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| miércoles diciembre 25, 2024

Este servicio de emergencia de los asentamientos, conoce desde adentro la realidad de los ataques

Fotos: Gentileza de Hatzalah


 Portada: 14 de febrero último, atendiendo a un árabe que sufrió un ataque cardíaco en Kiryat Arba
18 de octubre, piedras a un coche blindado en Gush Etzion

 

En las últimas semanas ha recrudecido seriamente la nada nueva amenaza del terrorismo contra la población israelí, en una serie de atentados de diversos tipos, tanto acuchillamientos como embestidas con automóviles en marcha y ataques con armas de fuego, especialmente en Jerusalem y en Judea y Samaria.

Hay  quienes relativizan los atentados o se muestran en parte comprensivos respecto a los mismos, cuando los blancos son judíos residentes en asentamientos en Judea y Samaria, la zona comúnmente conocida como Cisjordania. Pero la discusión política sobre dicha zona, que es un hecho por cierto en el seno de la ciudadanía israelí, no significa en absoluto que los judíos que viven en ella sean blancos legítimos de ataques. Atacar civiles es terrorismo, absolutamente siempre. Estén donde estén y voten al partido que voten, sea cual sea su línea política.

Hay que entender: cuando se apedrea un coche que está blindado, eso igual puede hacer que el conductor pierda el control del vehículo. Si no tiene vidrios especiales anti balas, una piedra puede matar.

 

Quienes no tienen tiempo de abocarse a las discusiones políticas, son los voluntarios de la organización de emergencia “Hatzala Yehuda Veshomron”, que significa “Rescate Judea y Samaria”, fundada en el año 2000 en plena segunda intifada. Claro que no se hacen presentes solamente cuando hay atentados sino también, por ejemplo, en situaciones de accidentes de tránsito.

15 de diciembre, en el Valle del Jordán, árabes apedrearon coches en los que pensaban que viajaban judíos, pero hirieron a árabes. El servicio de rescate los trasladó a hospitales.

 

En aquellos tiempos, la población local sentía que las ambulancias demoraban demasiado en llegar y que la respuesta no era siempre con la celeridad necesaria. Se decidió capacitar como paramédicos a voluntarios de la zona. También las Fuerzas de Defensa de Israel ayudaron en ello. Aprendieron primeros auxilios, a manejar ambulancias, todo lo necesario.

Hoy en día tienen numerosos equipos, 1500 voluntarios, ambulancias, motos que puedan llegar a lugares en los que las ambulancias se resbalan. Todos los participantes en este esfuerzo comunitario son residentes en los asentamiento.

Un aspecto importante a destacar es que atienden no sólo a judíos sino también a palestinos.

Una camioneta palestina volcó entre Maon y Carmel, en las colinas a sur de Hebron

 

Los incidentes violentos en Judea y Samaria

De acuerdo al resumen publicado por el ejército a fines del 2020, ese año se registaron 1500 casos de lanzamiento de piedras, rocas y botellas incendiarias, lo cual da un promedio de entre 4 y 5 ataques por día. En el 2020, además, hubo 31 casos de ataques con armas de fuego e Israel halló 530 armas y 530 cuchillos que iban a ser utilizados en ataques.

Pero en los dos últimos meses, en el Consejo YESHA, que representa a todos los asentamientos , recibieron reportes sobre 350 ataques con piedras y 50 con botellas incendiarias. Y esto es solamente lo que la gente informa , que es sabido no es en todos los casos. Hay quienes prefieren seguir de largo.

El ritmo de los ataques, claro está, se ha multiplicado.

 

En primera persona

Natalie Sopinsky, Directora de Desarrollo y Vocero en inglés de “Hatzala Judea y Samaria”, llegó en el 2005 de Estados Unidos con su esposo y 2 de sus hijos  (hoy tiene 5) a radicarse en Israel y fue a  Sussia, en la zona aledaña a Hebron, considerada a menudo especialmente tensa. Ella, nos cuenta, ni sabía que se hallaba más allá de la así llamada “línea verde”, o sea el límite entre el Israel soberano y Judea y Samaria.

 

 

 

“ No vinimos aquí por una posición ideológica. Nos dijeron que nos gustaría, que hay aire fresco, que la escuela es pequeña y el barrio tranquilo. No sabía que habría soldados cuidándonos”, cuenta Natalie. Buscaba una zona tranquila, naturaleza, vida en comunidad y no en medio de la ciudad. Tiempo antes, durante un año en Tel Aviv tras el cual volvió a Filadelfia, se fue acercando a la religión. Y no entiende de qué hablan quienes presentan a la población judía de los asentamientos-llamados comúnmente “colonos”- como violenta y extremista. Ella, que se ve obligada a andar armada cuando transita por los caminos de Judea y Samaria, procura no viajar cuando no es imprescindible, consciente de que es , como el resto de la población judía de la zona, blanco potencial de los terroristas.

“Yo sé lo que vivimos diariamente. Y sé cómo nuestro servicio de emergencia presta constantemente ayuda también a palestinos en situaciones urgentes, ya que todos vivimos en la misma zona . Sería ridículo pensar que atendemos solamente a judíos”, sostiene un tanto sorprendida cuando preguntamos si el servicio atiende a todos.

“Hatzala Judea y Samaria” se hace presente siempre, cuando hay accidentes  y cuando hay ataques y en los últimos tiempo, los atentados son los predominantes. “La verdad es que odio contarlo, me escucho a mi misma y me pregunto por qué. En todos lados hay zonas más peligrosas que otras. En Filadelfia yo no podía ir sola al teatro, por el vecindario”.

Pero cerca de Hebron, es otro tipo de desafío.

“Todos tenemos coches blindados, con vidrios especiales, tenemos que ir armados, estamos entrenados por cualquier eventualidad, somos muy conscientes de los peligros”, cuenta Natalia. “Yo viajo muy segura, no puedo dudar, voy rápido, no hay otra. Y quisiera no precisar el vidrio blindado”.

Preguntamos si estuvo alguna vez en medio de un atentado. Sí. Años atrás.”Fue en el 2012, yo estaba manejando y vi de lejos fuego en el camino, pensé que es una molestia que me demoraría un poco, y me detuve. Allí me percaté de que había árabes como los había visto en fotos en la revista Time, envueltos en la kefía, enmascarados, tirando piedras. Me vino un miedo que me moría, tenía gente conmigo en el auto. Pedí al joven que iba a mi lado que sostenga el volante y me dispuse a estar pronta para disparar si era necesario. Manejé tan rápido que al parecer ellos pensaron que éramos palestinos, porque seguimos adelante .Y pudimos salir”.

En otras dos oportunidades le tiraron piedras-“rocas”, aclara- pero no alcanzó a sentir miedo porque no vio a los atacantes. “Una pegó atrás y otra en el techo del coche”.

Y esto es rutina .

Podrá discutirse dentro de Israel qué fórmula debería aplicarse para resolver el conflicto con los palestinos, y hay quienes sostienen que ello debe incluir una retirada israelí de Judea y Samaria, en mayor o menor medida. Esta nota no es sobre esa discusión. Es sobre civiles que son blancos de atentados terroristas, una violación absoluta del Derecho Internacional.

 
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