Vista de Nicosia, capital de Chipre
En su libro “The Cyprus Problem- What Everyone Needs to Know”, James Ker-Lindsay reconoce que la atención mediática y política sobre Chipre se ha debido a lo largo de la historia moderna a factores geopolíticos entre los que destacan: tensiones y dinámicas generadas durante la Guerra Fría: la posibilidad de conflicto entre dos países miembros de la OTAN, (Grecia y Turquía) así como el rol de la isla en las aspiraciones griegas y turcas de adhesión a la Unión Europea.
El “problema de Chipre” o “el tema de Chipre” por usar los dos términos más utilizados en la producción académica especializada, tiene una importante dimensión regional e internacional. A pesar de los esfuerzos de organismos como las Naciones Unidas en los cuales participaron, como bien recuerda Ker-Lindsay en su obra, diplomáticos experimentados y curtidos en conflictos internacionales importantes como Richard Holbrooke, el arquitecto de los famosos Acuerdos de Dayton que contribuyeron decisivamente a terminar la sangrienta guerra civil en Bosnia, pero que fracasó en su intento por encontrar una salida satisfactoria al laberinto chipriota.
Otro factor que juega a favor de la visibilización del problema chipriota es que la isla (principalmente la parte sureña) es un destino turístico importante para ciudadanos europeos, israelíes y del mundo árabe del Golfo a lo que se suma un factor no menor: la presencia de comunidades diaspóricas griega y turco chipriotas en países como Estados Unidos, Alemania, Francia, Suecia, Australia, Canadá (por mencionar algunos) que colocan el tema en la agenda mediática, política y académica.
Hay dos preguntas pertinentes y honestas para iniciar la reflexión sobre Chipre: ¿De qué trata el conflicto entre las comunidades griega y turca chipriotas? y ¿La dicotomía griega-turca es la única perspectiva desde la cual reflexionar el tema chipriota? Una respuesta sencilla, aunque insuficiente a todas luces, a la primera pregunta nos indicaría que es un enfrentamiento entre dos grupos étnico/religiosos por el control y la soberanía de la isla. A esa respuesta se puede agregar que, como resultado de esa búsqueda por control y soberanía, se han ido construyendo dos visiones y narrativas de los hechos históricos diametralmente opuestas (como en varios de los conflictos que aún sacuden al Medio Oriente y Cáucaso). La búsqueda de la respuesta a la segunda pregunta apunta a las otras comunidades que conforman la isla y que si bien son minoritarias trascienden la dicotomía griega/turca e invitan a pensar alternativas de solución más allá de las diferencias étnicas y religiosas.
Breve historia de Chipre
Isla ubicada en el Mediterráneo oriental en la encrucijada marítima entre África, Europa y Asia, Chipre experimentó la inmigración de colonos griegos a inicios del 1200 AC lo que llevó a la fundación de varias ciudades a lo largo del territorio insular. Actualmente Chipre cuenta con una población total de 1,175,000 de habitantes de la cual 78% son griegos, 18% turcos y un 4% definido como “europeos no griegos” que comprenden a las comunidades armenia, maronita y latina así como a pequeños grupos de gitanos y judíos.
Chipre ha sido dominada por diferentes potencias regionales como lo demuestra su periodo asirio, egipcio, aqueménida, romano, bizantino y otomano. Uno de los hitos centrales que se suma a la ya descrita llegada de los colonos griegos es la introducción del cristianismo a la isla durante el período romano. El Apóstol Pablo, junto a al apóstol Bernabé, él mismo un judío nativo chipriota, predicaron en la isla hacia el año 45 DC logrando la conversión tanto de los representantes romanos como de la población en general. Con la división del Imperio Romano en el 395 DC, Chipre continuó siendo parte del mundo cristiano oriental como parte de la Diócesis de Antioquía, aunque la iglesia cristiana de Chipre es autocéfala.
