B»H
Moshe reúne al pueblo de Israel y les reitera el mandato de observar el Shabat. Luego les transmite la orden Divina de construir el Mishkán (Tabernáculo).
El pueblo dona los materiales requeridos en abundancia, trayendo oro, plata, cobre, lana teñida de colores azul, púrpura y rojo, pelo de cabra, lino, pieles de animales, madera, aceite de oliva, hierbas y piedras preciosas. Moshe se ve forzado a pedirles que dejen de traer.
Un grupo de artesanos de “corazones sabios” construyen el Mishkán y sus utensilios (como es detallado en las secciones de la Torá anteriores de Trumá, Tetzavé y Ki Tisá): tres capas de cobertura en forma de techo; 48 paneles recubiertos de oro para las paredes, 100 bases de plata para el fundamento; el Parojet (cortina) que separa entre los dos cuartos internos del Santuario y la Masaj (pantalla) que va en el frente; el Arca y su cobertura con los Querubím; la Mesa y el Pan de la Proposición; la Menorá de siete brazos con su aceite especialmente preparado; el Altar de Oro y el incienso en él quemado; el Aceite de Unción; el Altar Externo para las ofrendas quemadas y todos sus utensilios; las cortinas, postes y bases para el Patio; y el Kior para el lavado ritual, junto a su pedestal, hecho de espejos de cobre.
SIETE VECES, SIETE SANTUARIOS
Enseñó Rabí Abraham Mordejai de Gur: “Siete veces Moshé construyó el Santuario. Con ello predijo los siete santuarios en los que el pueblo judío serviría al Creador: el Mishkán en el desierto, el Santuario de Guilgal, el de Shilo, Nov, Guivon y los dos Templos de Jerusalén. Siete veces lo desmanteló. Y luego de cada destrucción fue reconstruido. Y con esto nos enseñó que a cada destrucción le seguiría la reconstrucción, por lo que debemos confiar que a la destrucción del séptimo Santuario (el Segundo Templo) va a seguir la reconstrucción del Tercer Templo, que nunca será destruido.
PARASHA HAJODESH
En el Shabat que cae en o antes del 1 de Nisan, una lectura especial (la cuarta de las lecturas especiales entre Rosh Jodesh Adar y Rosh Jodesh Nisan) llamada «HaJodesh» (Éxodo 12:1-20) es agregada a la lectura de la Torá regular de Shabat. HaJodesh relata la histórica comunicación de Di-s a Moisés en Egipto el 1 de Nisan (dos semanas antes del Éxodo) con respecto al calendario judío, el mes de Nisan y la ofrenda de Pascua.
La Computadora de Moisés
Por Tzvi Freeman
Esto sucedió a principios de los sesenta, cuando las primeras computadoras centrales estaban siendo introducidas en el mercado. El profesor Abraham Polichenco, un pionero en la tecnología de la computación, visitó al Rebe de Lubavitch y le planteó una pregunta:
“Yo sé que todo lo que existe en el mundo, incluso lo que se va descubriendo a medida que avanzamos en la historia, tiene su origen en alguna parte de la Torá. ¿Y donde aparecen las computadoras en la Torá?
Sin dudar, el Rebe contestó: “los tefilín”.
El profesor quedó perplejo.
“¿Y, qué es lo novedoso que presenta una computadora?” siguió diciendo el Rebe. “Entrás en una habitación y ves muchas máquinas que te resultan familiares: una máquina de escribir, un grabador de gran tamaño, un aparato de televisión, una perforadora, una calculadora. ¿Qué es lo nuevo? ”
“Pero, debajo del piso, hay cables conectando a todas las máquinas para que trabajen como una sola.”
El profesor asintió con entusiasmo. Hasta ese momento no se había dado cuenta, pero sí, esto es todo lo que es una computadora: “una síntesis de dispositivos de los medios de comunicación y del procesamiento (de datos)”.
“Ahora obsérvate a ti mismo. Tienes un cerebro. Éste se halla en un mundo. Tu corazón se encuentra en otro. Y, a menudo, tus manos terminan involucradas en algo que es completamente ajeno a ambos mundos. Tres máquinas diferentes.”
“Y te colocas los tefilín. Es la primera acción del día, conectas tu cabeza, tu corazón y tu mano con estos cables de cuero para que trabajen al unísono como si fueran una única entidad. Y después, cuando sales a enfrentar al mundo, todas tus acciones encuentran armonía en un objetivo único y coordinado.”
(Extraído de www.es.chabad.org)
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