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| sábado abril 20, 2024

El uruguayo-israelí Matty Zwaig, ex diplomático en Siberia, en misión especial en la zona de guerra en Ucrania


Matty Zwaig no se limita a trabajar. Prefiere abrazar causas que le tocan el alma. Ahora, enviado por el Estado de Israel, en un desafío conjunto de la oficina del Primer Ministro y la Agencia Judía se halla en la frontera entre Ucrania  y Hungría principalmente para ayudar a los refugiados judíos que desean emigrar a Israel, pero no solamente a ellos.

Esta es la historia

 

P: ¿En qué consiste exactamente tu misión actual? 

 

R: Te diré ante todo que hay aquí un esfuerzo especial de ayuda de parte del Estado de Israel por la crisis causada por la guerra. Como bien sabemos, millones de refugiados se han escapado y siguen saliendo, desde el comienzo de la guerra de Ucrania, especialmente hacia todos los países del oeste, o sea, Moldavia, Rumania, Hungría y Polonia. Está también Eslovaquia, pero en Eslovaquia Israel no tiene oficinas. Por eso se está enviando en forma conjunta gente que se pueda hacer cargo de toda esa cantidad de refugiados judíos, parientes de judíos y, en algunos casos, también refugiados no judíos a los cuales Israel  da su ayuda y la posibilidad de viajar hacia su territorio.

Por eso fui enviado. El Estado se juntó con la Agencia Judía  y con organismos no gubernamentales y han puesto en cada frontera un director. Yo soy el director de la frontera entre Hungría y Ucrania para todo lo que sea asuntos de judíos y de refugiados que se escapan a través de esas fronteras.

P: ¿Dónde estás ubicado concretamente?

 

R: Mi base son las oficinas del Centro Cultural Israelí que pertenece a la comunidad húngara. Desde ahí se mueven también la Agencia Judía, el Keren Hayesod,  Macabi y varias organizaciones más. Todos juntos en forma mancomunada están tratando de sacar adelante todo esto, o sea  traer a la gente de la frontera hacia hoteles de Budapest y desde ahí, seguir tratando todo el proceso de aliá, de emigración a Israel  . En Budapest, el punto central es la Oficina Centralizadora de Crisis de Emergencia. Y de los 5 pasos fronterizos nosotros trabajamos con 3: Zahony, que es para trenes, Barbas, para ómnibus y Bergszurany, a pie. Mi zona tiene 130 kilómetros.

P: En números…¿A cuántas personas o familias ya has ayudado?

 

R: Como recordarás, la guerra comenzó el 24 de febrero. Desde entonces, en total, han entrado a Israel como inmigrantes, aproximadamente 15.000 ucranianos judíos o hijos, nietos, cónyuges de judíos, como lo permite la Ley del Retorno. El trabajo más serio y ordenado comenzó el  1° de marzo . Dentro de eso, hay distintas zonas y yo, como expliqué, estoy en la zona de la frontera con Hungría, en la que hay cinco pasajes fronterizos , de los cuales trabajamos en tres. Pasaban al comienzo hasta mil personas por día, aunque a veces son 300,y otras 400. Desde que yo vine los números han bajado a cien, ochenta, a cuarenta o incluso a 15 por día. De cualquier manera, la gente se junta  en los tres hoteles  que hay para ellos porque lleva tiempo todo el trámite de aliá.  Y mientras tanto, hay que darles comida y servicio médico. Y encargarse de que los niños estén entretenidos. De a poco,  se van juntando. En mi zona se ha ayudado a más de 1600 personas. Desde que Putin comenzó a bombardear las ciudades del sur sobre el Mar Negro, todo eso se vuelve a incrementar y estamos preparados inclusive para números grandes.

 

P: Ayudar a ucranianos de la comunidad judía ¿es sólo a los que quieren salir a Israel o también a aquellos que no quieren irse del país pero sí precisan ayuda en distintas cosas? ¿Encontrás realmente mucha gente que dice “de acá no me voy”?

 

R: Muy buena pregunta. Israel ayuda primero que nada a los judíos, es verdad. En este momento también a sus parientes, incluso si no son judíos. Es su responsabilidad como Estado judío, el único en el mundo. Es una operación conjunta entre Israel, la Agencia Judía y las comunidades locales. Y en momentos de crisis queremos sacar a cuanta más gente posible, si es que se quieren ir. Mucha gente, por supuesto, va para Israel, pero también mucha gente sigue a países como Alemania, Austria, Inglaterra, Irlanda, Portugal o  Canadá, entre otros. Por lo tanto, estamos ayudando a todos. Aquellos  que no siguen hacia Israel tienen un límite de tiempo para quedarse en los hoteles y luego encontrar sus propias respuestas. De cualquier manera, nadie que pida quedarse por más tiempo por distintas razones, se le ha negado. Hay gente que ha estado hasta tres semanas y recibiendo todo por todos lados y ni siquiera van a Israel. Esa es la situación real.

