Oriente Medio de cara al 2022

En una primera columna se desarrollaron algunos de los aspectos más relevantes de la situación moderna del Medio Oriente relacionados con Líbano, el conflicto entre israelíes y palestinos, la lucha interna palestina, así como las tragedias políticas y humanitarias que significan las crisis en Yemen y Siria y los desenlaces que podrían ocurrir durante el año 2022.

Algunos aspectos quizás serán determinantes a lo largo del próximo año, incluyendo la situación de países que van a tener un poco más de protagonismo. Es importante destacar por supuesto que algunos tópicos se mantienen latentes desde hace mucho tiempo y es poco probable que milagrosamente acaben a lo largo de los siguientes 12 meses.

Uno de esos temas interminables es el conflicto entre palestinos e israelíes; por ejemplo, donde hay una serie de cambios que, si bien no desmarcan la profundidad y las bases del conflicto, sí ha tenido algunas variaciones que evidentemente han generado un poco más de presión entre los actores involucrados. Con los acuerdos de Abraham; citando un caso, se ha llevado a sacar un poco la “agenda palestina” de las relaciones entre Israel y algunos países árabes tanto en el Golfo como en las regiones africanas.

A partir de lo citado anteriormente, se procede a abordar otros de los temas más importantes para la región de cara al año civil que empieza, no son los únicos; por supuesto, pero por una cuestión de espacio serán los que se analizarán hasta este momento, con la tarea por supuesto de ampliar posteriormente los que sean necesarios conforme lo ameriten las circunstancias.

Se puede iniciar con la vuelta a la negociación entre el gobierno de la República Islámica de Irán y el llamado grupo P5+1 (los países del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) con la intención de regresar a una situación similar a las condiciones del acuerdo nuclear que se firmó en el año 2015, durante la gestión del presidente Barack Obama y que sufrió un duro revés en el año 2018 en el gobierno del presidente Donald Trump, quien nunca confió en que ese acuerdo fuera algo positivo para las potencias occidentales, ni tampoco para algunos de sus aliados en el Medio Oriente por lo que decidió echarlo atrás y retomar las sanciones acusando al régimen de Teherán de mantener su política nuclear vigente.

El tema de Irán nuclear seguirá siendo trascendental ya que entre más posibilidades haya de que este país logre desarrollar capacidad de tener material nuclear que posteriormente pueda ser utilizado en materia militar se correrá el riesgo de que la región corra hacia una peligrosa carrera nuclear dada la volatilidad de la zona y los intereses mostrados por otros actores en hacerse con este tipo de tecnología ante lo cual no pudiendo tomarse a la ligera se profundicen las diferencias y conflictos.

El hecho de que no se haya llegado en estos días a un acuerdo positivo con respecto a las negociaciones entre Irán y las potencias militares del mundo, demuestra de que no existe en estos momentos un interés por parte del gobierno iraní de llegar a algún acuerdo donde ellos desistan de aumentar sus capacidades que evidentemente han ampliado desde que se logró el acuerdo del 2015.

Bajo la tutela tanto del presidente Ebrahim Raisi, así como del ayatolá Jamenei y todo el liderazgo religioso iraní, los cambios que puedan gestarse en este país en materia nuclear no serán muy significativos. Por el contrario, esto ocasionará que se siga fortaleciendo las alianzas contra Irán, que se han estado desarrollando a lo largo tanto el Medio Oriente como en otras regiones donde se les quiere contrarrestar, incluyendo por supuesto, los países occidentales y países de Asia que ven un peligro significativo a un Irán cada vez más cerca de tener capacidad nuclear y que eso, evidentemente después lleve a una escalada mucho mayor.

Este aspecto nuclear va de la mano con el fortalecimiento de los denominados “Acuerdos de Abraham” que podrían ampliar sus alcances a partir de las circunstancias en el territorio del Medio Oriente, con un Irán nuclearizado, sumado a un aumento de la influencia rusa dentro del territorio del Medio Oriente, así como de la diplomacia económica por parte de la República Popular de China, esto puede llevar a un camino en el cual se quiera contrarrestar todos estos cambios significativos en la zona por medio de la extensión a dichos acuerdos.

Cabe señalar que este acuerdo tiene como una de sus intenciones “indirectas” contrarrestar en varios frentes a dos potencias medias que están teniendo un fuerte auge dentro de la zona. Por un lado, tenemos a los iraníes en las regiones del Golfo, el Mar Arábigo y cerca de los estrechos de Ormuz, estrechos de Adén y cercanías con el canal de Suez, incluso y salidas hacia otras regiones asiáticas, mientras que, en las zonas al norte de África, así como en las regiones cercanas al Mediterráneo oriental y en las cercanías del Atlántico, así como en accesos hacia las regiones de Asia Central, tenemos a la República de Turquía.

Ambos países se han transformado de alguna forma en una amenaza para los intereses de potencias globales en sus respectivas zonas o tienen intereses políticos, ideológicos y económicos que amenazan a los países del mundo árabe, a las corrientes de islam de algunos países por la promoción de ideales cercanos a los Hermanos Musulmanes e inclusive en el caso iraní de modo insistente, amenaza la existencia del Estado de Israel con pronunciamientos que no pueden ser tomados a la ligera. Es evidente que, para no cambiar el equilibrio existente en estos momentos dentro de la zona, se busque contrarrestarlos a través de movimientos alternos que se han venido acrecentando en los últimos años.

Hay temas que quedarán pendientes de abordar que serán ampliados durante el año 2022, pero por el momento el análisis sobre Medio Oriente quedará hasta aquí con algunos de los aspectos más importantes mencionados a lo largo de estas columnas.

Primera Parte:https://porisrael.org/2021/12/27/oriente-medio-de-cara-al-2022/