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| jueves marzo 28, 2024

La Reina Ester: la mayor heroína feminista de la historia judía

La reina judía utilizó sus fuerzas femeninas para salvar al pueblo judío.


Imagen principal: Unsplash.com, Adam Flockemann

Este año, el día internacional de la mujer coincide con la festividad judía de Shushan Purim, cuando los judíos recuerdan cómo la Reina Ester posibilitó que nuestros ancestros judíos se salvaran del genocidio en la Persia antigua. Algo muy adecuado, dado que la Reina Ester es la mayor heroína feminista de la historia judía.

No sabemos mucho sobre los primeros años de vida de Ester. Ella nació poco después de una terrible calamidad en la vida judía: la invasión de la antigua Israel por el gran imperio de Babilonia. Decenas de miles de judíos fueron obligados a salir de Israel hacia lo que hoy es Iraq e Irán. Ella vivió en un período de cambio de imperios, la poderosa Babilonia fue tragada por el emergente imperio Persa, gobernados por un rey violento y temperamental (Ajashverosh, Asuero, también conocido por su nombre griego, Xerxes).

Ester creció con dos nombres, su nombre persa, Ester, y su nombre judío, Hadasa. (El Talmud dice que su nombre Hadasa, que en hebreo significa mirto, le era adecuado porque ella era tan dulce como la planta de dulce aroma, el mirto). Ester quedó huérfana a muy temprana edad, y vivió con su tío Mordejai, un destacado líder de la comunidad judía en el exilio. Era una época de incertidumbre y desplazamiento. Sin embargo, Ester prosperó.

La resiliencia ante un sexismo insondable

La vida de Ester pronto tomó un giro todavía más oscuro. Las circunstancias que llevaron a que fuera coronada como reina de Persia fueron espantosas. Después de asesinar a su esposa (porque ella no estuvo dispuesta a presentarse ante sus amigos borrachos en una fiesta), Ajashverosh ordenó a las familias de todo el reino que entregaran a sus hijas para su harem, y declaró que entre ellas elegiría a su próxima reina.

Ester fue una de las miles de jovencitas que se vieron arrastradas a ese infierno. A pesar de estar prisionera en el harem, ella nunca perdió su resiliencia. Ester mantuvo en secreto su identidad judía. El Talmud describe cómo ella contaba los días de cada semana para poder celebrar Shabat en secreto, y en vez de comer carne no kósher, subsistía a base de una dieta de legumbres y frijoles. Los actos heroicos de Ester en parte se debieron a su disposición a colaborar, su aguda espiritualidad y su elevada inteligencia emocional.

Resolución de problemas de forma colaborativa

Las investigaciones demostraron que una de las grandes diferencias entre hombres y mujeres es su disposición y su capacidad para colaborar con otros. El liderazgo masculino ideal históricamente ha sido el del héroe solitario. Muchos estudios demuestran que las líderes femeninas son mucho más proclives a propiciar el trabajo de equipo para alcanzar sus objetivos. «(Las líderes) femeninas… dedican una mayor proporción de su tiempo a trabajar con los demás» a diferencia de los hombres, señaló un estudio de la Universidad de Missouri.

Cuando los judíos de Persia fueron amenazados por Hamán, un malvado ministro del gobierno que complotó contra ellos, Ester estaba en el lugar perfecto para intervenir. Uno de los momentos más conmovedores del Libro de Ester es la súplica de Mordejai a Ester para que arriesgue su vida para ayudar a frustrar el malvado plan. Mordejai le señala a una Ester aterrorizada que tal vez toda su historia de vida, su largo y difícil camino hacia el trono, ocurrió sólo por ese momento: «Quién sabe si no fue sólo por un momento como este que llegaste a esta posición en la realeza» (Ester 4:14). Ester entra en acción y de inmediato adopta un estilo colaborativo.

Ella pide que toda la población judía de la capital se movilice para ayudarla en su misión. «Ve, reúne a todos los judíos de Shushan (la ciudad capital)», le instruye a Mordejai. Ester pide que todos ayunen y recen para ayudarla en su misión. El instinto de trabajar en equipo de Ester incrementó sus oportunidades de éxito.

