El Exodus es el barco de inmigrantes no autorizados más famoso en la historia sionista. Su nombre en hebreo fue Ietziat Eiropa («Éxodo de Europa»), pero resulta que también había a bordo unos 50 jóvenes inmigrantes del norte de África, cuya historia casi no se cuenta.
Shlomo Buskila, de 92 años, nacido en Casablanca, es uno de esos chicos. «Hasta los 17 años viví con mi familia. Después, junto a otros seis o siete amigos, fuimos en barco hasta Marsella en Francia, donde nos uniríamos a un grupo sionista para prepararnos para emigrar a Israel y sumarnos a un kibutz”, recuerda Buskila.
“Fuimos a la ciudad de Toulouse, atravesamos el período de preparación y en julio de 1947 la Agencia Judía nos informó que iríamos en un barco de inmigrantes no autorizados. Fuimos a la ciudad de Sète, en el sur de Francia, y abordamos un enorme barco junto a 4.500 personas», repasa.
«Recién en el barco nos dimos cuenta de que la mayoría de los inmigrantes eran sobrevivientes del Holocausto»
Shlomo Buskila, inmigrante del Exodus
«El viaje a Haifa duró siete días, y recién en el barco nos dimos cuenta de que la mayoría de los inmigrantes eran sobrevivientes del Holocausto, con las difíciles historias de los campos de concentración en Europa», afirma Buskila.
«Cuando llegamos a Haifa, los británicos nos subieron a tres barcos y nos informaron que volveríamos al punto de partida, en el Sur de Francia. Logré emigrar 11 meses después con un pasaporte que recibí del Mossad en Francia. Llegué seis días después del establecimiento del Estado, y ya en Haifa me enrolé en el Palmaj y junto a ellos me tocó combatir”, relata.
—¿Por qué no es conocida la historia de la presencia de norafricanos en el Exodus?
—Éramos pocos, no éramos sobrevivientes del Holocausto y veníamos de una situación menos arriesgada. Es lógico que la historia se haya construido en torno a los sobrevivientes del Holocausto que estaban en el barco, y no de los jóvenes del norte de África.
Enmienda histórica
«Casi no había comida. Pero a bordo del Exodus me sucedió lo mejor de mi vida: conocí a mi esposa»
Michael Ayalon, inmigrante del Exodus
Michael Ayalon (94), también natural de Casablanca, recuerda los pormenores del viaje. «Casi no había comida. Pero a bordo del Exodus me sucedió lo mejor de mi vida”, cuenta Ayalon, «conocí a mi esposa Hava, una sobreviviente del Holocausto de Hungría. Ella venía con un grupo de Hashomer Hatzair. Nos hablamos primero mediante señas y después con un poco de hebreo”, recuerda.
La hija, Ruthie Acker (69), completa los detalles: “Mi mamá fue a parar al kibutz Gaash y mi papá al kibutz Neve Ilan. Mi madre lo buscó por mucho tiempo y le fue difícil encontrarlo porque la gente cambiaba su nombre. Pero tres años después se casaron”, relata. “Para nosotros es importante conservar este capítulo de la historia y dar a conocer que también existieron los inmigrantes sionistas del Norte de África”, concluye Acker.
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