A raíz del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el portal noticioso israelí Ynet , en cooperación con la asociacion sin fines de lucro “Shavim”, entrevistó a Yosi Cohen, hasta hace algunos meses jefe del Mossad, sobre su hijo Yonatan, hoy de 35 años, quien nació con parálisis cerebral. Yonatan tiene seria discapacidad física y precisa asistencia para todo, pero tiene una gran capacidad intelectual y cognitiva, lo cual fue evidente ya de niño.
“Es una situación que siempre llega de sorpresa, para la que uno no se puede preparar”, dijo Yosi Cohen, recordando los planes y sueños que una pareja joven tiene al casarse y comenzar a formar familia y cómo un evento de este tipo puede cambiar todo.
Yonatan fue para sus padres un “desafío positivo”. Ambos llegaron a la conclusión que deben combinar el cuidado de Yoni con la continuación de sus respectivas carreras ya que “únicamente padres satisfechos con su propio camino, plenos con lo que hacen, pueden transmitir ese sentimiento también a sus hijos”.
Y cuando de Yosi Cohen se trata, está claro que su camino lo llevó a la cúspide de la lucha por la seguridad de Israel, al ser nombrado años atrás jefe nada menos que del Mossad, el servicio de Inteligencia exterior de Israel, clave en la lucha contra todo tipo de amenazas externas sobre Israel.
Hace muchos años, cuando Yosi Cohen lejos estaba aún de llegar a la jefatura del Mossad y ni conocíamos su nombre, conocimos a su hijo Yonatan y lo entrevistamos para una serie sobre soldados con distintos tipos de disapacidad a pesar de la cual habían decidido enrolarse –como voluntarios- a las Fuerzas de Defensa de Israel. Cuando vimos por primera vez una foto de Yosi Cohen con su hijo, entendimos que aquel joven oficial al que habíamos entrevistado en el 2008, era su hijo Yonatan.
En aquella serie, entrevistamos también a una jovencita ciega, Danielle Kalifa. Ambos nos dejaron en claro que hablar de “discapacidad” puede confundir, a pesar de las limitaciones objetivas con las que cada uno de ellos lidiaba.
Para Danielle, la ceguera total era un mero “inconveniente técnico” con el que había nacido. Y para Yonatan, la silla de ruedas en la que vive por estar seriamente limitado en lo motriz, “no es más que un metal exterior que nada tiene que ver con mi voluntad de hacer , actuar y aportar a la sociedad”.
Danielle era una de las jóvenes soldadas en la sección de internet de Galéi Tzahal, la emisora del ejército israelí, encargada de transcribir numerosos de los programas transmitidos para la publicación del texto en el sitio de la radio. “Cada minuto aquí es oro para mi”-nos contabaa.”Sé que aporto , hago algo que sirve y tiene sentido.Disfruto cada momento y con este servicio, cumplo mi sueño de toda la vida”.
Yonatan era Teniente-el primer soldado en su situación que había hecho curso de oficiales-y tenía a su cargo el contacto con jóvenes que están por enrolarse. Recorría el país, de norte a sur, en visitas a colegios secundarios y distintos marcos juveniles, para explicar la importancia del servicio militar y alentar así a la juventud “a ser parte del esfuerzo de todos”, tal cual nos explicaba. Luego pasó a la prestigiosa unidad 8200 del servicio de Inteligencia.
En una era en la que la deserción alcanza porcentajes antes inconcebibles Yonatan estaba convencido de que su situación era un mensaje clave. “Al verme a mi, no pueden salir con excusas de que tienen problemas para enrolarse, que están cansados o el zapato les queda grande. Si yo puedo, todos pueden hacerlo”-aseguraba.
Claro está que la voluntad y la convicción de que deben ser tratados como todos sus compañeros, sin beneficios especiales, no ocultaban ante Danielle y Yonatan sus respectivas limitaciones.
Ella llegaba diariamente desde la ciudad costera de Natania en la que vivía al menos entonces con sus padres, movilizándose sola en ómnibus y aplicando la destreza que había desarrollado con los años: prestar gran atención a todo el entorno, contar cada vuelta y cada curva y calcular así en qué parada debe bajar al llegar a Yaffo, en Tel Aviv.
Yonatan Cohen , por su parte, no puede viajar solo.El, por su seria limitación motriz, necesita ayuda 24 horas al día. La recibía en aquel momento de “Boboy”, llegado de Filipinas para trabajar en Israel, que se sabía el nombre de todas las unidades en hebreo, reconocía dónde sirve cada uno de acuerdo al color de su boina militar y contaba que “los Generales me saludan , algo que en mi país nunca sucedería”.
Pero aquí el tema no es meramente anecdótico. Para ambos, sus respectivas situaciones son un espejo de la sociedad..
Danielle estaba convencida de que “si la comunidad en la que se vive no sabe aceptar a gente un tanto diferente, no llegará nunca a buen puerto”. Exhorta “ a ustedes, los videntes, a no temer acercarse a alguien un tanto distinto” y a recordar que “presentarse como voluntarios, prestar atención al semejante, ser partícipe y saber brindarse, son valores que deben ser preservados con rigor”.
Por eso, estaba segura de que no sólo ella ganaba con su servicio militar, sino que la comunidad toda sale enriquecida.
Yonatan se ha topado con todo tipo de reacciones.Están aquellos que se han reído al verlo “pero también los que reaccionan con admiración”. El, que consideraba que ha sido “compensado” por su limitación física con una capacidad intelectual de alto nivel, no tiene dudas: “si yo transmito que me tengan lástima, esa será la actitud, pero no es lo que yo deseo ni lo que debo transmitir”.
Mientras conversábamos con Yonatan, su subalterno y amigo, Naor, lo escuchaba atento.Cada tanto asentia y sonreía.Lo acompañbaa en todos los viajes por el país .”Al principio hubo alguna dificultad, porque aquí es necesario hacer cosas que no existen en otras relaciones entre un comandante y sus soldados, por el simple hecho de que Yonatan no puede caminar ni moverse solo”- contaba . “Pero eso pasó y no tiene ninguna importancia. Lo principal, al estar con Yonatan, es que uno tiene claro que si quiere hacer las cosas, no hay razón para que no pueda”.
“El Ejército de Defensa de Israel se propone ser un ejército del pueblo y por ende considera de suma importancia permitirle a todo la población enrolarse en sus filas”- nos dijeron en aquel entonces en la oficina del Portavoz militar. “ Tzáhal, al ser parte integral de la sociedad israelí, es un gran crisol humano. Sin duda, los voluntarios constituyen una fuente de orgullo, inspiración y ejemplo, por su dedicación y deseo permanente de servirle al país”.
Semanariohebreojai
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