La defensa del Estado de Israel acerca también a quienes no somos judíos y estamos batallando contra la mentira de un relato instalado desde hace 75 años y que es muy cómodo para un Occidente culposo con la historia, autoflagelado y que no sabe, no quiere o no puede hacerle frente al islamismo.
Un reclamo que no es territorial. Los palestinos no tienen su estado porque no quieren tenerlo.
El conflicto palestino-israelí, que es un desprendimiento dentro del tema árabe-israelí, viene desde 1948 como inmediata reacción a la creación del único Estado Judío. Al crearse Israel, todos los países árabes de la zona se lanzaron a una guerra que todavía hoy siguen pagando. Bajo el llamado a una guerra de exterminio, la Liga Árabe, a pocos años del holocausto, se lanzó a la guerra para expulsar a los judíos de su tierra.
La violencia y la muerte fueron la forma de enmascarar su incompetencia para poder crear su propio estado árabe al que hubieran accedido respetando la partición y así evitado 75 años de un recuento de desgracias.
Sin embargo, en esas más de siete décadas existieron acuerdos de normalización y pacificación que permiten definir de forma muy clara: lo que Israel conseguía con los vecinos árabes, como Jordania o Egipto, era sistemáticamente rechazado por las autoridades palestinas que desde 1964, con la creación de la OLP, inauguraron su prédica a la supuesta nacionalidad palestina histórica que no tiene ningún tipo de vínculos con el territorio que reclaman.
Si el tema palestino-israelí fuera territorial entonces nunca hubieran rechazado la increíble propuesta israelí de principios de 2000 cuando les ofrecieron la totalidad de la Franja de Gaza y casi Cisjordania completa, lo que habría llevado al ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, a afirmar que si Arafat no aceptaba esto es porque había enloquecido. Con una osada propuesta de entrega del 93% del territorio, los líderes palestinos volvieron a optar la intifada antes que la paz.
El tema territorial nunca fue lo suficientemente claro ni para los propios palestinos que están en un punto de no saber qué es lo que están reclamando para Cisjordania. Lo mismo ocurre con la Franja de Gaza que administran desde el 2006 con el terrorismo de Hamas y donde Israel no tiene nada que ver desde su unilateral retirada en 2005.
Los Acuerdos de Oslo: una prometedora paz irrespetada
El 20 de agosto de 1993 se terminó de redactar la declaración de principios de los Acuerdos de Oslo, un nuevo acuerdo en el marco del proceso de paz y que unía a las partes de Israel y la OLP. Mucha gente estuvo ilusionada, se iba a poner fin a una guerra terrorista, una matanza descontrolada y a los atentados contra civiles, pero lamentablemente todo quedó en una ilusión.
Estos acuerdos estipulan que las partes firmantes no pueden realizar pasos unilaterales para el acuerdo de paz, sino que todo debe ser negociado y por consenso mutuo. No es innecesario recordar también que estos acuerdos fueron apoyados por la entonces Unión Soviética y Estados Unidos.
Los Acuerdos de Oslo de agosto de 1993 significaron una prometedora propuesta de paz que terminaría naufragando en el presente, pero que no le resta importancia dentro del proceso de paz. Y no, no hay que ir 30 años atrás para encontrar una propuesta israelí. A comienzos del año pasado, funcionarios del gobierno israelí estuvieron reunidos con miembros de la Autoridad Nacional Palestina como tantas veces. La respuesta siempre es y será la misma: ni Hamas, la Yihad Islámica ni toda la Autoridad Palestina quieren negociar.
En Oslo, los palestinos aceptaron las siguientes condiciones: Judea y Samaria (Cisjordania) se dividiría en 3 zonas siendo la A para los palestinos, la zona B de administración conjunta hasta establecer las fronteras de ambos estados y la zona C para Israel. Lo que los Acuerdos de Oslo contempla es, entre otras cosas, que Israel terminará anexando (es decir, poniendo bajo su ley) la zona C que es la que les corresponde por los más de 450.000 judíos que viven allí.
No existió la ocupación y no habrá anexión de algo que jamás fue ocupado.
Para que se entienda la complejidad del tema: en Hebrón, una ciudad hoy bajo control palestino, fue coronado el Rey David según documenta la historia bíblica. Es decir, al igual que con Jerusalén, los lazos del pueblo judío con la zona son evidentes.