El año 688 señala un punto de inflexión en la historia de Chipre pues en ese año el Emperador Justiniano II firmó un acuerdo con el Califa Abd al Malik por el cual la isla quedaba exenta de las incursiones arabo-musulmanas lo que permitió un largo periodo de 300 años durante los cuales Chipre logró una convivencia armónica entre el Imperio Bizantino y Califato árabe musulmán.
En 1185, Isaac Comnenus, gobernador bizantino de Chipre, se rebeló y autoproclamó Emperador de la isla hasta que los cruzados ingleses al mando del Rey Ricardo I “Corazón de león” establecerían su control del enclave vital para las pulsiones reconquistadoras de la “tierra santa”.
Genoveses y venecianos voltearían sus ojos e interés a Chipre como parte de su explosión comercial mediterránea y así Chipre pasaría de ser un bastión de resistencia contra las fuerzas musulmanas al objeto de las disputas europeas por el control del Mediterráneo oriental. La casa real chipriota cedió a esas presiones y entregó Chipre a la República de Venecia que dominaría la isla por ocho décadas hasta su captura en manos otomanas.
Los otomanos experimentaron un impulso expansionista potente durante el siglo XV y XVI, prueba de ello fueron las conquistas de Egipto en 1517 y Rodas en 1522 lo que dejaba a Chipre a merced de las tensiones en el Mediterráneo entre otomanos y venecianos, aunque el enfrentamiento armado directo se pospuso por varios años al ser los venecianos buenos pagadores de tributos a las arcas otomanas.
La conquista otomana de Chipre
La conquista otomana de Chipre abrió el proceso que llevó a la llegada de los primeros miembros de la comunidad turca de la isla, base de la actual comunidad turcochipriota y durante los siglos posteriores el número de ellos se incrementó no sólo por los turcos que arribaban del imperio sino también por los grecochipriotas que se convirtieron al islam en la búsqueda de mayor movilidad social y los beneficios impositivos que esa conversión implicaba.
Chipre se mantendría bajo control otomano hasta el año 1878 cuando Gran Bretaña ocuparía la isla, aunque se mantendría nominalmente dentro del Imperio Otomano hasta el 1914, año en el cual los británicos se anexarían la isla dando fin a un periodo otomano de más de 300 años. El estatus de Chipre cambiaría en 1925 al ser declarada oficialmente colonia británica.
La comunidad grecochipriota iniciaría la Guerra de Independencia en 1955 teniendo en el arzobispo Makarios al líder más destacado y quien buscaba lograr la Enosis, unión de Chipre con Grecia. Makarios sería deportado en 1956 pero regresaría a la isla tres años después para ocupar el cargo de presidente del Chipre independiente.
Periodo independiente
En 1960 se registran tres eventos centrales para entender al Chipre contemporáneo, por un lado, se formaliza la independencia de Chipre al llegar a un acuerdo las comunidades griega y turca, dominantes en la isla, para redactar una Constitución. El segundo evento fue la firma del “Tratado de Garantías” por el cual se otorgaba a Turquía, Grecia y Gran Bretaña el derecho de intervenir en la isla si sus intereses se veían afectados, reconociendo además la soberanía británica sobre dos bases militares que, aún hoy, se mantienen en Chipre.
El otro evento destacado de ese 1960 fue el referéndum implementado para que las tres minorías reconocidas en Chipre, armenios, maronitas y latinos (católicos romanos) eligieran a cuál comunidad oficial pertenecer, a la grecochipriota o a la turcochipriota. No es sorprendente saber que las tres comunidades prefirieron pertenecer a la comunidad grecochipriota al ser parte del mundo cristiano.
Sossie Kasbarian señala que las comunidades armenia, maronita y latina de Chipre “representan otra forma de ser chipriota” más allá de la dicotomía griega/turca establecida por las dos comunidades dominantes. Tanto los armenios como maronitas y latinos se mantienen al margen de la disputa por la propiedad y soberanía de la tierra, pero también presentan el caso de comunidades minoritarias con raíces antiguas y profundas en Chipre.