Espiritualidad

Marie Curie, la física pionera, dijo: «La vida no es fácil para ninguno de nosotros. Pero… ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Debemos creer que nos dieron un don para algo y que eso debe lograrse». Durante su vida, los enemigos de la Dra. Curie difundieron el falso rumor de que ella era judía para aprovechar la fuerza del antisemitismo y negarle un puesto en la academia francesa.

Esto es irónico, porque su perspectiva de vida captura a la perfección una profunda verdad judía: las mujeres están especialmente sintonizadas con la parte espiritual de la vida, y esta firme creencia de que cada uno tiene un propósito superior es la clave de nuestro éxito.

«Las mujeres por lo general son más religiosas que los hombres», reveló el Centro de Investigaciones Pew. Es más probable que las mujeres tengan en mente una imagen más global y sientan que tienen un propósito más elevado en la vida que simplemente las minucias de la vida cotidiana.

Esto sin duda ocurrió con Ester. ¿De qué otra manera hubiera podido soportar tantos años llevando una solitaria doble vida, primero como prisionera en el harem real, luego como reina, ocultando su identidad judía y soportando las constantes e indeseadas atenciones del aterrador Ajashverosh? Ester pudo mantener su cordura sólo porque recordaba, día tras día, que su vida tenía un propósito, que tenía que lograr un objetivo más elevado en su vida, aunque durante muchos años no estaba claro exactamente cuál era ese propósito.

Inteligencia emocional

El término ‘inteligencia emocional’ (IE) fue acuñado en 1990 por dos profesores de psicología, el Dr. Peter Salovey de Yale y el Dr. John D. Mayer de la Universidad de New Hampshire. «La inteligencia emocional es la capacidad de percibir con precisión las emociones propias y las de los demás, para comprender las señales emotivas que envían sobre sus relaciones y para administrar las emociones propias y las de los demás». Los estudios muestran que las mujeres tienden a tener niveles más elevados de IE, y al parecer la Reina Ester tuvo niveles elevadísimos, lo que le permitió frustrar el plan genocida de Hamán.

Ester además tenía nervios de acero que acompañaban a su IE. El Rollo de Ester describe cómo ella logró convencer a Ajashversoh de revertir el plan de Hamán de exterminar a los judíos de Persia. El primer obstáculo de Ester fue acercarse a hablar con el rey: cualquiera que se presentara en el salón del trono sin haber sido convocado, podía ser condenado a muerte, y Ajashverosh no había llamado a Ester durante muchas semanas. Ester tomó su vida en sus manos y decidió acercarse a su tiránico esposo. Cuando él le manifestó misericordia y le preguntó qué deseaba (en vez de matarla), Ester sólo respondió que deseaba invitarlo a un bello banquete a él y a su consejero, Hamán.

En el banquete, cuando el rey mostró su disposición favorable hacia Ester y le ofreció entregarle cualquier cosa que deseara, ella hábilmente sólo pidió que le permitiera volver a invitar a Ajashverosh y a Hamán a otro banquete. El rey aceptó de buen grado, sintiendo curiosidad respecto a lo que la reina deseaba.

Este fue un movimiento magistral: Ester ahora sabía cómo colocarse en una posición de máxima misericordia ante el rey. En el segundo banquete, ella sintió que había llegado el momento correcto. cuando Ajashverosh le volvió a preguntar qué deseaba, Ester finalmente reveló su verdadero objetivo y le pidió que salvara a los judíos. «Si he hallado gracia ante sus ojos, Oh rey, y si ello place al rey, séame concedida mi vida ante mi petición y la vida de mi pueblo ante mi demanda…» (Ester 7:4)

Ajashverosh estaba tan furioso de que alguien quisiera dañar al pueblo de su amada reina que momentáneamente se sintió abrumado. (Eventualmente, ordenó ejecutar a Hamán y nombró a Mordejai como su ministro de confianza en lugar de Hamán).

El legado de Ester

La tenacidad, la espiritualidad, la resiliencia y la capacidad de Ester de leer las emociones de otras personas siguen vivas en las mujeres judías en la actualidad.

Al celebrar el día internacional de la mujer, recordemos cómo los judíos de la antigua ciudad persa de Shushán (en el Irán moderno, la ciudad de Susa), continuaron luchando contra sus enemigos hasta erradicar la amenaza de genocidio, y celebremos el coraje y la perseverancia de la Reina Ester.


 

 
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