El 10 de enero de 2022, Mohsen Rezaei, el vicepresidente de Irán para Asuntos Económicos, asistió como invitado de honor a la toma de posesión del autocrático presidente nicaragüense Daniel Ortega.
Rezaei es un hombre buscado. Sobre él pesa una orden de arresto en Argentina, acusado de estar involucrado en el atentado de 1994 contra el Centro Comunitario Judío de la AMIA en Buenos Aires, en el que murieron 85 personas. Con pruebas sólidas que apuntan a su intervención directa, también es objeto de una circular roja de la Interpol que “ordena a las autoridades de todo el mundo que localicen y arresten provisionalmente a esa persona en espera de su extradición, entrega o acción legal similar”.
Es uno de los doce funcionarios del gobierno del presidente iraní Ebrahim Raisi que están sometidos a sanciones internacionales por delitos de terrorismo y otras actividades ilícitas. El presidente Ortega, considerado un líder autoritario que oprime sin piedad a los grupos de oposición en Nicaragua, recibió a Rezaei —junto a los presidentes autocráticos de Venezuela y Cuba— en su ceremonia de investidura.
Tras la visita de Rezaei, el Ministerio de Asuntos Exteriores argentino emitió un comunicado en el que condenaba el viaje de Rezaei a Nicaragua y reiteraba su opinión de que debía comparecer ante la justicia argentina. Sin embargo, hay que preguntarse si ese fue un gesto vacío del Ministerio de Asuntos Exteriores, dado que el embajador argentino en Nicaragua aparentemente no tuvo ningún problema en asistir a la toma de posesión de Ortega y no emitió una condena oportuna sobre la presencia de Rezaei ni se molestó en abandonar la ceremonia como acto simbólico de rechazo.
El atentado contra la AMIA devastó a Argentina y a su comunidad judía, y sigue siendo uno de los peores atentados terroristas orquestados por Irán y sus representantes. Además de ser el ataque terrorista más mortífero de la historia de Argentina, es también el ataque más letal contra una instalación comunitaria judía en cualquier parte del mundo desde el final del Holocausto. El hecho de que aún no se haya llevado a nadie ante la justicia por ese horrible atentado en Buenos Aires es una mancha tanto para el sistema judicial argentino como para la comunidad internacional.
La visita de Rezaei a Nicaragua podría haber sido la oportunidad para que Argentina enfrentara casi 28 años de impunidad y tomara medidas decisivas.
Si bien el deseo de Irán de tener capacidad nuclear supone una amenaza grave y existencial para Israel, el Medio Oriente y más allá, las actividades terroristas del régimen también deben preocupar seriamente a los países y gobiernos de América Latina. El régimen iraní tiene un largo historial de atentados terroristas en el Medio Oriente y en todo el mundo, a menudo a través de su representante Hezbollah. Entre ellos se encuentran el de la embajada israelí en Buenos Aires, en 1992, y el mortal secuestro de un avión civil en Panamá en 1994. También hubo varios otros frustrados complots terroristas de Hezbolá dirigidos a comunidades judías en Paraguay (1996), Perú (2014) y Argentina (2018), según muchos informes de noticias creíbles que citan fuentes oficiales.
La actividad delictiva de Hezbollah en la zona de la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay ha alarmado a la Organización de Estados Americanos, que ha pedido a los países de la región que declaren organización terrorista a Hezbollah. Más allá de sus actividades terroristas, Hezbollah se ha involucrado en otras actividades ilícitas en toda la región, entre ellas el tráfico de drogas, las redes de contrabando, sobornos, cárteles y delitos violentos asociados, todo lo cual sirve para financiar el terrorismo de una de las organizaciones antisemitas más mortíferas del mundo actual.
El nefasto punto de apoyo de Irán en América Latina no hace más que crecer, gracias a que Nicolás Maduro anunció recientemente sus planes de establecer un acuerdo estratégico y económico de 20 años con Irán que probablemente se utilizará para eludir las sanciones internacionales. Su relación también pone a las comunidades judías de todo el continente sobre aviso de la amenaza de otro ataque terrorista patrocinado por Irán.
La destructiva influencia del régimen iraní no se limita al terrorismo, también promueve y difunde ampliamente propaganda llena de odio por todas partes.
El Líder Supremo del régimen iraní, que ha hecho un llamado a una “solución final” para buscar la destrucción de Israel, tiene más de una docena de cuentas de Twitter en varios idiomas, incluido el español. Su régimen también utiliza medios de propaganda como HispanTV para llegar a las audiencias de habla hispana de todo el mundo con el fin de difundir teorías conspirativas antisemitas y desinformación sobre los judíos, Israel y Estados Unidos.
Los latinoamericanos de todo el continente deberían alarmarse por la creciente presencia y compromiso de Irán en la región y aplicar las alertas rojas de la Interpol contra los sospechosos de terrorismo. Los gobiernos irresponsables que colaboran con el régimen iraní y miran hacia otro lado mientras Hezbollah opera libremente están jugando un juego peligroso que podría tener repercusiones mortales para sus propios ciudadanos y sus vecinos en el hemisferio occidental. La experiencia de Argentina debería servir de lección.
Sharon Nazarian es Vicepresidenta de Asuntos Internacionales de la Liga Antidifamación (ADL). Es una inmigrante iraní-estadounidense cuya familia se vio obligada a huir durante la Revolución Islámica.
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