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| domingo diciembre 22, 2024

El sector árabe debe dejar de santificar la violencia

El 21º aniversario de los disturbios de octubre de 2000 nos recuerda las conclusiones de la Comisión Or, destinadas a examinar los sangrientos acontecimientos que nos persiguen hasta el día de hoy. Su decisión de culpar únicamente a la policía fue directamente responsable de los violentos desmanes de mayo.


Muchos en el sector árabe, junto con algunos activistas judíos, conmemorarán este mes los 21 años desde los disturbios de octubre de 2000, una serie de protestas en ciudades árabes en el norte de Israel que se tornaron violentas y derivaron en violentos desmanes llevados a cabo por árabes israelíes en todo el país.
Durante los disturbios, 13 árabes murieron en enfrentamientos con las fuerzas policiales de Israel, y todos ellos fueron proclamados «shahides» (“mártires”).
Cualquier muerte que haya sido causada por la policía debe ser lamentada, y cuando las circunstancias lo requieran, es necesaria una investigación para sacar conclusiones.
El hecho de que durante los disturbios en ciudades mixtas israelíes en mayo pasado, ni un solo alborotador, árabe o judío, fue asesinado por la policía, muestra que se aprendieron las lecciones de los eventos de hace 21 años.
Pero hay una cosa que todos debemos entender, especialmente los árabes que viven en Israel: los que mueren en disturbios violentos no son santos. Y sin la intervención policial, esos disturbios probablemente hubieran terminado con intentos de linchamiento tanto de árabes como de judíos.
Ningún árabe fue asesinado por judíos en esos disturbios, pero un judío fue asesinado por árabes después de ser golpeado en la cabeza con un ladrillo.

Policías israelíes durante los disturbios de mayo en Lod.

Policías israelíes durante los disturbios de mayo en Lod.
(Policía de Israel)
Entonces, con la esperanza  que los árabes israelíes quieran reducir la violencia, y la mayoría de ellos lo hace, lo último que deben hacer es alabar a los alborotadores que murieron durante los disturbios y llamarlos mártires. No es así como se maneja la violencia, así es como se le otorga legitimidad.
Todo comenzó cuando el gobierno israelí nombró a la Comisión Or para examinar los enfrentamientos entre las fuerzas policiales y el público árabe en octubre de 2000.
Esta comisión hizo más daño que bien. Criticó duramente a los ministros del gobierno, a agentes de policía y a líderes del público árabe-israelí.
Sin embargo, el principal problema de los disturbios fue la incitación a las masas por parte de algunos políticos árabes, principalmente Raeed Salah, el líder de la proscrita Rama Norte del Movimiento Islámico en Israel.
Los que salen a trastocar el orden y dañar a los judíos, entonces y ahora, no son mártires. También es muy posible que la contención de las fuerzas de seguridad que comenzó con las conclusiones de la Comisión Or nos haya costado caro en los últimos años
La ley es clara. Impide que los terroristas y aquellos que niegan el derecho de Israel a existir se postulen para la Knesset. Pero la ley fue pisoteada en este caso. Los jueces de la Corte Suprema dieron legitimidad a la incitación. Pero, de hecho, no aprendieron las lecciones. Sin duda, tenían buenas intenciones y querían preservar los derechos básicos. Pero lograron el resultado contrario.
«Los judíos fueron atacados por ser judíos … La agresión y la violencia se caracterizaron por una gran determinación», escribió el comité.
Eso fue entonces. ¿Y qué pasó el pasado mes de mayo? La situación ha empeorado: más judíos fueron asesinados y más judíos huyeron de sus hogares.
Así que no, los que salen a trastocar el orden y dañar a los judíos, entonces y ahora, no son mártires. También es muy posible que la contención de las fuerzas de seguridad que comenzó con las conclusiones de la Comisión Or nos haya costado caro en los últimos años.
Israel necesita reiniciar las relaciones entre judíos y árabes. La Knesset debe basar la igualdad en las Leyes Básicas de Israel y los árabes deben asumir la responsabilidad y darse cuenta de que aquellos que insisten en que los alborotadores son mártires sólo agravan la situación
Aquellos que incitaban contra los judíos convertían a los árabes en víctimas. Después de todo, los niveles de violencia en el sector árabe sólo están aumentando, y aquellos que eligen la violencia deben saber que pagarán un precio.
Pero de alguna manera, las conclusiones siempre se sacan solo contra aquellos que intentan prevenir los disturbios, mientras que la mayoría de los alborotadores entienden que pueden seguir haciendo lo que quieran.
Israel necesita reiniciar las relaciones entre judíos y árabes. La Knesset debe basar la igualdad en las Leyes Básicas de Israel y los árabes deben asumir la responsabilidad y darse cuenta de que aquellos que insisten en que los alborotadores son mártires sólo agravan la situación.
 
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