¿Podría Europa satisfacer su demanda de gas natural con recursos de Oriente Medio -especialmente de Israel- y como alternativa a la compra regular que hace a Rusia?

Si bien se habla de un renovado interés en el gas del Mediterráneo oriental, expertos entrevistados por ISRAEL21c en Español se mostraron más cautelosos acerca de sus perspectivas.

Se suponía que el Proyecto del Gasoducto del Mediterráneo Oriental (EastMed) transportaría gas a Europa desde Israel y Chipre a través de Grecia e Italia utilizando un gasoducto submarino de 1.900 kilómetros con una capacidad de 10 mil millones de metros cúbicos (BCM) por año.

“La importancia de este proyecto fue muy geoestratégica porque acercó mucho más a Israel, Grecia y Chipre”, afirmó Michael Harari, miembro de políticas de Mitvim, el Instituto Israelí de Políticas Exteriores Regionales, y exembajador en Chipre.

Hasta la invasión rusa de Ucrania, el EastMed parecía estar muerto. En enero, EEUU dijo que ya no apoyaba la iniciativa de 6.540 millones de dólares anunciada en 2016, citando preocupaciones ambientales.

El reciente acercamiento de Israel con Turquía -recientemente el presidente Isaac Herzog visitó ese país- creó otra nueva oportunidad potencial para el gas israelí en Europa.

“Creo que una de las razones por las que la administración estadounidense dejó de lado el gasoducto EastMed fue estabilizar la región teniendo en cuenta el ángulo turco”, comentó Harari.

El presidente israelí Herzog con jefe de Gobierno turco Erdoğan en Ankara, 8 de marzo de 2022. Foto: Haim Zach/GPO

“Hoy Turquía habla claro. El presidente Recep Tayyip Erdoğan lo dijo junto a Herzog en Ankara: quiere obtener gas de Israel para su propio consumo y para Europa”, añadió.

Por su parte, funcionarios israelíes dicen que el gasoducto submarino desde el campo de gas Leviatán hasta Turquía podría recorrer unos 552 kilómetros a un costo de unos 1.500 millones de dólares.

Posibles obstáculos

Un gasoducto submarino que fuera de Israel a Turquía podría cruzar la Zona Económica Exclusiva de Chipre, creando posibles obstáculos para un país con relaciones históricamente antagónicas con los turcos.

Israel quiere mantener lazos estrechos con Chipre, que junto con Grecia y Egipto lidera el Foro de Gas del Mediterráneo Oriental (EMGF).

En ese sentido, Harari le dijo a ISRAEL21c en Español que, aunque el atractivo del gas del Mediterráneo oriental es “claro y válido, los volúmenes no son suficientes para cubrir la mayor parte de las necesidades de Europa y no sucederá en los próximos uno o dos años”.

Según la Agencia Internacional de Energía, el gas natural de Rusia representó en 2021 alrededor del 45 por ciento de las importaciones de gas de la Unión Europea (UE) a 155 BCM y cerca del 40 por ciento del consumo total de gas de la UE.

El bloque ya se comprometió a dejar atrás los combustibles fósiles para cumplir sus objetivos climáticos en virtud del acuerdo de París de 2015. Así, se prevé que para 2030 el consumo de gas natural en la UE caiga al 22 por ciento y solo al 9 por ciento para 2050 antes de detenerse por completo.

“A la luz de la política energética de la UE, el futuro del proyecto EastMed aún está abierto pero es incierto, y peor aún sin una estrategia para el desarrollo del gasoducto en línea con los objetivos climáticos a largo plazo de la UE”, indicó Martina Pilloni, experta asociada en energía en el Instituto de Políticas Públicas de Israel.

El ataque militar del presidente ruso Vladimir Putin contra Ucrania, lanzado el 24 de febrero puede haber abierto la puerta al gas israelí.
El 8 de marzo, la UE presentó su plan REPowerEU, que exige “diversificar el suministro de gas a través de mayores importaciones de gas natural licuado (GNL) e importaciones de gasoductos de proveedores no rusos”.

Pero Pilloni se apresuró a señalar que el plan también requiere más biometano e hidrógeno y enfatiza una reducción aún más rápida en la dependencia de los combustibles fósiles.

Inversión privada

Una garantía de la UE para el gas natural fuera de Rusia podría ser atractiva para los inversores privados que, de lo contrario, harían una apuesta arriesgada en términos de cerrar un contrato, construir un gasoducto y extraer gar.

“Los inversores privados deben ver si la UE está dispuesta a invertir dinero (del gobierno y no solo privado) en estos esfuerzos. En lo que sea que pongan el dinero, eso es lo que se va a construir”, afirmó dijo el profesor Elai Rettig, especialista en geopolítica y seguridad energética, que dirige investigaciones relacionadas con la energía en el Centro de Investigación de Estrategia y Política Marítima de la Universidad de Haifa.

Si bien el gasoducto EastMed o una ruta a través de Turquía plantean desafíos importantes, el GNL para el envío y el almacenamiento es otra opción deseable. En eso coinciden todos los especialistas.
La mirada está dirigida a las dos instalaciones de GNL existentes en Egipto o en una instalación flotante propuesta en Leviatán.

En 2021, Egipto envió un máximo de 6,8 millones de toneladas de GNL y para este año tiene como objetivo exportar 7,5 millones de toneladas de GNL.

Subidas y bajadas

Mientras Europa decide sobre sus políticas energéticas para reducir la dependencia rusa, Israel sigue beneficiándose de la exploración de gas en sus aguas económicas.

Los campos de gas Leviatán y Tamar operados por Chevron ya están en marcha.
El mes pasado, la compañía de exploración y producción de petróleo y gas Energean anunció que su campo de gas Karish estaba conectado a la red de gas de Israel y se espera que el gas comience a fluir hacia los consumidores más adelante en 2022.

“Somos un poco inmunes a estos altibajos en el mercado mundial del gas que estamos viendo en Europa y Asia. Porque tenemos nuestro propio suministro nacional y tenemos una competencia artificial entre estos tres campos”, dijo Rettig.