Yair Lapid Foto-Shlomi-Amsalem-GPO-
El canciller del gobierno israelí, Yair Lapid, se refirió a las relaciones históricas que su país mantiene con América Latina, su preocupación por el avance del grupo terrorista Hezbollah en la región -y sus vínculos con el narcotráfico- y cómo el régimen de Irán intenta eludir sanciones para desarrollar su plan nuclear que podría desembocar en la creación de un arma con capacidad de destrucción masiva.
En una entrevista con Infobae Lapid, de 58 años -y con una extensa carrera periodística y fundador de uno de los partidos de la coalición gobernante- subrayó la necesidad de hacer frente a Teherán de manera coordinada para aislarlo del escenario mundial y auguró, para conseguirlo, nuevas alianzas con naciones árabes de Medio Oriente.
“Esto realmente constituye una amenaza mundial: la actividad maliciosa de Irán se extiende hasta las Américas”, advirtió el ministro de Relaciones Exteriores y Primer Ministro alterno de Israel.
– En América Latina últimamente pueden verse posiciones cada vez más autocráticas y alejadas de las libertades y la democracia. Los ejemplos de Venezuela, Cuba y Nicaragua son muy evidentes. El silencio de otros gobiernos hace temer que se trata, además, de una tendencia. Pero además emerge un discurso “antisistema” y de extremos que podría convertirse también en fuente de nuevos aires antidemocráticos. ¿Le preocupa a Israel este tipo de discursos y de mensajes que penetran cada vez más en muchas sociedades desencantadas con los políticos por años de postergación?
– Israel tiene históricamente una relación cercana con América Latina. Esta relación nació incluso antes del establecimiento del Estado de Israel en el año 1948. Los países de la región apoyaron el establecimiento de Israel y por supuesto, existe la presencia histórica de grandes comunidades judías en la región con las cuales continuamos compartiendo un vínculo estrecho, en especial con la comunidad judía de Argentina. Y es debido a esa conexión profunda que sentimos con la gente de la región, y dado que somos una democracia comprometida con los valores como la libertad de prensa, la libertad de expresión, la libertad de credos, y la independencia del poder judicial, que el Estado de Israel se encuentra preocupado por las tendencias anti-democráticas en América Latina.
Al respecto, considero que las relaciones que se construyen en base a los valores son vitales. Constituye una prioridad para mí y para los profesionales que realizan una ardua labor en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Existe un lugar importante para el diálogo en base a los valores compartidos y a la amistad entre los pueblos, no sólo en base de los intereses. Y esa es exactamente la clase de relación que comparten los países con idiosincrasias afines como Israel y Argentina.
– Esos mensajes muchas veces están alimentados desde otros países que utilizan sus ciberejércitos para inundar las redes sociales de discursos de odio. ¿Cómo se combate esa estrategia no convencional que parte de regímenes autoritarios externos?
– En la actualidad, vivimos en un mundo donde las emociones superan a los hechos, y donde los hábiles mentirosos saben cómo incitar estas emociones más que nadie. Creo que el mayor desafío ante las democracias como Argentina e Israel es la gran fluidez de los hechos y con frecuencia: un desdén por los mismos. Estamos fallando en unirnos en torno de un conglomerado de hechos claros y uniformes sobre los cuales podamos basar nuestros desacuerdos. Todas las instituciones en las cuales alguna vez confiamos -gobiernos, medios, tribunales- se encuentran bajo ataque.
Juntos necesitamos luchar para garantizar que el mundo continúe escuchando los hechos y deje de ser absorbido por el discurso del odio. Esto significa trabajar para superar una realidad en la cual la gente primero publica y luego corrobora. Esto significa luchar contra un mundo en el cual todas las organizaciones terroristas, los extremistas religiosos, los gobiernos fundamentalistas, los racistas y los antisemitas poseen plataformas para desparramar su odio. Y significa luchar contra un mundo en el cual “al algoritmo” no le importa la verdad, sino lo incitante, lo que impacta, y lo que causa a la gente buena sentir una justa ira.
