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| domingo diciembre 22, 2024

Segundas oportunidades, Alfred Nobel y el poderoso mes de elul

¿Qué hace tan especial al mes de elul y cuál es su relación con el fundador del premio Nobel?


El obituario de Alfred Nobel

“¡Murió el mercader de la muerte!”

Este fue el titular de la sección de obituarios de un periódico francés en 1888 que erróneamente se refirió a Alfred Nobel, el sueco que inventó la dinamita. En realidad, quien había fallecido era Ludwig Nobel, el hermano de Alfred. Debido a un error de los informantes, el periódico pensó que Alfred había fallecido y los reporteros publicaron una mordaz crítica de su vida.

El periódico caracterizó a Alfred Nobel como alguien que se había vuelto rico desarrollando nuevas formas de “mutilar y asesinar”. Este prematuro obituario impactó profundamente a Nobel, quien se obsesionó con la forma en que sería recordado. Cambió su testamento y legó la mayor parte de su increíble fortuna a una causa que sería admirada y celebrada por todos: el Premio Nobel que, hasta hoy en día, se entrega a científicos, escritores y personas que actúan en beneficio de la paz mundial.

El histórico error del periódico le dio a Alfred Nobel la rara oportunidad de leer su propio obituario, brindándole una segunda oportunidad.

Segundas oportunidades

El mes hebreo de elul se trata de segundas oportunidades.

Los sabios judíos enseñan que Dios está espiritualmente más cerca durante el mes de elul. La tradición dice que durante esta época Dios es más receptivo a nuestros rezos y a nuestros intentos por acercarnos a Su presencia (Rashi, Éxodo 33:11). El gran maestro jasídico Rav Schneur Zalman de Liadi (1745-1813) usa la metáfora de un rey cuyo lugar usual es el palacio. Cualquiera que desee ver al rey debe viajar al palacio, pasar por todos los portones y prepararse meticulosamente. Pero hay momentos en los que el rey deja el palacio y sale al campo para estar más accesible, e incluso se le puede acercar un simple campesino con su arado.

Elul es el momento en que el Rey, es decir Dios, está en el campo.

¿Por qué elul es tan especial?

¿Qué ocurrió durante este período en el calendario judío que convirtió a elul en un momento tan oportuno para la cercanía espiritual? Los Sabios (Rashi, Éxodo 33:11) dicen que el primer día del mes de elul fue el día en que Dios le dijo a Moshé que volviera a ascender al Monte Sinaí para recibir las segundas tablas.

Ahora volvamos un poquito atrás en el tiempo. Hace unas cuantas semanas, observamos un día de ayuno: el 17 del mes de tamuz. Ese fue el día en que Moshé descendió del Monte Sinaí con las tablas de los Diez Mandamientos, pero encontró al pueblo judío adorando al Becerro de Oro. Fue un momento terrible en la historia judía, cuando la fe del pueblo y su relación con Dios pareció sufrir un quiebre irreparable. En respuesta, Moshé rompió las tablas y se quedó en el campamento judío rezando por ellos, intentando desesperadamente obtener el perdón de Dios.

Moshé rezó y suplicó a Dios durante 40 días, desde el 17 de Tamuz (cuando los judíos pecaron) hasta el comienzo de elul. Después de 40 días de suplicar que fueran perdonados, Dios le dijo a Moshé que subiera nuevamente al Monte Sinaí. Él estaba dispuesto a darle al pueblo judío una segunda oportunidad. Ese mismo día Moshé ascendió al Monte Sinaí para recibir las segundas tablas.

Elul se trata de segundas oportunidades

Moshé permaneció en el Monte Sinaí durante más de 40 días. Él regresó al campamento del pueblo judío con el segundo set de tablas. ¿Adivinen qué día fue? Era el décimo día del mes hebreo de tishrei, ¡el día de Iom Kipur!

Iom Kipur se convirtió en el día judío de expiación, porque marcó la culminación del proceso de reconciliación entre Dios y el pueblo judío. Representó la concreción de una relación renovada del pueblo después de que Dios le diera una segunda oportunidad tras haber pecado.

Dios les presentó un desafío a nuestros ancestros durante esos 40 días entre Rosh jódesh elul y Iom Kipur: corrijan sus problemas, enfrenten sus deficiencias y renueven su relación Conmigo. Cada año en esta época, se nos presenta ese mismo desafío de 40 días. Al igual que a Alfred Nobel, también nosotros tenemos una segunda oportunidad para enfrentar nuestros desafíos, lidiar con nuestros demonios y reconectarnos con Dios y con nuestros semejantes.

Durante el año, rutinariamente encontramos obstáculos y desafíos espirituales que nos desconectan de nuestra fuente espiritual, de Dios e incluso de las personas que queremos. Todos tenemos sueños y metas que no hemos logrado. De alguna manera nos decepcionamos a nosotros mismos. Pero estos 40 días llegan cada año, presentándonos la oportunidad de reconectarnos y acercarnos a nuestro potencial al acercarse el nuevo año.

Pregunta: ¿Qué parte de tu vida merece una “segunda oportunidad”? ¿Qué puedes perdonar, repensar o resaltar para llegar a convertirte en la mejor versión de ti mismo?

 
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