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| lunes diciembre 23, 2024

La irresistible necesidad de culpar a Israel


Este lunes se pudo conocer el informe norteamericano sobre la muerte de la periodista Shireen Abu Akleh, y las reacciones de los palestinos (a pesar de que ellos habían retenido la bala que le causó la muerte y a pesar que la Autoridad Palestina le entregó la bala a Estados Unidos para que se hicieran los análisis que determinaran quien disparó).

El vocero del Departamento de Estado informó que “después de un detallado análisis forense hecho por expertos independientes en un proceso bajo supervisión del Coordinador del Servicio de Seguridad de Estados Unidos, no se ha podido llegar a una conclusión definitiva sobre el origen de la bala que causó la muerte de la periodista palestina-norteamericana Shireen Abu Akleh. Los expertos determinaron que la bala estaba muy dañada lo que hizo imposible llegar a una conclusión”.

Sin embargo, por un lado, no llegaron a ninguna conclusión, pero, por otro lado, el vocero del Departamento de Estado agregó:” Además del análisis forense y del de balística, el Coordinador del Servicio de Seguridad de Estados Unidos tuvo pleno acceso a las investigaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel y de la Autoridad Palestina. Como resumen de ambas investigaciones el Servicio de Seguridad de Estados Unidos ha concluido que el intercambio de fuego en el lugar podría hacer responsable a Israel de la muerte de Shireen Abu Akleh. No hay razón para creer que fue intencional sino consecuencia de las trágicas circunstancias del enfrentamiento que estaba teniendo lugar entre las Fuerzas de Defensa de Israel y las facciones de la Jihad Islámica palestina”.

Antes de este informe, Washington Post, New York Times, CNN, y la inefable Alta Comisionada de DDHH Michelle Bachelet ya habían decidido que la culpa era de Israel. Las Fuerzas de Defensa israelíes rechazaron los términos de “podría ser responsable” del vidrioso informe de Estados Unidos. El ministro de Defensa de Israel Beny Ganz dijo que Israel seguirá investigando. Wasel Abu Youssef, miembro del ejecutivo de la OLP dijo que Estados Unidos “está protegiendo a Israel”, y agregó (faltaba más) que “nosotros, la OLP decimos que Israel mató a Abu Akleh y debe hacerse responsable de ello”.

A pesar de lo que diga la OLP, la Autoridad Palestina le dio la bala a Estados Unidos después de bastante demora y de haber rehusado varias veces a que EE.UU. hiciera la investigación. Pero claro, el presidente Biden visitará Medio Oriente la semana que viene, y de pronto la Autoridad Palestina decidió dejar de lado el juego de las escondidas no sólo con la bala, sino con su comportamiento general. Pero para no quedar en blanco con su propia gente, los palestinos también hicieron su declaración jurídica el lunes, y se despacharon sin titubeos viendo que su relato no iba a ser contrarrestado por nadie del gobierno americano. Así que el Ministerio Público de la Autoridad Palestina declaró:” Nosotros sostenemos que hubo un disparo deliberado de los israelíes contra Abu Akleh y que eso lo demuestra el cotejo de la bala y el arma utilizada. Es inadmisible aceptar que el disparo no fue intencional y eso debían haberlo comprobado los norteamericanos a través de los videos en su poder. Iremos a las cortes internacionales para que Israel sea declarado culpable de la muerte de Abu Akleh. No aceptamos que se contradiga el informe de la Autoridad Palestina”.

O sea, que los esbirros de Mahmoud Abbas saben cuál es el arma homicida, aunque nunca la tuvieron en su poder, saben que el arma desconocida usa la bala con la que se quedaron, consideran que Estados Unidos debía hacer un informe concluyente en base a videos que no muestran cómo fue el disparo, y por último, o es lo que ellos dicen, o nada.