Las dinámicas de integración y organización chipriotas se verían gravemente afectados cuando en 1963 el presidente Makarios propuso cambios constitucionales que alteraban el balance de poder entre las comunidades lo que desató violencia intercomunitaria y el retiro de la comunidad turco chipriota del acuerdo constitucional. El establecimiento de una “Línea Verde” como demarcación del cese al fuego cerraría este año fatídico en la historia chipriota.
Las Naciones Unidas enviaron en 1964 una fuerza de paz a Chipre y se iniciaría el proceso por el cual los turco chipriotas se concentraron en la parte norte de la isla para defenderla de la agresión grecochipriota. Por una década, el conflicto intercomunitario hundiría a la isla en la violencia hasta que en 1974 se registraría un cambio paradigmático en el conflicto cuando la Junta Militar Griega apoyaría un golpe de Estado contra el presidente Makarios y amenazaría con anexarse la isla. Ante esto, y basándose en el Tratado de Garantías descrito anteriormente, Turquía mandaría tropas a desembarcar en el norte de la isla para defender a la población turco chipriota, lo que ocasionó que los grecochipriotas residentes en la parte norte del país huyeron hacia el sur. Más de 165 mil grecochipriotas fueron expulsados de sus hogares en el norte y casi 50 mil turco chipriotas abandonaron sus casas y pertenencias en el sur.
El intento de intervención griega fallaría, pero a partir de ese momento Turquía ocuparía una tercera parte de la isla e inhibiría cualquier propuesta de reunificación e incluso negándose a cumplir la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que llama a su retiro absoluto de la isla. En 1975 se daría otro paso al alejamiento de una reunificación al establecerse una administración separada para el norte de la isla con Rauf Denktash como presidente y la formalización del intercambio de población entre el norte y el sur.
Los 80 y 90: Entre la Unión Europea y Turquía
El inicio de la década de los ochenta vería intentos de negociación patrocinadas por la ONU que serían suspendidos por Denktash quien daría paso a la declaración de independencia de la República Turca del Norte de Chipre en 1983, independencia que sólo Turquía reconoce hasta nuestros días y que llevaría al problema de Chipre a un nuevo paradigma en el que se acentúa el alejamiento y separación de ambas comunidades (incluidas sus minorías no griegas ni turcas) así como a una dinámica europea para el Chipre del sur y una gradual dependencia de la República turcochipriota hacia Turquía.
Un ejemplo de lo anterior es que en 1994 la Corte de Justicia de la Unión Europea publicó una lista de bienes y productos chipriotas provenientes del norte de la isla que no se incluirían en el Acuerdo de Exportación Chipre-EU lo que implicaba un boicot a dichos productos al estar bajo ocupación turca. Si en 1998 la UE declaró a Chipre como un miembro potencial a la adhesión la pregunta era ¿qué pasaría con el norte de la isla ante una eventual adhesión al bloque europeo?
La respuesta se daría en las negociaciones de enero de 2002 bajo amparo de Naciones Unidas entre los grecochipriotas y los turcochipriotas que desembocaron en el Plan de Paz de Kofi Annan, en ese momento secretario general de dicha organización, que proponía una federación con dos partes constitutivas y con una presidencia rotativa entre ambas comunidades.
Hay que hacer énfasis en que durante la década de los noventa del siglo XX explotaron muchos casos de violencia intercomunitaria que marcarían profundamente la memoria colectiva grecochipriota como lo demuestra el caso de Tassos Isaac, un manifestante grecochipriota, quien fue asesinado en la zona de contención de Naciones Unidas en 1996.
La historia de Anastasios (Tassos) Isaac es un símbolo de la historia moderna de Chipre. La familia Isaac fue forzada a dejar sus tierras en 1974 como resultado de la invasión turca de la isla. En ese momento Tassos, de apenas dos años, se convertiría en uno más de los cientos de grecochipriotas expulsados de sus hogares por el ejército turco que encontraron refugio en el sur del país.
