Entre el terrorismo, las represalias y la verdad

Durísimas imágenes de automóviles y casas quemadas en la aldea palestina Hawara recorrieron el mundo desde este domingo, ilustrando notas sobre el vandalismo violento de un grupo de israelíes extremistas que atacaron el lugar en venganza por el asesinato horas antes de dos hermanos, dos jóvenes judíos de 20 y 22 años, Yael y Halel Yaniv, muy cerca de dicha localidad. Fueron baleados de muerte cuando estaban viajando en la carretera central de la zona, por la que circulan tanto israelíes como palestinos.

Soldados israelíes intervinieron para salvar palestinos de casas que ardían. En Hawara hablaron de decenas de heridos, casi todos por la inhalación de humo o gases lacrimógenos lanzados durante los disturbios, pero fuentes palestinas informaron que también hubo un muerto de bala y cuatro heridos con lesiones físicas.

La enorme mayoría de las autoridades israelíes -por cierto todas las centrales- condenaron el ataque violento contra gente no involucrada en el atentado. Tanto el Primer Ministro Netanyahu, como el Ministro de Defensa Gallant, el Presidente del Estado Herzog, y el Ministro de Seguridad Interna Ben Gvir, exhortaron a que nadie tome la ley en sus manos.

Hubo también voces de políticos extremistas que se abstuvieron de condenar y que hasta mostraron comprensión o satisfacción. Tzvika Fogel, diputado del partido Otzmá Yehudít, miembro de la coalición- cuyo número uno es el citado ministro Ben Gvir- manifestó abierta alegría y dijo que solamente si hay aldeas que arden, se logrará disuadir a los terroristas.

Sin olvidar que hay voces extremistas, la reacción general de la sociedad israelí en las redes y los medios locales, fue de condena a dichas declaraciones. El jefe de la oposición Yair Lapid dijo que Fogel debe ser detenido por incitación a la violencia. Luego, Fogel alegó que no se le había entendido bien.

La violencia contra no involucrados es un crimen inaceptable. Sin peros ni reservas. Está mal moralmente y además no aporta absolutamente nada a la lucha contra el terrorismo sino que todo lo contrario, la complica seriamente. Y ni que hablar que puede dar al terrorismo palestino el argumento de alegar que todos los próximos atentados que cometan, son una “lógica venganza” contra los ataques en Hawara.

La verdad es otra.

Y debemos dejarla en claro.

No para minimizar la condena a los vándalos, ya que los consideramos un cáncer para Israel, sino para que se sepa qué es lo que realmente vive Israel, que desde el comienzo del año ha perdido a 14 de sus ciudadanos en atentados terroristas.

También este martes fue cometido un atentado en el que terroristas balearon de muerte a un joven de 27 años en su coche cerca del Mar Muerto. Luego abrieron fuego hacia otro coche en el que había varios pasajeros y por milagro no hirieron a nadie.

Pero mentirán quienes presenten este atentado como respuesta a Hawara. O sea, claro que es probable que los responsables hayan querido puntualmente vengar los sucesos violentos en la aldea, pero el terrorismo palestino nunca precisó “excusas”. Judíos son atacados en la tierra de Israel desde el siglo XIX por terroristas que abrazan el “todo o nada”. Hubo atentados ya antes de la declaración de independencia. Israel fue atacado cuando estaba siendo creado. Cuando no había territorios “ocupados” ni asentamientos. Cuando estaba gobernado por la izquierda y por la derecha. Hubo bombas en los ómnibus cuando se negociaba la paz y también cuando se intentaba combatir el terrorismo. Hawara no tiene nada que ver. La violencia allí fue inaceptable, pero no es la razón del terrorismo que envenena la mente de los jóvenes palestinos difundiendo por tiktok cortas filmaciones que muestran cómo matar judíos.

Los civiles palestinos atacados en Hawara sin haber participado en el atentado que terminó con la vida de los dos hermanos, no eran responsables por el mismo. Pero sí es cierto que la sociedad palestina en general tiene responsabilidad por la incitación a la violencia, por la glorificación de los terroristas como héroes y de la muerte de los israelíes – militares y civiles, hombres, mujeres y niños – como objetivo legítimo. De esa misma zona atacada por la noche, salieron los que repartían dulces y postres a los transeúntes como señal de festejo por la muerte de los dos israelíes. Es un motor de odio que nutres a los próximos terroristas, que actúan sintiéndose hijos de una sociedad que justifica y abraza sus hechos.

No, eso tampoco justifica el vandalismo de los extremistas de derecha que atacaron Hawara.

Pero tiene que saberse.

Y tiene que saberse que cuando fueron baleados de muerte los dos hermanos, los palestinos salieron a celebrar. Y cuando fueron sepultados, su madre pidió a los jóvenes todos que nadie tome la ley en sus manos. Habló del profundo agujero que le perforaba el corazón y que sabe nunca se cerrará al haber perdido a sus dos hijos mayores. Pero aclaró que la forma de lidiar con ese dolor, la única forma, es estudiar más aún que antes las Sagradas Escrituras y hacer buenas acciones.

Quienes creyeron que honran la memoria de los asesinados atacando a gente no involucrada, se equivocaron fuerte. Todo lo contrario: la profanaron. Es que esa violencia no es Israel ni el espíritu judío. Los que así actúan, a nuestro criterio, se autoexcluyen del pueblo de Israel.