 

 

P: Un gran mensaje sin duda. ¿Cuál es el obstáculo principal de hacer lo que hacés en una zona de guerra? O sea, en el esfuerzo diario por cumplir con tu misión ¿Cuáles son las dificultades?

 

R: El desafío principal es logístico porque dentro de Ucrania hay gente que se encarga de juntar a la gente que se escapa, más que nada en lugares que fueron bombardeados como Jarkov-la segunda ciudad más grande del país-y Mariupol, de las que puede ser difícil salir. Pero  también de Kiev y ahora mucho de Dnipropetrovsk o Dnipró, como se dice. Y tal vez, si van a bombardear Odessa de toda esa zona, Mizikevycha, Kremenchuk, muchos lugares de donde la gente se escapa, se van hacia el oeste, incluso se alquilan lugares en el oeste para poder tranquilizarse, lugares que no son bombardeados. En esto ya gastan su dinero y esperan para organizarse y para poder llegar hasta las fronteras de Polonia o de Hungría. Lo que está más al sur también hacia Rumania y Moldavia. Es decir, la gente se organiza dentro de Ucrania con gente que son contactos de enlace que están allí adentro. Luego, al llegar a la frontera, está todo el tema de la logística porque cuando llega un autobús por ejemplo con 40 personas, hay todo un proceso hasta que reciben el pasaporte biométrico que les tienen que dar las autoridades húngaras y los sellos y todo lo necesario. Pero eso es relativamente “fácil”, porque al final pasan. También hay registro de nuestro lado.

Llevamos a la gente a un lugar cerca de la frontera, a un par de kilómetros, donde los ayudan. Hay movimientos locales o de iniciativas cristianas y otras,  que les dan agua, comida; si necesitan alguna atención médica…y  descansan un poco. Luego viajan en un autobús nuestro a Budapest. Todo esto es la parte más fácil.  Lo difícil es cuando tenemos mucho pasaje de individuos solos o familias, pero uno viene a un pasaje por tren a las 2 de la mañana y el otro a las 8 por otro pasaje. Y cuatro personas a las 11 de la mañana. Con cada uno hay que estar en contacto, pasarlos a buscar, darles las condiciones para que puedan descansar y luego mandarlos, de alguna manera, hacia Budapest. Y en Budapest ir a buscarlos a la estación de tren, después anotarlos en los hoteles. O sea, toda esa logística consume mucho tiempo, es complicada.

 

Parte del equipo que ayuda

 

Por suerte tenemos todos esos movimientos de voluntarios que vienen por la Agencia Judía, Bnei Akiva y otros movimientos juveniles, que ayudan en todo lo que se puede. Hay gente realmente increíble, hay en la frontera gente de organizaciones de todo el mundo, que también ayudan a israelíes que se compraron un pasaje y van a la frontera y se paran y dicen: «¿En qué puedo ayudar?».

P: Impresionante…

R: Sin duda. Hay  cosas realmente increíbles. Luego está toda la gente que se voluntariza dentro de los hoteles para estar pendiente de cada cosa que pueda faltar de atención médica, llevar al hospital a quien lo necesita…El otro día una persona tuvo un ataque al corazón, hubo que traer ambulancias, llevarla al hospital, mil cosas todo el tiempo sin parar.

 

P: Estamos conversando poco después de la revelación de las terribles imágenes en Bucha que conmocionaron a muchos y por ende es difícil formular esta pregunta.¿En qué ves vos directamente, con tus ojos, la guerra en Ucrania?

 

R: La guerra se ve y se palpa. En la zona de la frontera no se ven bombardeos porque no se bombardea la frontera húngara-ucraniana, en general, pero la gente que pasa, está  muy triste, con ojos apagados; los niños tristes, la gente muestra videos de casas quemadas, de destrozos totales, de ellos, de su vecino, de los barrios. Digamos que las heridas son más que nada mentales, emocionales. Más que nada algo que los dejó en trauma y que los va a acompañar durante muchos, muchos años. Y eso se ve también, o sea, son secuelas que quedan. Y lo vemos  también cuando al llegar a Budaepest se desesperan porque entienden que  no van a volver a sus casas. No sé por cuánto tiempo… tal vez por meses, tal vez por años, tal vez nunca. Y entienden que deben  buscarse una nueva vida . Es  gente normal, bien vestida, bien comida, incluso con buenos autos, todo. Pero dejaron todo y salieron con una valija o con un paquete lleno de ropa,  y con perros y gatos. Y la gente se le ve en la cara la guerra, el trauma, muestran los videos, cosas muy feas. Yo no vi videos ni de asesinatos masivos ni de nada de ese tipo, pero lo que se ve es suficiente para catalogarlo como un destrozo total, un caos total. O sea, da la impresión en algunos casos que se hizo daño por hacer daño, para que la gente levante la bandera blanca. Vemos muchas familias de mujeres solas con sus hijos porque los esposos se quedaron a luchar por Ucrania o incluso, aunque no puedan luchar por la edad no pueden salir.

