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| lunes diciembre 23, 2024

El plan iraní para dinamitar la normalización árabe-israelí y seguir expandiendo su revolución


Irán y sus peones terroristas han redoblado sus esfuerzos por sabotear la visita del presidente de EEUU, Joe Biden, a Oriente Medio, prevista para mediados de julio. Mientras, se ha informado de que Biden tratará de impulsar las relaciones israelo-saudíes y negociar una alianza militar entre Israel y varios países árabes para hacer frente a las amenazas y el terrorismo de Teherán y sus proxies, precisamente.

Según se informa, Biden planea celebrar una conferencia regional en Yeda, Arabia Saudí. Y se habla de una coalición que incluya a EEUU, Israel, varios países del Golfo, Egipto, Jordania e Irak. “Se pretende que la nueva alianza contenga a Irán, y en una primera fase se basará en un sistema de defensa aérea contra los misiles y drones iraníes, así como en medidas de ciberseguridad”, afirma el profesor Eitán Gilboa, experto en relaciones israelo-americanas.

Los mulás de Teherán y sus peones, como la organización palestina Hamás y la milicia libanesa Hezbolá, parecen especialmente preocupados ante la idea de que se establezca una alianza militar árabe-israelí parecida a la OTAN. También les preocupa que algunos países árabes, incluido Arabia Saudí, avancen hacia la normalización de sus relaciones con Israel.

Como parte de sus esfuerzos por desbaratar la normalización árabe con Israel, el líder de Hamás, Ismaíl Haniyeh, viajó a Beirut la semana pasada para entrevistarse con el secretario general de Hezbolá, Hasán Nasrala. La visita de Haniyeh enfureció a numerosos libaneses y árabes, que expresaron su preocupación por que la alianza Hamás-Hezbolá desestabilice aún más el Líbano y lo acerque a una confrontación militar con Israel.

Según Hamás, Haniyeh y Nasrala «analizaron los desarrollos políticos de la región y sus repercusiones sobre la causa palestina, así como los peligros de la normalización [entre Israel y los países árabes]”. Haniyeh y Nasrala resaltaron la necesidad de “desarrollar el programa y el eje de la resistencia como la opción estratégica para la restauración de los derechos nacionales [palestinos]”, añadió la organización palestina.

Cuando Hamás y Hezbolá hablan de “desarrollar el programa y el eje de la resistencia” se refieren a los ataques terroristas contra Israel. Ambas organizaciones terroristas tienen decenas de miles de cohetes y misiles listos para ser lanzados en cualquier momento hacia Israel desde la Franja de Gaza y el Líbano.

Alí Barakeh, alto cargo de Hamás, declaró que la visita de Haniyeh al Líbano tenía por objetivo “debatir y coordinarse” con Hezbolá “a la luz de lo que se anda diciendo sobre la formación de una alianza árabe-americana para hacer frente al eje de resistencia”. Barakeh añadió:

Para la resistencia palestina es natural mantener consultas con la resistencia libanesa a fin de hacer frente a la política americano-sionosta, que es hostil a nuestra nación y a la causa palestina.

Por lo que hace a los desarrollos militares contra Irán, Haniyeh advirtió de que “lo que está sucediendo en la región es muy peligroso, y va más allá de la normalización entre los países árabes e Israel”.

En un discurso pronunciado ante la Conferencia Nacional Árabe-Islámica el pasado día 25 en Beirut, el líder de Hamás dijo:

La normalización [con Israel] es un crimen porque perjudica a Palestina y a los árabes; es un intento de integrar a la entidad sionista en alianzas regionales. Este esquema pone en la mira a la resistencia en Palestina y el Líbano. El pueblo palestino necesita profundidad estratégica y la unidad de la nación árabe e islámica.

Está claro que Haniyeh y Nasrala quieren usar el Líbano como plataforma de lanzamiento no sólo para atacar a Israel sino para intimidar a Arabia Saudí y otros países árabes, a fin de que eviten aliarse con Israel contra Irán.

Algunos libaneses han manifestado su indignación por que el presidente de su país, Michel Aún, recibiera al líder de Hamás en el palacio presidencial de Beirut. Uno de ellos, Charles G. Hage, escribió:

En un momento en que buscamos maneras de que los libaneses no pasen hambre, ¿puede alguien decirnos qué gana el Líbano con un encuentro público entre el presidente Michel Aún y el jefe del buró político de Hamás, Ismaíl Haniyeh? Hamás está acusada de terrorismo y proscrita en varios países a los que el Líbano está pidiendo ayuda. ¿Se está pidiendo al Líbano que se convierta en una nueva Gaza?

