Por primera vez en la historia, una delegación de periodistas, académicos e influencers de todo el mundo árabe y musulmán –de la que formaban parte ciudadanos de Estados que aún no han firmado acuerdos de paz con Israel, como Arabia Saudí, Siria y el Líbano– acudió a ver los horrores del Holocausto y a promover en sus sociedades la educación y toma de conciencia sobre el mismo.
Se trató de una iniciativa de Sharaka, organización con delegaciones en Israel, Emiratos, Baréin y Marruecos, y tomaron parte de ella jóvenes activistas de Israel, los países del Golfo y otros lugares de la región dedicados a promover la cordialidad y la diplomacia cívica. El grupo aprendió sobre las comunidades judías previas a la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto; visitó el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, y participó en la Marcha Internacional de los Vivos, acontecimiento anual en el que miles de personas caminan en memoria de las víctimas del Holocausto.
«Reunir a este valeroso grupo de líderes procedentes de todo Oriente Medio para que conozcan y den testimonio de la historia del Holocausto y extiendan la toma de conciencia en sus países y sociedades es un logro histórico”, dijo el cofundador y director general de Sharaka, Amit Deri. “Es a través de este tipo de implicaciones como podemos construir un entendimiento auténtico y una paz cordial”. Deri añadió que la idea de participar en la Marcha de los Vivos, que tiene lugar todos los años en el Día israelí de la Shoá, surgió tras la firma de los Acuerdos de Abraham, en un viaje a Israel para jóvenes árabes celebrado en diciembre de 2020.
Antes de que se firmaran los Acuerdos de Abraham, hablar del Holocausto era efectivamente tabú en el mundo árabe. La negación del Holocausto sigue siendo común y la organización de visitas a los campos de concentración y exterminio, objeto de condena. El auténtico peligro radica no sólo en negar que el Holocausto tuviera lugar sino, peor aún, en reescribir la Historia, sobre todo cuando lo hacen quienes rechazan la paz y la estabilidad. Su principal objetivo parece ser perpetuar el odio y la hostilidad para que el conflicto –su razón de ser y posiblemente su dedicación– se eternice. El auténtico enfrentamiento en Oriente Medio se da entre el Eje de la Moderación y el de la Resistencia (a la moderación, la no violencia, la normalización y la paz).
El Eje de Resistencia es ideológico y no le importan los Estados o sus fronteras. Lo comanda el régimen de Irán, con sus aliados en los países árabes como Hamás, Hezbolá, los huzíes y la Hermandad Musulmana. Se opone a todas las soluciones al conflicto israelo-palestino que no pasen por la eliminación de Israel y está fervientemente dispuesto a avivar las llamas de la intolerancia y la desinformación, con la aparente esperanza de lograr tarde o temprano la obliteración de Israel. En cambio, el Eje de la Moderación es pragmático, político, partidario de los Estados, y está representado particularmente por Emiratos, Baréin, Arabia Saudí, Egipto, Marruecos y Jordania. Comprometido la búsqueda de soluciones a los conflictos, no es de extrañar que la mayoría de sus integrantes hayan firmado acuerdos de paz con Israel o parezcan dispuestos a ello.
Uno de los componentes del referido grupo, el periodista saudí Abdulaziz al Jamis, manifestó:
Hemos de unirnos para proteger a nuestras generaciones del odio mostrando la verdad del Holocausto en los medios de comunicación y los sistemas de enseñanza. ¿Qué tiene de vergonzoso poner el foco sobre el Holocausto en nuestros currículos escolares y en nuestros medios? Negar la verdad del Holocausto beneficia lamentablemente a organizaciones islamistas extremistas como la Hermandad Musulmana.
Nir Boms, investigador del Centro Moshé Dayán de la Universidad de Tel Aviv y otro de los componentes del grupo, se mostró de acuerdo con Al Jamis y declaró:
Nuestra región ha visto demasiado odio, que se ha cobrado y se sigue cobrando vidas. Depende de nosotros procurar una alternativa basada en la comprensión y la tolerancia. Este mensaje es la lección que hemos extraído de la Marcha de los Vivos. Es el más importante legado que podemos compartir.
Por su parte, Dan Feferman, director de asuntos globales de Sharaka y miembro del Jewish People Policy Institute, afirmó:
Debido al conflicto, durante demasiado tiempo el mundo árabe ha negado el Holocausto, afirmado que se trataba de una conspiración y una herramienta judía para justificar cosas relacionadas con Israel. Esta delegación debe instruir sobre el Holocausto al mundo árabe y musulmán.
Por lo visto, nada enfurece más a los grupos extremistas o al Eje de Resistencia que el que se les confronte con los hechos históricos y se cuestionen las informaciones falsas y maliciosas sobre Israel.