El ejército ucraniano no los deja. Tiene cuentos que no son nada fáciles y bueno, sabemos lo que es escapar a una guerra y lo que significa la reconstrucción de una vida.

O sea, es emigración, más reconstrucción mental. Va a llevar años.

P: Terrible. Matty, poniendo nombres y caras a la gente con la que estás ahora ¿qué historias personales podés compartir con nuestros lectores? Algunas de las que te han tocado en especial. Recuerdo que me mandaste fotos de una niña con cáncer que viajaba a ser tratada en Israel.

R: Hay muchas historias. Por supuesto, uno cuando trata a tanta gente es difícil tener empatía con cada una fuera de sonreírles o decirles que todo va a estar bien.Se los digo en ruso, que hablo-ucraniano no sé –que la mayoría entiende.  Y esta niña que mencionás fue realmente un caso especial. Los padres me llamaron y me dijeron que en dos horas están en la frontera.  El papá la mamá y las dos nenas. O sea que tuve que organizarme sin anticipación casi para organizar muy rápidamente el viaje. . Y tenemos otros casos de gente que vino con una pierna destrozada y la casa quedó con el esposo sepultado adentro, o sea, que ni siquiera pudo enterrarlo.  Está en un hospital de la comunidad judía, cuyo director es israelí. Realmente es increíble todo lo que vemos aquí.

P: Y junto a las historias duras, está todo lo bueno de toda esa gente que quiere ayudar.

R: Sin duda ninguna. Acá lo que hemos visto es mucha solidaridad y hemos visto lo mejor que se puede sacar de la humanidad en estos casos: ayuda total, ayudar sin mirar para poder dar una solución a esta gente que se escapa con lo puesto prácticamente.

P: Lidiando con todo tipo de problemas…

R: Exacto. Otro caso, una  señora de 82 años con su hija con problemas mentales y una nieta chica tratando de salir desde Dnipró, pero con miedo de que les pueda pasar algo en el camino. Son mujeres solas, con problemas, no sé cómo las voy a sacar de allá. Otra gente también de Járkov que pidió ayuda y vamos a tratar de hacer lo posible para que pueda pasar la frontera y poder labrarse un futuro de alguna manera. Son muchas, muchas emociones.

 

P: Que me imagino cobra su precio también sobre todos ustedes, voluntarios o no, que participan en esta misión.

R: Claro. A los voluntarios que son los que están todo el día con ellos en los hoteles, se les pide por favor que  traten de guardar la rutina, traten de dormir bien, traten de ejercitarse si salen a correr o algo, traten de comer en forma ordenada, tres comidas por día, porque uno se queda inmerso en el trabajo y uno se da cuenta que en todo el día lo comió. La gente empieza a mostrar señales de debilidad y entonces es muy importante llevar una rutina adelante para no volverse loco frente a  tantos problemas. Y, por supuesto, hay cosas que no se pueden evitar. Los  ucranianos, más que nada los jóvenes, están todo el tiempo en la entrada de los hoteles fumando y fumando sin parar. Incluso creo que algunos no fumaban, comenzaron a fumar de los nervios. No es fácil, pero se hacen muchísimas cosas, especialmente para los niños, para levantarles la moral. No es fácil, pero a uno le llena el corazón ver la solidaridad entre la gente en momentos de desgracia.

 

P: Y sé que esto te emociona. Matty ¿Quisieras agregar algo?

R: Sí, que esto es un gran movimiento de gente que está dando su corazón y su dinero también, porque es el Estado de Israel, es la comunidad húngara, son las organizaciones americanas y canadienses, europeas, todo el mundo tratando de llevar adelante una conformación de voluntarios y de servicios en las que se pueda sacar adelante toda esta crisis que se sabe cómo empezó, no se sabe cómo se va a terminar. Por ahora bajó la cantidad de gente que pasa la frontera los últimos doce días. Por otro lado, se dice que van a empezar a bombardear nuevamente en Dnipró y en Odessa. Entonces puede haber nuevamente olas. También ahora va a llevar una ofensiva masiva en Donbas para poder mostrar una foto de la victoria de Putin, en la cual, aunque sea, se queda con todo Donbas, como si ganar una guerra fuera solamente cantidades de territorios. No sabemos realmente en qué va a terminar todo esto, pero creemos que todavía hay cosas que están por venir, y bueno, en algún momento sí se van a terminar y de cualquier manera va a llevar meses y años hasta que todo vuelva a como fue, una vida pacífica y tratando de llevar adelante un país como hasta un día antes de la guerra. Deseamos que haya paz y que podamos volver a casa y seguir construyendo nuestra vida. Tampoco en Israel las cosas son fáciles, pero hace 74 años que se construye y se seguirá construyendo. También con la ayuda de miles de refugiados que se van a unir al pueblo judío para seguir construyendo juntos Israel.

 

P: Ojalá que disfruten de hacerlo y que logren construir exitosamente una nueva vida  a pesar de todo lo que dejaron atrás y de los nada sencillos desafíos que hay también en Israel.

R: Amén.

 
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