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| sábado abril 20, 2024

Donar cabello no salva la vida, pero ayuda a seguir luchando


Cuando una mujer lucha contra el cáncer y su tratamiento requiere recibir quimioterapia, a la angustia que puede sentirse por la enfermedad en sí y la incertidumbre sobre el desenlace final del proceso, se agrega un tema muy simbólico: la pérdida del cabello.

Si bien también en esto la actitud es muy importante, ninguna mujer estará feliz con este efecto secundario que tanto influye en su sentir, en su forma de verse, en su propia imagen.

No puedo dejar de hacer una mención personal. Cuando en setiembre del año pasado me confirmaron que tenía cáncer de mama-del que afortunadamente ya me he curado- si bien bastante temprano entendí claramente que mis tumores no eran especialmente agresivos, sabía que en el horizonte, en principio, podía estar la quimio. Y aunque era consciente de que tiene otros efectos nada sencillos, lo del cabello me preocupaba en especial. Para mí, tener el pelo bien arreglado es no menos importante-si no más-que vestirme bien. Coquetería total.

Pues mujeres que pierden el cabello pueden  acceder a la alternativa de la peluca, que sirve de gran solución. Y la gran pregunta es cuán natural podrá verse. Pues si se puede hacer de cabello verdadero, su aspecto es de mucha mayor naturalidad.

En distintas partes del mundo hay organizaciones que se dedican a actividades voluntarias para ayudar a personas con cáncer, y una de ellas es el tema de las pelucas para mujeres que han perdido su cabellera.

También en Israel el tema está muy desarrollado y cientos de peluquerías en todo el país aportan voluntariamente a dicho desafío, ofreciendo cortar gratuitamente el cabello a jovencitas y mujeres que quieran donar el suyo para ayudar a mujeres con cáncer.

Días atrás, me enteré con emoción que una jovencita uruguaya-israelí muy especial, Taly Bursztyn de 14 años, decidió ser parte de este esfuerzo y donar su hermoso pelo a la organización Zijron Menajem, con sede en Jerusalem, que manda a hacer pelucas para mujeres con cáncer.

La cabellera larga, antes de la donación

 

Evidentemente, el tema fue toda una emoción en su casa. Combinar con una peluquería que participa en el proyecto, prepararse para el cambio y  averiguar todos los detalles necesarios, ya que no se trata simplemente de pasar tijera. Aprendí de Taly que hay requerimientos precisos para que el pelo que te cortas sirva para ser donado.

En primer término, debe estar trenzado, lo cual permite al parecer que se mantenga bien. Y debe tener por lo menos 30 centímetros de largo. Taly sabe también-aunque ella ya no puede incidir en ello-que para una peluca se necesitan 7 trenzas.

Taly recibió un sobre especial en el que debía introducir su trenza y fue con su mamá al correo a enviarlo a Zijron Menajem. De allí recibirá un certificado especial de agradecimiento.

 

La donación no necesariamente significa  que la jovencita o mujer que dona sufra un cambio dramático en su aspecto. En absoluto. A Taly no le molestaba hacer un cambio en su corte. Lo bueno es pensar en dar sentido a un paso con el que que uno puede  ayudar al prójimo.

 

Ahora entendemos que hace tiempo leyó sobre esta opción, por lo cual decidió esperar mucho más para cortarse, a fin de poder llegar a un largo que le permita tener una trenza del tamaño suficiente para que sirva como donación, y al mismo tiempo ella pueda quedar con un corte que le agrade.

Las fotos del “antes” y el “después” quedarán para siempre de recuerdo.

Y el saber que se hizo algo que ayudará a una mujer , llena el corazón.

Esto lo hizo Taly y lo hacen todas aquellas jovencitas y mujeres adultas que toman esta decisión.

Semanariohebreojai

 
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