Si las cosas fueran más normales y pacíficas, todo el mundo podría ir allí y ver la realidad por sí mismo. La supresión de la verdad parece, en efecto, la principal razón por la que tantos están en contra de la normalización y del fomento de las relaciones entre los pueblos, superando divisiones culturales y políticas; quieren que sus propios pueblos sólo vean su versión de la realidad.
Rawán Osmán, una siria que creció en el Líbano y ahora reside en Europa, dice que sintió miedo la primera vez que vio judíos ultraortodoxos en su barrio de Estrasburgo. No porque creyera que los judíos eran el enemigo, sino por la impronta que le dejaron las estrictas leyes antinormalización bajo las que vivió en Siria y el Líbano, que prohíben todo contacto con israelíes o judíos.
El palestino Mohamed Dayani, exprofesor en la Universidad Al Quds, tiene una experiencia distinta: aún vive en medio del conflicto. Ha puesto su vida en riesgo por la posición pragmática que ha adoptado: resolver el conflicto en vez de perpetuarlo. No fue fácil para él sumarse al grupo; por su seguridad y la de su familia, se le instó a no hacerlo. Por su posición favorable a la paz, un día los extremistas le quemaron el coche; su familia aún puede ser atacada.
Dayani explicó que la situación bajo el gobierno de la Autoridad Palestina es mala. Los libros de texto, por ejemplo, no hacen la menor mención del Holocausto, que a menudo se niega o se tacha de patraña en las redes sociales. En un principio Dayani se sumó a Al Fatah (de la OLP) para, dijo, “liberar” Palestina; pero cuando médicos y soldados judíos brindaron atención médica vital a sus padres, empezó a ver la situación humanitaria desde el otro lado. En marzo de 2014 valerosamente llevó a un grupo de 27 estudiantes palestinos a Auschwitz; a su regreso, medios y activistas locales le acusaron de ser un “colaborador” o “agente” de Israel y amenazaron su empleo en la universidad. Tras semanas de amenazas, presentó la dimisión, que le fue aceptada. “Mi carta de renuncia a la Universidad Al Quds”, dijo entonces, “fue una prueba de fuego para saber si la dirección apoyaba la libertad académica y la libertad de acción y expresión, como decía, o no”.
No obstante, en los últimos años, sobre todo tras la firma de los Acuerdos de Abraham, la situación ha cambiado. Los Acuerdos han hecho que las voces del Eje de la Moderación resuenen con más potencia. Los partidarios del Eje de la Resistencia no pueden seguir haciendo sentir vergüenza a los del Eje de la Moderación, como hacían en el pasado, con sólo acusarlos de traición o de no hacer nada por los palestinos y su causa.
El Eje de la Moderación y los Estados implicados en los Acuerdos de Abraham están tratando de estrechar las relaciones entre los pueblos y enriquecer el conocimiento histórico y cultural de los mismos. Hace un año se inauguró una exposición permanente sobre el Holocausto, con testimonios de supervivientes, fotografías y objetos de época, en el Museo de la Encrucijada de Civilizaciones de Dubái. Fue la primera de ese tipo celebrada en el mundo árabe.
Este año, Su Excelencia Ahmed Obaid al Mansuri, fundador del referido museo, comandó la histórica delegación de Emiratos a Polonia junto con Eitan Nichloss, el recién nombrado embajador de la Marcha Internacional de los Vivos ante los Estados del Golfo. Estas comitivas que exponen al pueblo la evidencia histórica y combaten la manipulación de la Historia de los radicales tienen un largo y fructífero camino por delante y contribuir a resolver el conflicto aún en curso en Oriente Medio.
Este año se celebró el Día Internacional para la Rememoración del Holocausto en numerosas ciudades del mundo árabe, desde Manama a Rabat, pasando por Abu Dabi. La embajada de EEUU en El Cairo copatrocinó la primera conmemoración oficial del Holocausto jamás realizada en la capital egipcia. En 2020, Su Excelencia el jeque Mohamad al Isa, secretario general de la Liga Musulmana Mundial, encabezó una delegación de líderes religiosos islámicos a Auschwitz, donde repitieron las palabras “Nunca más” y oraron por los seis millones de víctimas judías.
No se conseguirá la paz mientras existan el extremismo y el terrorismo ideológicos, y no puede haber un Estado palestino independiente mientras las sucesivas generaciones sean educadas en el odio y la violencia antes que en la razón y la lógica. Con los Acuerdos de Abraham, que se distinguen de los modelos previos en que promueven activamente la paz y la prosperidad de la sociedad civil, se una oportunidad gloriosa para que la gente vea por sí misma la realidad del Holocausto, por ejemplo, y para que comprenda mejor los peligros del radicalismo, la intolerancia y el racismo en su propia sociedad.
© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio
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