Pocos cuentan también que hasta 1929 había en Hebrón una comunidad judía pujante y muy conocida que fue arrasada por el pogromo de la noche del 23 de agosto de ese año y que encendió a una turba árabe-palestina que salió a cazar y exterminar judíos.
Al hablar de la repartición de territorios, la retórica palestina omite que en verdad hubo muchas entregas de territorios israelíes a cambio de paz: lo hicieron con Jordania, con Egipto y con los palestinos. Con los primeros logró lo que no puede con los últimos.
¿Por qué? Porque Palestina incumplió constantemente los Acuerdos de Oslo y terminaron convirtiendo a la guerra en un negocio. A fin de cuentas, la Palestina de hoy es un territorio artificial que está solo conectado al dinero de la ONU y la ayuda humanitaria.
Sin embargo, aunque los palestinos reciban millones de dólares para “reconstruir su país robado”, no vemos más que autoridades millonarias y un pueblo que está en la miseria. Siempre resultó curioso que, en Gaza, donde la comunidad internacional ha desembolsado una enorme cantidad de dinero, es más fácil encontrar una base de misiles de Hamas apuntando a civiles israelíes que agua corriente o tendido eléctrico.
Además de rechazar y violar los Acuerdos de Oslo, Palestina nunca abandonó los pasos unilaterales, reforzando aquella idea de que era más rentable pregonar la destrucción contra Israel y no motivarse en construir su propio estado haciendo correcto uso de la enorme cantidad de dinero que han recibido.
Los pasos unilaterales de los palestinos se dieron en la ONU, esos que ahora empezaremos a presentar como parte del problema y no de la solución. Primero, el reclamo de volver a las líneas de armisticio de 1967 y usarlas como frontera. Esto, de hacerse realidad, implica lo que los líderes palestinos buscan en su mayoría que es la desaparición de Israel como estado. Un miembro observador (Palestina) plantea la eliminación de un miembro pleno (Israel). Esto es inadmisible por donde se lo mire.
Los palestinos vuelven también con la retórica de Jerusalén como capital de Palestina, algo totalmente desmentido por las raíces históricas que la une con el Pueblo Judío y porque Al-Aqsa, lo que en teoría es el tercer sitio sagrado de los musulmanes, es hoy profanada por los propios palestinos y utilizada como centro de acopio de armas desde donde atacan a los judíos en Pésaj.
Una sociedad internacional que es también parte del problema
La ONU es hoy parte del problema y no de la solución. Su proyecto original fue pensado como una especie de asamblea de todas las naciones y mejorando lo que había sido la Sociedad de Naciones, un proyecto desbordado de idealismo de Woodrow Wilson y sus principios.
En 2012 fue la propia ONU quien aceptó a los palestinos como miembro observador, algo absolutamente increíble porque carecen de elementos que debe tener un país:
No tienen fronteras conformadas gracias a las reiteradas negativas de negociación que Israel y otros países han propuesto. No siguiendo los ejemplos de Jordania y Egipto y trabajando solamente para la guerra, Palestina rechazó siempre la paz.
No tienen tampoco un gobierno democráticamente elegido porque la Autoridad Palestina va rumbo a las cleptocracias árabes con muchos años en el poder y con varias de las elecciones suspendidas.
El mandato de los palestinos está dividido en muchos grupos que se comen los ojos entre sí y no pudieron ni siquiera lograr tener una voz única para sostener su reclamo. Veamos el caso del eslabón más débil de todos: Mahmoud Abbás, el eterno presidente de la Autoridad Nacional Palestina desde hace mucho tiempo. A sus 87 años y con una tradición cleptócrata, no permitió construir una alternancia ni mucho menos permitir un sistema de elección que se ajuste a lo que los palestinos precisen. Del otro lado, Fatah, Hamas y la Yihad Islámica van a querer aumentar su cuota de poder.
Tanto Gaza como Cisjordania están hoy en manos de los líderes palestinos que se van a enroscar en una batalla civil cuando Abbás muera y se largue la carrera por la sucesión. En el 2006, Hamas ingresó al gobierno mediante las armas y las ejecuciones…todo dicho.
