihadistas talibanes tomen el poder en Afganistán. El artículo – titulado «Afganistán: ¿se toma en serio el mundo las violaciones de los derechos humanos?» – fue publicado por un diario paquistaní.
El Dr. Syed Akhtar Ali Shah, quien dirige el Foro del Buen Gobierno, señaló que los talibanes están cometiendo «crímenes de guerra» y exigió: «Toda la discusión se reduce a una pregunta principal e importante: ¿Se toma en serio la comunidad internacional las violaciones a los derechos humanos? Para contestar esta pregunta y abordar la condena por parte de los Estados Unidos a los crímenes de los talibanes, el tema debe ser remitido a un tribunal de crímenes de guerra bajo la Corte Penal Internacional (CPI)».
A continuación se puede leer el texto del artículo:
«En este estereotipo de estado defendido por los talibanes, la orden del emir talibán afgano es definitiva; el emir es la autoridad que emite un fatua (decreto religioso) y todos los demás individuos están subordinados a su persona»
«Estados Unidos ha emitido recientemente una extraña declaración sobre la misión en Kabul. Este ha responsabilizado a los talibanes por masacrar a decenas de civiles en Spin Boldak y ha calificado los incidentes de ‘crímenes de guerra’». La declaración de misión por parte de los Estados Unidos confirmó los informes de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC), que fueron publicados el mes pasado (julio, 2021). Se informó de hasta 33 incidentes de asesinatos en la provincia de Kandahar, al sur de Afganistán, luego que insurgentes talibanes tomaran un punto de cruce limite con Pakistán.
«La comisión AIHRC cree que los recientes ataques selectivos son un tipo de advertencia de los talibanes para que todos se alineen a estos. Los ataques tuvieron como objetivo a académicos religiosos, sabios tribales, activistas de la sociedad civil, periodistas y defensores de los derechos humanos. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó los llamados ataques deliberados contra la población civil en Afganistán y también declaró su oposición al restablecimiento del régimen talibán en Afganistán.
«En principio, las preocupaciones y demandas son en serio. Pero es casi ridículo considerar contra quién se hacen estas demandas. La pregunta obvia es: ¿quién controlará a los talibanes? ¿Quién celebrará los juicios por crímenes de guerra? ¿Estados Unidos tomará medidas prácticas para detener las atrocidades, o fue todo esto meras palabrerías?, ¿no se lavó las manos Estados Unidos de este asunto?, ¿vendrá al rescate la comunidad internacional por la población civil que sigue sufriendo violaciones a sus derechos humanos?
«Quienes estén familiarizados con la visión del mundo de los talibanes, en ambos lados de la división, saben muy bien que tienen bien definidos su propia estrategia y modus operandi, independientemente del nombre con el que operan. En la búsqueda de sus objetivos estratégicos, estos siguen cambiando sus tácticas. Pero han sido muy claros acerca de su objetivo final de establecer un emirato islámico encabezado por un Emir-ul-Momineen ‘líder de los creyentes, es decir, el líder afgano talibán mulá Haibatullah Akhundzada. En este prototipo de estado, la orden del emir es definitiva. El emir es la autoridad que emite un fatua (decreto islámico) y todos los demás individuos están subordinados a su persona. Esta forma de gobierno sigue la exclusividad en lugar de la inclusión en los asuntos del estado».
«Los derechos humanos bajo la Declaración Universal de Derechos Humanos son una noción fuera de lugar en un estado basado en los conceptos impuestos por los talibanes»
«Un sistema democrático está fuera de discusión porque apenas existe lugar para la disidencia. Los derechos humanos en virtud de la Declaración Universal de Derechos Humanos son una noción fuera de lugar en un estado basado en los conceptos impuestos por los talibanes. Sus atrocidades y acciones brutales contra civiles no-combatientes son clara demostración del estilo de gobierno que no acepta oposición. La magnitud del terrorismo es ilimitada, ya que ni siquiera los poetas, historiadores y comediantes se libran de ello. El espantoso asesinato de un conocido comediante afgano, conocido popularmente como Khasha Zwan y el brutal asesinato del renombrado poeta e historiador afgano Abdullah Atifi son algunos ejemplos recientes.
«Los derechos humanos solo pueden ser garantizados en un sistema independiente de control y de equilibrio, que no opere bajo la sombra de las armas. Aquellos individuos que portan armas de fuego y controlan las calles, imponen restricciones a la circulación y restringen la libertad de elección son contrarios a los derechos fundamentales. Los talibanes advirtieron recientemente al presidente afgano Ashraf Ghani que su tiempo se había «agotado» y desestimaron sus acusaciones y declaraciones de guerra. Estos están empeñados en capturar el poder político en Afganistán y excluir a cualquiera que amenace su poder.
«En este contexto, si la historia vendría a ser guía para los acontecimientos futuros, es más seguro decir que los talibanes, con escasa consideración por los derechos humanos, nunca estarían de acuerdo en llegar a un terreno común. Ellos continuarán impulsando su exigencia por la destitución de Ghani a fin de crear una brecha dentro del Consejo de Reconciliación de Afganistán. Si es que llega a aparecer tal grieta, envalentonará aún más a los talibanes, con más demandas en la bolsa. Su apetito por las concesiones seguirá creciendo si se los apacigua continuamente con concesiones.
«Toda la discusión se reduce a una pregunta principal e importante: ¿Se toma en serio la comunidad internacional las violaciones a los derechos humanos? Para responder a esta pregunta y abordar la condena de Estados Unidos por los crímenes de los talibanes, el tema debe remitirse a un tribunal de crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional (CPI). La ONU debe imponer restricciones y anular el Acuerdo Doha porque los talibanes no han cumplido con su parte del acuerdo. La comunidad internacional bajo los auspicios de las Naciones Unidas debe tomar medidas punitivas para lograr una paz duradera y proteger los derechos humanos».
Fuente: The Express Tribune (Pakistán), 11 de agosto, 2021.
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