– En igual sentido, ese mismo discurso -en muchos casos- llega acompañado de posiciones antisemitas disfrazadas de antisionismo o de boicot a Israel. ¿Cuál es su evaluación al respecto? Y, ¿qué opina sobre la posición de algunos gobiernos de la región que no condenan con vehemencia a los grupos terroristas y en cambio le exigen a Jerusalem que vele por los Derechos Humanos cuando es la propia Israel la que es atacada?
– Negar al pueblo judío nuestro derecho de autodeterminación es antisemita. Simple y sencillo. Los llamados de boicot a Israel son antisemitas, inmorales, y discriminatorios: los mismos singularizan injustamente a Israel, dañan tanto a israelíes como a palestinos, y alientan a los extremistas que se oponen a la coexistencia quienes abiertamente llaman a la destrucción del Estado de Israel. Para tal fin, celebramos la decisión de Argentina en el 2020 de adoptar la Definición de Antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés), un paso importante en la lucha contra el antisemitismo mundial.
No debemos permitir que las organizaciones terroristas utilicen de forma cínica el lenguaje de los “derechos humanos” y del “derecho internacional” para desacreditar con acusaciones falsas a una democracia respetuosa de la ley como Israel. No debemos permitirles que utilicen el derecho internacional contra aquellos que lo defienden o que utilicen nuestra imparcialidad y decencia en nuestra contra. Las organizaciones terroristas son eficaces utilizando mentiras como parte de su arsenal. Poseen una red de portavoces en las redes sociales, cuentan con grandes cantidades de dinero iraní que los respalda, y trabajan junto con grupos radicales a escala mundial. No les importa ni la democracia ni los derechos humanos: los ven como herramientas para hacer abuso de ellos con cinismo.
– La Venezuela de Chávez primero y de Maduro en la actualidad ha servido como refugio para que terroristas de Hezbollah pudieran desplazarse con documentación falsa por toda la región y para que el grupo extremista pueda consolidar sus lazos con el narcotráfico. Algo similar ocurre en la Triple Frontera que comparten Argentina, Brasil y Paraguay. ¿Cuál es la posición de Israel al respecto?
– Estamos cooperando estrechamente con países en América Latina para asegurarnos de que Hezbollah sea declarada una organización terrorista. En este sentido, apreciamos la decisión de Argentina de hacerlo en el año 2019. Dichas decisiones proporcionan a los organismos públicos encargados de velar por el cumplimiento de las leyes, las herramientas necesarias para luchar contra la red mundial de Hezbollah que respalda y disemina el terrorismo. Hezbollah representa una amenaza clara y actual para estos países, a través del terrorismo, el narcotráfico, y la trata de personas. La presencia de Hezbollah en América Latina representa sólo una parte de la amenaza mundial planteada por Irán – el benefactor de Hezbollah – y demuestra la verdadera naturaleza global de la amenaza iraní.
– Argentina ha sufrido dos atentados terroristas que tuvieron como responsables a Hezbollah y a Irán. Uno de ellos en la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992. Argentina denunció a los autores de los ataques en reiteradas oportunidades ante las Naciones Unidas. Luego ya no más y el juicio a los implicados pareciera no avanzar. ¿Cuál cree que podría ser el camino para sentar a los sospechosos ante un tribunal de justicia? ¿Otro pacto? ¿O no se pacta con quienes están acusados de ser quienes financiaron y planificaron los ataques?