En agosto de 1996 se cumplían 22 años de la división de Chipre y se llevaron a cabo varias manifestaciones y eventos tanto en la isla como en otros países. Entre los eventos destacaba un rally de bicicletas y motocicletas que reunió a más de 200 personas que partieron de Berlín, la última ciudad europea que había estado dividida, con destino a Kyrenia, ciudad costera del norte de Chipre que históricamente había estado poblada por grecochipriotas pero que desde la invasión turca de la isla de 1974 sólo estaba habitada por turcochipriotas.
La caravana de ciclistas y motociclistas partió de Berlín el 2 de agosto planeando arribar a Kyrenia el día 11, momento en el que se les unirían ciclistas chipriotas. Al conocer la planeación del rally Berlin-Kyrenia, miembros de los Lobos Grises, organización ultranacionalista turca con presencia en ciudades europeas, comenzaron a transportar personas de la organización al norte de Chipre con financiamiento y logística del gobierno turco para enfrentar a los ciclistas chipriotas y europeos.
Al conocer la situación, potencialmente explosiva, políticos europeos e incluso el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Boutros Boutros-Ghali, presionaron a los organizadores del rally para que cancelaran los eventos del 11 de agosto en el norte de Chipre. Si bien los organizadores oficialmente cancelaron el evento, muchos ciclistas y otros manifestantes chipriotas decidieron hacer el rally en la isla independientemente.
Siendo un joven de 24 años, Tassos Isaac se unió al rally en Deryneia, muy cerca de la ciudad de Famagusta, ingresando en la zona de seguridad de Naciones Unidas en donde, ante la indolencia e indiferencia de las tropas ONU ahí presentes, comenzaron los enfrentamientos entre los ciclistas y los Lobos Grises.
En algún momento de la refriega, Isaac quedó atorado en el alambre de púas instalado por el ejército turco a manera de separación, y fue dejado atrás por sus compañeros de protesta. En cuestión de minutos un grupo de Lobos Grises y turcochipriotas rodeó a Isaac y comenzó a golpearlo por más de veinte minutos ante la mirada cómplice de las tropas de Naciones Unidas. Para cuando sus compañeros se percataron de la situación y volvieron a rescatar a Isaac ya era muy tarde, el muchacho había sido asesinado a golpes. Un video recuperado tiempo después mostraba el cobarde ataque y la indiferencia de las fuerzas de “mantenimiento” de paz de la ONU.
El 1 de agosto de 1996 se llevó a cabo el funeral de Tassos Isaac al cual acudieron miles de personas. Posterior al funeral se llevaron a cabo protestas ante la ocupación turca de la isla y la complicidad de la ONU en la muerte de Isaac. Durante las protestas, Solomos Solomou, primo de Isaac fue también asesinado de un disparo de un francotirador turco que lo vio subir a un asta bandera para quitar una bandera turca. Solomou era originario de Famagusta, ciudad que cayó bajo el control del ejército turco como resultado de la invasión turca de 1974 y de la cual fueron expulsados violentamente todos los habitantes grecochipriotas.
En noviembre de 1996 se emitieron órdenes de aprensión contra Hasim Yilmaz, un colono turco y ex miembro del servicio secreto turco, Polat Fikret Koreli, turcochipriota de Famagusta, Erhan Arikli y Mehmet Mustafa Arslan, líderes de los Lobos Grises en el norte de Chipre, por el asesinato de Isaac.
Todos los días 11 de agosto son momentos de conmemoración no sólo del asesinato de Tassos Isaac y Solomos Solomou sino de la división y ocupación de Chipre.
Mientras la violencia marcaba la cotidianidad de la isla las negociaciones de adhesión a la Unión Europea continuaban. En la Cumbre de la UE de Copenhague de diciembre 2002 se invitó formalmente a Chipre a unirse al bloque europeo en un periodo de dos años dependiendo de la aceptación del plan de paz de Naciones Unidas. Mientras no se logre una reunificación en la isla sólo la parte grecochipriota tendrá la membresía de la UE.