Este punto de la falta de un gobierno electo hace también que en ninguno de sus territorios haya algo tan básico como es el control del poder. La disputa de clanes y organizaciones palestinas es tan grande que imposibilita cualquier tipo de negociación. ¿Con quién debería negociar algo Israel? Si ante cualquier reunión entre funcionarios israelíes y palestinos, llueven los misiles de Hamas, de la Yihad Palestina u ocurren atentados en territorio israelí. La paz, en estos términos, es impensada.
Es tan reprochable el papel de la ONU, que sucede algo todavía más insólito: la República Islámica de Irán, que cobija también a los grupos terroristas árabes-palestinos, ha reclamado públicamente por la desaparición del Estado de Israel y del Pueblo Judío. Un miembro de la ONU como Irán amenaza públicamente a otro estado miembro y el resto hace silencio.
Pensar el porque del silencio del resto de los gobiernos es inquietante, pero seguramente de lugar para escribir varios artículos sobre el tema. Lo más probable, frente a la islamización de Europa y la ebullición en el sistema de partidos en Estados Unidos, que tanto la Unión Europea como el actual gobierno de Biden no están en condiciones de dar la batalla ideológica en contra del terrorismo.
La Nakba: una estafa histórica
El capítulo de la Nakba, la parte favorita del relato palestino. Sabemos que hay millones de refugiados alrededor del mundo gracias a los conflictos latentes, pero la ONU está solo mirando un grupo particular y con un presupuesto propio.
En el 2012 la guerra en Siria dejó más de 8 millones de refugiados; la dictadura chavista en Venezuela dejó 6 millones; la invasión rusa está dejando más de 5 millones. Entonces uno podría esperar que los palestinos fueran 10, 50 o 100 millones de refugiados para justificar una agencia y presupuestos propios. Pero no es así.
La UNWRA es la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo. Los refugiados palestinos tienen una agencia exclusiva para ellos que las 24hs está hablando del derecho al retorno y obligando a Israel dejarlos ingresar. La Agencia de Naciones Unidas ha llegado a destinar más de 600 millones de dólares en presupuestos que podrían haberse usado para los refugiados sirios, venezolanos o ucranianos.
En 1948, mientras los judíos fueron expulsados por los jordanos de Jerusalén, unos 750 mil árabes fueron influenciados por sus dirigentes a abandonar su tierra mientras durara la guerra árabe que iba a expulsar a los judíos al mar (así hablaba la Liga Árabe entonces). Los judíos no solo que no fueron expulsados, sino que resistieron desde su guerra de independencia y las sucesivas hasta conformar los tratados de paz como el que vimos. Además, los palestinos quedaron dentro de los campos de refugiados sin ningún tipo de nacionalidad.
Cuando se creó UNRWA en 1949, se contabilizaron algunos refugiados más como para darle emoción al tema y de esos 750.000 árabes que huyeron originariamente, se agregaron a sus hijos y nietos. Incluso, a personas que estaban fuera de esa falacia de la Palestina histórica. De repente el nieto de un árabe que pasaba por la zona en 1948 se convirtió en un esclavo sin tierra por culpa del sionismo.
La otra parte de la historia es conocida: todavía hoy, el relato de la Nakba contabiliza 6,3 o 7 millones de palestinos refugiados alrededor del mundo.
Pero hay un dato más que es importante remarcar: en Israel, el 20% de su población es de origen árabe-musulmán y, aunque no sin dificultades, están integrados a la vida diaria. Sabiendo el mal estado en el que están los palestinos alejados en los campos de refugiados en Jordania, Siria o el Líbano ¿alguien habla de apartheid en estos casos? ¿O solamente está reservado para sostener el disfraz antisemita de quienes hablan de antisionismo?
Las nacionalidades palestinas tienen más alcance que los mismos fondos que las autoridades recibieron durante años. En 2021, en conmemoración por el día de la Nakba, miles de personas en Argentina recibieron algo insólito: la nacionalidad palestina. Ahora se puso lindo.
¿Usted pasa por aquí y tiene la tarde libre? ¡No hay problema! Aquí tiene una nacionalidad palestina. Fue un poco la idea de una campaña realmente llamativa que corrió mucho por nuestro país y que rezaba el lema: “yo quiero ser palestino-palestina”. Vean las fotos.
Las piruetas y el nudo de la Autoridad Palestina
Capítulo Corte Penal Internacional y la justicia: dejando de lado los aspectos legales, hay una lectura política y comunicacional dentro que explica el porque del pataleo de los palestinos en esos rincones.