La periodista Sawsán Mhanna apuntó que la visita de Haniyeh al Líbano coincidió con la del príncipe heredero saudí, Mohamed ben Salmán, a Egipto y Jordania:

Mientras Egipto y Jordania recibían al príncipe heredero saudí (…), y Egipto y Arabia Saudí firmaban 14 acuerdos por valor de 7.700 millones de dólares, Beirut recibía al líder de Hamás (…) ¿Y si el príncipe heredero Mohamed ben Salmán hubiera aterrizado en el Líbano? ¿Y si Beirut fuera libre?

Irán y sus peones están trabajando para impedir el establecimiento de una alianza militar antiiraní en Oriente Medio, incidió el periodista emiratí Mohamed Taqi:

Luego de que se aceleraran los movimientos árabes para forjar una alianza en Oriente Medio, el terrorista Ismaíl Haniyeh acudió a reunirse con el terrorista Hasán Nasrala… Las marionetas de Irán van siempre en contra de cualquier proyecto de seguridad árabe.

Ha llegado la hora de que EEUU tome nota de que no hay diferencia entre los distintos peones terroristas de Irán, anotó Lisa Daftari. «¿Cuándo aprenderá la Administración Biden que Hezbolá, Hamás, Al Qaeda, el ISIS y el régimen de Irán son lo mismo?”, se preguntó esta periodista irano-americana.

«Teherán ocupó el Líbano por medio de su poderoso brazo Hezbolá, que tomó el control del país por la fuerza de las armas iraníes”, destacó el comentarista político libanés Huda al Husseini.

Esta ocupación fue justificada con el absurdo argumento de que esas armas tenían el objetivo de imponer un equilibrio de terror al enemigo israelí para prevenir sus ataques, cuando de hecho su uso fue puramente doméstico, para aterrorizar y matar.

Al Huseini apuntó que Irán estrechó su control sobre el Líbano tras la guerra norteamericana en Irak (2003) deshaciéndose del primer ministro Rafik Hariri, que acabó siendo asesinado.

Hezbolá, que es una facción de la Guardia Revolucionaria Iraní, tomó el control de las instituciones estatales (…) Irán penetró en Siria tras el estallido de la revolución contra el régimen [de Damasco] en 2011 y Bashar Asad recurrió a la Guardia Revolucionaria para [conservar el poder]. Teherán ordenó a Hezbolá que se implicara, que cometiera las matanzas más horribles, aterrorizara a los opositores y restaurara el control del Ejército [sirio]. Esto puso al régimen sirio en manos de Teherán. Irán completó sus planes expansivos enviando armas a Hamás y a los huzíes del Yemen.

En un gesto que refleja la creciente preocupación por la injerencia iraní en los asuntos internos del Líbano, varios líderes políticos y religiosos del País de Cedro urgieron a la comunidad internacional a hacer frente a Hezbolá. Así, demandaron que Hezbolá entregara sus armas al Ejército libanés y recordaron a la comunidad internacional que la milicia terrorista estuvo detrás del asesinato de Hariri. Asimismo, demandaron que el Ejército libanés se desplegara a lo largo de la frontera con Israel para prevenir una nueva guerra.

Previamente, el mismo grupo de libaneses advirtió de que Nasrala no debería ser responsable de tomar decisiones sobre la paz y la guerra de parte de sus patronos iraníes. Y pidió el fin de la “ocupación” iraní del Líbano.

Los árabes son plenamente conscientes del peligro que Irán y sus proxies terroristas entrañan para el Líbano y otros países, sobre todo los del Golfo. Igualmente, se muestran inquietos ante los crecientes esfuerzos iraníes por injerirse en los asuntos internos de los países árabes como parte del plan de los mulas para expandir su influencia por todo Oriente Medio.

El encuentro entre los líderes de Hamás y Hezbolá en el Líbano debería hacer sonar las alarmas en Washington, pues demuestra que Irán se está aprovechando de la percibida debilidad de la Administración Biden, que no se opone a los ambiciosos planes regionales de los mulás.

Sin dudas, ese encuentro tuvo lugar a pedido de Teherán ante la visita de Biden a Arabia Saudí e Israel. Sólo queda por ver si la política de apaciguamiento de la Administración Biden hacia los mulás alienta a los iraníes y a sus proxies a incidir en su apuesta por el expansionismo, el terrorismo y por regar de sangre Oriente Medio.

© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio

 
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