El atractivo de ser parte de la Unión Europea y las dificultades económicas que experimentaba la población del norte de Chipre llevaron a que a inicios del siglo XX se registraran iniciativas civiles de reconciliación como la que se llevó a cabo en abril de 2003 cuando por primera vez en 30 años, civiles de ambos lados de la isla cruzaron la Línea Verde para encontrarse unos con otros lo que levantó esperanzas de lograr salir del enredo político. Sin embargo, en abril de 2004 se registró un rechazo masivo por parte de la población del sur de la isla para una aceptación del Plan de Reunificación lo que llevó a que en mayo de 2004 Chipre se adhiriera formalmente a la Unión Europea aplicando la adhesión sólo a la parte del sur.
Actualmente en Chipre tenemos una situación compleja y que no parece que mejorará a corto plazo pues si bien ha habido pláticas de paz entre las partes (julio 2006) y nuevas iniciativas civiles como lo fue la destrucción de las barreras que dividían la ciudad vieja de Nicosia en marzo de 2007 en realidad la influencia de la Turquía de Erdogan para imposibilitar cualquier reunificación e incluso forzar a una mayor separación se ha ido incrementando en paralelo con el actual expansionismo turco en Medio Oriente, Mediterráneo y Cáucaso.
En búsqueda de la identidad chipriota
Como apuntábamos al inicio de esta reflexión ¿es posible pensar en una identidad chipriota más allá de las diferencias étnicas y religiosas de las dos comunidades dominantes e incluyendo en la misma a las tres minorías oficiales de la isla?
Para intentar esbozar una respuesta a esta pregunta hay que iniciar reconociendo que tanto la comunidad grecochipriota como la turcochipriota experimentan complejos procesos identitarios en los cuales influyen e intervienen Grecia y Turquía y que han resultado en que ambas comunidades demuestran una diversidad identitaria.
Como menciona James Ker-Lindsay en la obra ya mencionada, las opiniones al interior de la comunidad grecochipriota en cuestiones de identidad están divididas pues mientras hay sectores que se definen únicamente como griegos sin énfasis en su identidad chipriota (se sienten tan griegos como aquellos que viven en Grecia) también es cierto que hay porcentajes importantes que se definen principalmente como chipriotas sin énfasis alguno en su identidad griega e incluso negándola. La gran mayoría de los grecochipriotas se ubican entre ambas posiciones aceptando su herencia cultural e histórica griega, pero desmarcándose y distinguiéndose de los griegos de Grecia, dinámica que se ve apoyada por la existencia de un dialecto propio, aunque muchos grecochipriotas estudian en universidades de Grecia, apoyan a los equipos y a la selección nacional de futbol, ven espectáculos de televisión griegos y escuchan música de ese país.
Ker-Lindsay, que define como una “relación ambigua” la existente entre Grecia y Chipre y entre griegos y grecochipriotas, observa una dinámica similar en el norte de la isla. Si bien es cierto que la presencia turca en la isla es mucho más reciente que la griega también es cierto que data de más de 450 años por lo que estamos hablando de una comunidad profundamente arraigada a Chipre y no una población invasora o colonial. Los turcochipriotas consideran a Chipre como su país y homeland con la misma intensidad y legitimidad que sus vecinos grecochipriotas, aunque es innegable que la influencia de Turquía en el norte de la isla genera complicaciones en los procesos identitarios de los turcochipriotas.
Mientras algunos se definen como turcos viviendo en Chipre otros se definen como chipriotas turco hablantes mientras la mayoría se mueve en esa zona gris en la cual ambos polos identitarios convergen. Un factor que complica la identidad de los turcochipriotas fue la llegada de colonos provenientes de Turquía a partir de 1974 y que han adquirido la ciudadanía de la República Turca del Norte de Chipre (hay otros que son meramente trabajadores temporales). De manera similar al caso grecochipriota, muchos turcochipriotas estudian en universidades de Turquía y mantienen vínculos comerciales con Turquía. A lo anterior se suma un proceso de emigración hacia Europa y Estados Unidos de jóvenes de ambas comunidades chipriotas.