La Autoridad Palestina puede presentar contra Israel los cargos que considere, pero no puede evitar comprarse un nuevo problema a los que ya tiene gracias a su mala administración: eso que el relato palestino llama Plan de Anexión no es más que el propio Acuerdo firmado por los palestinos en manos del propio Mahmoud Abbas en 1993.
Sin embargo, abandonar los Acuerdos firmados y cortar todo vínculo con Israel sería el golpe final para la Autoridad Palestina. En su relato y su activismo mitómano es donde también puede estar su nudo.
Si los palestinos desconocen los Acuerdos de Oslo, entonces no pueden seguir reclamando la condición de estado. Si, por el contrario, dicen que los acuerdos están vigentes entonces no tienen más que sentarse y negociar conforme lo que ellos han pactado. Este dato es sumamente interesante por lo siguiente: Israel, a través de los acuerdos, le terminó dando un estatus jurídico y legal realmente autonómico en comparación con el que les dieron los jordanos y egipcios entre 1948 y 1967.
¿No saben los activistas palestinos que entre 1517 y 1917 fueron parte de una estructura mayor conocida como el Imperio Otomano? Luego vinieron los ingleses con el Mandato Británico y el resto ya es historia conocida.
Hay, finalmente, un aspecto que también es central para entender porque la Autoridad Palestina no puede tensar tanto la cuerda: ¿alguien les preguntó a las autoridades palestinas cuál es su real compromiso para terminar con el terrorismo que impacta en Israel? Este 2022 fueron
Desde 1948, Israel construyó su estado y garantizó su propio progreso. Mientras tanto, los árabes que rechazaron su propio estado se encargaron de no controlar el tema palestino sabiendo que sus líderes están viviendo de la ayuda humanitaria que los gobiernos envían.
Por 75 años les fue más rentable la guerra que la paz y el progreso. Hoy están en un punto de difícil retorno porque se les han ido de control los propios batallones terroristas, los jóvenes palestinos que no ven futuro en un territorio en guerra y la sombra de Irán.
¿Qué podemos esperar del conflicto palestino-israelí este año? Poco si no se vuelve a reformular un nuevo Acuerdo de Oslo, pero actualizado a una realidad en la cual el mundo no puede moverse por intenciones de paz sino por la convicción de encontrarla.
Para el resto del resto del mundo, basta con comenzar a comprender que Israel en sus 75 años tuvo que luchar día tras día por no desaparecer y aún hoy, por ignorancia o maldad, le siguen pidiendo explicaciones sobre el porque de su existencia.
«Los palestinos núnca pierden la oportunidad de perder una oportunidad»
éstas palabras del que es considerado «padre» de la diplomácia israeli; Aba Eban, mantienen décadas despues de haber sido pronunciadas, su plena vigencia (tristemente cabriá añadir)
Se diriá que solo les interesa destruir el Estado de Israel, antes incluso que alcanzar acuerdos, y obtener condiciones beneficiosas para ellos y para el devenir de sus hijos, tal es el estado de obcecacion y ódio cerril en el que viven imersos y definitivamente instalados en relacion a ese pais …la politica de «tierra quemada» promulgada por sus dirigentes, asi lo evidencia, por mas que en fóros internacionales, abogen hipocritamente, por la concordia y la paz, señalando al Estado de Israel, como único responsable de no habérlas alcanzado aún …
Su discurso beligerante a la par que victimista, encuentra sin embargo «éco» en cancillerias y médios occidentales, asi como en una opinion pública, manipulada a tal efecto …
Lamentable resulta constatar, las consecuencias perniciosas de una propaganda engañosa, tendente a criminalizar Israel, y la nula autocritica por parte de aquellos que a ello se prestan …
¿Podran seguir engañando aún a casi todos de forma permanente? me présto a dudárlo, aunque tal si a los suficientes como para seguir recibiendo su beneplácito, sus dádivas a cargo del contribuyente, sus invitaciones a fóros lastrados por la parcialidad de sus intervinientes, asi como los altavoces precisos, para seguir virtiendo sus falácias y amenazas contra Israel, al amparo de una impunidad a todas luces escandalosa, y del aplauso fácil de los que desde distintos sectóres, los justifican y los jalean …
Ante tales hechos, repugnante es la palabra que se me ocurre …