Este año, al atardecer del 15 de abril, comenzó la fiesta de Pesaj, la Pascua judía, la cual también es conocida como la fiesta de la libertad, pues celebramos la epopéyica gesta de la salida de los judíos de Egipto hacia su patria ancestral, hace unos 3.300 años. Así, el pueblo judío reivindica su pasado, trayendo al presente y en cada generación, la vivencia de haber sido esclavos, con lo que otorga importancia a su modesto origen. Al mismo tiempo, valora la libertad y la responsabilidad, pues permanentemente el ser humano debe esforzarse por alcanzar ese derecho.
Pesaj es esencial para el judaísmo, explica lo que fuimos: esclavos y lo que somos: libres. El modo de celebrar Pesaj es con una cena llamada Seder que significa orden y consiste en un ritual de sucesivos pasos simbólicos que transmiten elementos fundamentales del judaísmo. Esta ceremonia se repite año tras año, para que nuestros hijos aprendan, tal como nos lo dijo Moisés: “Enseñarás a tus hijos”; y para que los adultos recapitulemos, descifrando nuevos aspectos del compromiso heredado.
Existe una especie de manual, un libro llamado Hagada que significa narración, y allí está el orden del Seder: cada rezo, cada canción, cada acción a seguir en el ritual. Además, cuenta la historia de lo ocurrido en Egipto hace milenios: cuando la hija del Faraón encontró al bebé Moisés en una cesta en el agua; el pueblo judío era esclavo y trabajaba construyendo las pirámides, cuando Dios le pidió a Moisés, al lado de una zarza ardiente, que saque a los judíos de Egipto; las 10 plagas con que Dios presionó al Faraón para que permita la salida de los judíos; la preparación de la matza, un pan sin levadura, que los judíos amasaron con rapidez para comer durante el camino; el milagro de la apertura de las aguas para que los judíos puedan atravesar el Mar Rojo y el que se haya cerrado ahogando a los soldados del Faraón que los perseguían.
Este año vivimos una coincidencia ecuménica: simultáneamente, los musulmanes conmemoran Ramadán y el mundo cristiano, Semana Santa; de hecho, la muy evocada última cena de Jesús y sus apóstoles, todos judíos, fue un Seder de Pesaj.
Celebrar Pesaj es más que recordar, es revivir nuestra liberación y renovar la responsabilidad que tenemos, tanto individual como colectiva.
La liberacion de la esclavitud de Egipto seriá incompleta sino viniera acompañada de una «liberacion interior» aquella a la que D- nos invita y nos lláma , consistente en aparcar hábitos de vida adquiridos contrarios a Su Voluntad y a la póstre perjudiciales para nuestro bienestar corporal y espiritual, los cuales abarcan tambien cuestiones de órden moral, de obediencia y fidelidad …mal hariamos pues en quedárnos unicamente en el concepto, sin ahondar en su significado, haciendo de él una traslacion práctica en nuestro dia a dia …