Mientras los turcochipriotas acusan que Grecia ejerce un control sobre los grecochipriotas éstos últimos replican la acusación asegurando que Turquía influye fuertemente en la República Turca del Norte de Chipre e impide cualquier acercamiento.
En realidad, Grecia tiene muy poca influencia en el Chipre griego mientras Turquía, debido al aislamiento internacional de la República Turca del Norte de Chipre, ha ampliado su injerencia económica y política en los asuntos internos de los turcochipriotas, no olvidemos que hay más de 30 mil tropas turcas desplegadas en el norte de la isla y los líderes turcos, incluido Erdogan, han presionado y condicionado el devenir político del norte chipriota.
Los “otros” chipriotas
Si bien se suele hablar de Chipre en términos de griegos y turcos en realidad hay otras comunidades residentes en la isla y que cuentan con una historia antigua y profunda en la isla y cuya marginación en la reflexión sobre las dinámicas políticas e identitarias chipriotas reflejan que la dicotomía greco/turca ha sido tan asimilada e interiorizada en los ámbitos político y académico que limita la reflexión sobre una solución al problema chipriota e incluso sobre lo que se chipriota significa para los habitantes del país.
Hay tres comunidades minoritarias reconocidas oficialmente en Chipre: armenios, latinos y maronitas, también hay una pequeña comunidad gitana y algunos judíos que no gozan de reconocimiento oficial como minorías. Estos grupos constituyen un 5% del total de la población del país, aunque es difícil precisar su número porque no hay un censo confiable en Chipre.
Como ya se señaló anteriormente las tres comunidades son parte del Chipre griego desde el referéndum de 1960 y legalmente son definidas como “minorías religiosas” y no “comunidades” lo que implica el reconocimiento de su identidad chipriota. Cada una de estas minorías religiosas envía al Parlamento chipriota (Casa de Representantes) a un miembro electo por ellas para que vote en aquellas leyes que las pudieran afectar directamente.
Minorías en Chipre
El caso de los armenios de Chipre es significativo pues si bien hay sólo 4,500 armenios en el país la comunidad armenia de la isla hunde sus raíces al siglo VI y se vio reforzada cuando, en 1393, murió el rey Leo VI, último monarca latino del Reino de Armenia (Cilicia) y la corona pasó a su primo Jaime I de Lusignan quien regía en ese momento Chipre por lo que se convertiría en rey de Armenia, Chipre y gobernador de Jerusalén. Los armenios chipriotas de hoy son herederos de una historia larga y ligada a la isla pero también a la historia armenia, incluido el genocidio sufrido por los armenios en 1915 en ese sentido se entiende la resolución de Chipre de calificar como delito la negación del genocidio armenios promulgada en 2015 y que causó críticas feroces por parte de Turquía y la República Turca del Norte de Chipre. Los armenios chipriotas continúan manteniendo una vida comunitaria y cultural intensa en la cual clubes y escuelas juegan un rol muy importante.
Descendientes de los cristianos llegados a Chipre desde Líbano y Siria durante el siglo VII y VIII EC, los maronitas chipriotas suman actualmente apenas 6 mil personas. Comunidad en franca decadencia desde hace cinco décadas debido a los conflictos interétnicos entre griegos y turcos, los maronitas de Chipre han recibido muy poca atención mediática y académica.
El pueblo de Kormakitis, que junto a Agia Marina, Karpaseia y Asomatos, conformaba los cuatro pueblos habitados mayoritariamente por maronitas en la isla. Kormakitis, alguna vez hogar de más de 2 mil maronitas chipriotas, es hoy un pueblo fantasma ubicado en la República Turca del Norte de Chipre con una exigua población de 200 personas, recuerdos vivientes no sólo de la historia maronita sino de la violencia que ha azotado Chipre en su periodo moderno y que ha afectado gravemente a sus grupos minoritarios.