Tendrán que explicárselo a Biden, si es que la agenda del encuentro les da tiempo. Ya que están, también deberían explicarle que es lo que estaba pasando en el enfrentamiento donde murió la periodista palestina norteamericana, cómo se planifican los actos terroristas contra civiles desde las ciudades palestinas, cuántos civiles israelíes habían sido asesinados las semanas anteriores (y las posteriores) a ese enfrentamiento con la Jihad Islámica. Pero eso sería engorroso porque también tendrían que rendir cuentas de la corrupción, de los fondos que llegan por centenas de millones y desaparecen en los bolsillos de la nomenklatura que rodea a Abbas y otras lindezas. Así que mejor culpar a Israel, agradecer a los que siempre apoyan cuando de agraviar a Israel se trata, y pensar qué deben pedirle a Biden la semana que viene.

Los palestinos creen que lo más importante es que Estados Unidos obligue a Israel a tener negociaciones y reanudar el proceso de paz. Según el jerarca del Ministerio de Relaciones Exteriores palestino Ahmad al Deek, “no hay negociaciones porque Israel no quiere”. Al revés. Estados Unidos, si pudiera, debería obligar a los palestinos a sentarse en una mesa de negociaciones, recordar que hay acuerdos firmados desde 1993 con patrocinio, presencia y firma de Presidentes de Estados Unidos que no sólo fueron desechados sino torcidos por las negativas del liderazgo palestino a propuestas de Clinton, Bush y Obama, por decir algunos.

Al Deek anunció que pedirán que EE. UU. reabra su Consulado en Jerusalem Oriental. Podrá suceder o no, pero eso no acerca en nada la pretensión de una mesa de negociaciones, donde el tema número uno es el terrorismo. Justamente, sabiendo eso, los palestinos pedirán a Biden que retire a la OLP de la lista de terrorismo y permita reabrir una oficina en Washington. Otro paso que esta Administración podría dar y otro paso para atrás en negociaciones. El terrorismo no es un juego de ajedrez donde se sacan y ponen fichas. El terrorismo intensificado todo este año y que ha salido de las ciudades palestinas bajo el mando de la Autoridad Palestina y que ha asesinado civiles israelíes y ha sido celebrado no sólo en Gaza sino obviamente también en Ramallah, no debería ser premiado.

Y por supuesto van a pedir dinero. Y si Estados Unidos decidiera retomar el flujo de dinero que volcaba en Ramallah en tiempos de otros presidentes como Obama o Clinton, la reunión con Biden sería para Abbas un logro total. La corrupción populista necesita dinero. Lo demás son discursos vitriólicos dirigidos al enemigo elegido, en este caso, Israel. A Abbas no le importa mucho ni la periodista, ni ningún conciudadano suyo, ni la mesa de negociaciones, ni las condenas a Israel en la ONU por parte de sus aliados tan populistas y corruptos como él. A Abbas y su nomenklatura les interesa el dinero porque es la única arma que le permite mantenerse casi dos décadas en el poder sin llamar a elecciones y enfrentar a Hamas antes que lo derriben y lo echen de su sillón.

Será la Administración Biden la que deberá decidir qué grado de seriedad y utilidad tiene su visita a Medio Oriente. El equilibrio que pretendió mostrar esta semana con el informe de la muerte de la periodista mostró que caminan por un hilo delgado y sin colchón debajo. En Medio Oriente hay una sola democracia. Y hay otros gobiernos que se han retirado del camino del odio y tiene relaciones crecientes con la democracia, o sea, Israel. Y están las dictaduras inmersas en complicidad total con el terrorismo. No parece atinado que haya que pensar mucho de qué lado hay que caminar.

 
Comentarios

Todo ésto huele a montage desde el principio, analicen sino a quien beneficia la duda, y hacia quien apuntan los «indicios» segun los médios al servicio de la «cáusa palestina» …
cualquiera que sea desde ahora, el veredicto que se establezca, Israel permanecerá bajo sospecha, porque a tal fin fue ideada la trampa que le ha sido tendida … creo que a ésta alturas del relato, todos nos conocemos ya, y no cabe por ello, sorpresa alguna en lo tocante al proceder de la parte «palestina» …

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