Silenciados. Foto Unsplash
Acaba de terminar la penosa evacuación de militares y civiles nortaeamericanos en Afganistan, pero algunas cosas han quedado claras.
Los talibanes volvieron sin tirar un tiro para recuperar el poder y no son mas moderados.
Que el concepto islamista radical carece de sentido en Oriente. Siempre encontraremos uno más radical y el anterior también será radical.
Que Occidente no supo y aun no sabe lidiar con el Islam y que el Nation Building es y fue un fracaso desde el inicio.. Huntington y bla bla bla, ya todos imaginan de lo que estoy hablando.
Que el silencio o el bochinche del progresismo occidental no se guían por principios sino por apoyos y rechazos según la ideología de quien se hable.
Todo esto y mucho mas es solo un capitulo de lo que en la última década –en forma cruda- es la conducta de las sociedades políticas y civiles en relación a diversos acontecimientos con trascendencia internacional.
El aumento del antisemitismo en el mundo no produjo una reacción contraria en defensa de la libertad y la tolerancia.
La izquierda autoproclamada progresista solo se expresó sobre el Holocausto y el antisemitismo nazi, y calló sobre el propio o el islámico.
El antisemitismo de derecha radical (de esa que en Uruguay, esta enquistada en grupos muy pequeños pero activos) se manifesto contra la izquierda. El discurso antisemita en este caso fue recogido por los grupos antivacunas con constantes referencias veladas y no tan veladas a las teorías de Los Protocolos de los Sabios de Sion (que paradójicamente es de origen ruso).
Carteles y simbolos (la estrella de David amarilla nazi) los vimos por la TV, aca en Uruguay y en muchas otras partes.
La gente que se guía por principios –cada vez menos- no relaciona las agresiones a los judíos en función de quien las perpetra. Esa gente es la que entiende que el antisemitismo NO es un problema de los judíos, es el síntoma de una sociedad que ha perdido valores. La famosa metáfora del canario en la mina.
¿Acaso piensan que un mundo sin judíos, sería un mundo ideal? No lo será.
En Occidente, quienes aun creemos que NO todo es lo mismo, y que NO todo es respetable, sabemos que los principios de libertad, tolerancia y respeto, no son de izquierda o derecha, ya que esos principios están por encima de las ideologías.
Y que estar consustanciado con esos mismos principios de la Revolución Francesa o Norteamericana, no implica desdecirse de lo que uno crea en otros aspectos de la vida.
Pero hay límites. Defender terroristas es un límite. Defender dictaduras (del pelo o color que sean) es un límite.
Callar violaciones de los DDHH, en general y en especial cuando el agredido es Israel y el agresor es Irán o Hamas por ejemplo, es un límite.
Defender a regímenes totalitarios como China, Iran, Cuba, Venezuela, Afganistan o la mayoría de los que integran el Consejo de DDHH de la ONU, es un límite.
Tratar con ellos temas comerciales o de otra índole, no implica cerrar los ojos. Y en el caso de China , las consecuencias en el comercio exterior se sienten. Sino, pregúntenle a Australia o Paraguay.
Algunos Estados podrán o tendrán que callar, pero los individuos no tenemos por qué hacerlo.
Poner límites no nos hace menos demócratas, sino lo contrario. Nos hace establecer que no estamos dispuestos a salirnos de las reglas que nos hemos fijado como Estados. A no ser tolerante con el que no lo es. (dixit Popper).
El progresismo pretendió dividir el mundo entre los afines a ellos y el resto, y en función de ello, repartir halagos y condenas.
Dado el proverbial antiamericanismo y la relatividad moral que éstos suelen profesar, Israel cayó del lado de los países sometidos a condenas automáticas (afiliados a la teoría del Pequeño Satan). Y todos los países con agenda (para la tribuna) antinorteamericana fueron elogiados o sus “errores” olvidados o perdonados.
Buena parte de la prensa internacional suele acompañar este movimiento. Sin ir más lejos, es proverbial el antisemitismo del New York Times (googlear Bari Weiss por favor), la BBC, The Guardian, y El Pais de España. Noticias pre digeridas, fuentes más que dudosas, cuando no la franca y burda mentira. Hay sobrados ejemplos de desmentidos. Honest Reporting o Camera.org lo explicarán mucho mejor que yo.
De ahí para abajo, infinidad de medios, dedicados a desinformar, tergiversar y mentir.
La verdad hoy es el fruto de la síntesis de innumerables fuentes de información. Conocer los hechos es hoy es más difícil que hace 50 años.
Es difícil juzgar los dichos, pero mucho más , juzgar los silencios. Y hoy, los silencios dicen mucho más que las palabras.
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