La invasión turca de 1974 en el norte de la isla colocó a los maronitas en medio de una disputa étnica que tendría efectos negativos en su comunidad cuando los cuatro pueblos anteriormente mencionados y en donde se concentraba prácticamente toda la comunidad maronita del país, fueron tomados por el ejército turco lo que provocó la huida de los maronitas hacia el sur de la isla en búsqueda de protección por parte de los grecochipriotas. Reasentados en el sector griego de Nicosia, Larnaca y Limassol, los maronitas aún mantienen vínculos identitarios con aquellos pueblos del norte de la isla de los cuales fueron expulsados.
Actualmente la población maronita de Chipre sufre dos procesos que presagian su desaparición: por un lado, los maronitas se encuentran desperdigados en varios pueblos y villas del sur de la isla y sus jóvenes han emigrado en su mayor parte buscando un mejor futuro en Europa o Estados Unidos dejando a los ancianos en Chipre.
Otra triste consecuencia de este proceso de extinción de la comunidad maronita de Chipre es la desaparición gradual del idioma sanna, propio de los maronitas chipriotas y también conocido como árabe chipriota. Mary Ann Walter profesora de la Middle East Technical University, campus Norte de Chipre señala que el sanna enfrenta grave peligro de extinción debido a la falta de espacios educativos en los cuales se enseñe este idioma y también a la preferencia de las nuevas generaciones de maronitas chipriotas de hablar turco o griego en detrimento del sanna.
El portal de internet del Patriarcado Latino de Jerusalén publicó el 13 de agosto de 2020 una noticia sobre la inauguración en Limassol la exhibición “los latinos de Chipre” la cual mostró durante dos meses la historia de la presencia latina en la isla que data del año 1192.
Las relaciones de los latinos con Chipre anteceden a la migración de los mismos a la isla pues en 1126 comerciantes genoveses y venecianos pusieron en contacto a la comunidad latina con Chipre. El año 1192 marcaría el inicio de la comunidad latina chipriota cuando migrantes católicos llegaron a Chipre invitados por el rey franco de Jerusalén. Los latinos llegaron a representar el 20% de la población total de Chipre del siglo XII al XV. La llegada de los otomanos a la isla provocaría el exilio de muchos latinos y la disolución de la iglesia aunque quedaron algunos franciscanos que continuaron con los ritos religiosos latinos. Igual que maronitas y armenios, los latinos de Chipre sufrieron la violencia intercomunitaria greco-turca y de manera similar a las otras dos comunidades religiosas minoritarias de Chipre, la comunidad latina sufre un proceso de envejecimiento y migración a Europa de sus jóvenes.
Las tres minorías religiosas desafían los estereotipos sobre la identidad chipriota ya que trascienden la dicotomía griega/turca y también a los discursos nacionalistas generados por los representantes de ambas comunidades dominantes al encontrarse con “otra forma de ser chipriota” de la que habla Sossie Kasbarian pues los miembros de las tres minorías si bien no reclaman la propiedad y posesión de la tierra sí cuentan con vínculos históricos poderosos con la isla, son comunidades nativas y consideran a Chipre como su hogar aunque mantienen relaciones potentes con otros espacios a los cuales pueden llegar a considerar su Homeland tradicional y mantener fuertes vínculos hacia ellos pero desde un sentido de pertenencia a Chipre y no como grupos diaspóricos marginados.
El problema de Chipre se mantiene aún irresoluble bajo el paradigma de dos Estados, uno griego y otro turco, en los cuales la identidad étnica prima en la definición del Estado. La existencia de las minorías armenia, latina y maronita, mismas que cuentan con una larga historia en la isla y profundas conexiones identitarias y culturales con la misma nos invita a pensar a Chipre y la identidad chipriota bajo otros paradigmas más tolerantes a las diferencias étnicas y religiosas y más abierto a la construcción de un Estado neutral a dichas diferencias.
Gracias a nuestros amigos y colegas de Orientemedio.news
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