– El próximo año, se cumplirá el trigésimo aniversario del atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires, y en dos años más, se cumplirán los treinta años del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), también en Buenos Aires. El espantoso ataque a la Embajada de Israel se cobró la vida de 29 personas, incluyendo cuatro diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores que en la actualidad dirijo. El terrible ataque a la AMIA dejó un saldo de 85 personas fallecidas. El tiempo no hace desaparecer el dolor ni la añoranza de aquellas familias que perdieron a sus seres queridos: Les envío todo mi amor y apoyo. Comparto su dolor. Estos ataques terroristas cometidos por Irán y su representante Hezbollah constituyen una herida abierta. Sabemos quiénes son los responsables de estos ataques, y deben ser llevados a la justicia.
Irán es el patrocinador principal del terrorismo en el mundo, ha participado en el asesinato de cientos de miles de hombres, mujeres y niños en Siria, y busca ilícitamente un arma nuclear al mismo tiempo que tiene como objetivo destruir a Israel. Irán debe ser aislado a escala internacional y aislar a Irán es la forma de llevar a los responsables ante la justicia.
– Su país sufre la constante amenaza de Teherán, teocracia que está en cuenta regresiva para que su plan nuclear sea aprobado. Eso representa una amenaza no sólo para Israel, sino para la estabilidad del resto de Medio Oriente. ¿Se ha avanzado con Arabia Saudita en algún tipo de entendimiento? ¿Podrían ampliarse los Acuerdos de Abraham haciendo más sólido un frente común contra Irán?
– En primer lugar, debo decir algo sobre la amenaza iraní. Esto realmente constituye una amenaza mundial: La actividad maliciosa de Irán se extiende hasta las Américas. Por tal motivo, no se puede permitir a Irán jugar con el tiempo, ganar miles de millones a causa de la remoción de sanciones, engañar al mundo, y avanzar de forma oculta con su programa nuclear. La fórmula para detener las ambiciones nucleares de Irán es directa: sanciones más severas, una supervisión más estricta, y llevar a cabo cualquier conversación con Irán desde una posición de fortaleza. Asimismo, debe existir una amenaza militar creíble. Si los iraníes piensan que el mundo no pretende detenerlos seriamente, correrán hacia la bomba. Debemos dejar en claro que el mundo no permitirá que esto suceda.
Ahora, debido a nuestro compromiso consistente de paz y amistad entre los pueblos de la región, en el último año hemos observado emerger una nueva realidad en Medio Oriente. Los lazos diplomáticos, económicos, de seguridad, culturales, y entre los pueblos originados por los acuerdos de normalización (Acuerdos de Abraham) han conducido a un mayor trabajo mancomunado, prosperidad y estabilidad a lo largo de la región. Escasamente transcurre un día sin la firma de un nuevo acuerdo, sin descubrir una nueva iniciativa de cooperación, o sin que ocurra una visita oficial histórica. Y no es sólo con nuestros nuevos socios. Estamos profundizando asimismo nuestra cooperación con nuestros socios regionales históricos: Egipto y Jordania.
Creo que hay muchos más países que enfrentan los mismos desafíos que nosotros y vislumbran las mismas oportunidades. Creo asimismo que hay muchos países en nuestra región y fuera de ella que comprenden lo que he dicho en muchas oportunidades: en el futuro, aquellos que cooperan estarán a la cabeza y aquellos que se aíslan, se quedarán detrás. Por lo tanto, soy optimista acerca de la posibilidad que más países se unan al círculo de la paz, y nosotros les extenderemos los brazos a todos.
– Estados Unidos es el principal aliado de Israel. ¿Cuál es su posición respecto a la tensión creciente entre Washington y Beijing a la que también se suma Rusia?
– Los Estados Unidos son de hecho el más grande aliado de Israel. Compartimos una alianza inquebrantable en base a los intereses y valores compartidos, así como a los fuertes lazos entre nuestros dos pueblos. Esa relación es una piedra angular de la política exterior de Israel y de la estabilidad regional.
La tensión entre las dos potencias afectó a todo el sistema internacional. Mucho depende de cuánto los Estados Unidos y China puedan trabajar en conjunto, y dónde pueden desescalar algunos de los puntos de fricción.
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