Esta semana, B´nai B´rith Internacional y la Fundación berlinesa Amadeu Antonio dieron a conocer públicamente un trabajo de largo aliento y realizado por muchos expertos e investigadores cuyo título es muy claro en cuanto al tema: “En las calles de Europa, marchas anuales glorificando al nazismo”. El objetivo del trabajo es que todas las autoridades de los países europeos tomen acciones ejecutivas que definitivamente permitan prohibir estas deleznables, peligrosas y persistentes marchas y desfiles. Para ello, deberían unirse la legislación, la aplicación de leyes ya existentes contra manifestaciones públicas abiertamente nazis, una exitosa y exigente presión de la sociedad civil, y más y mejor educación sobre qué es el nazismo. El informe es contundente: “La escasa implementación y el poco respeto por normas que prohíben estas manifestaciones de odio debilitan el poder de las leyes que las consagran, por lo que con esa actitud y falta de acción se hacen eventos antisemitas que distorsionan y niegan el Holocausto y glorifican a los criminales líderes nazis y a quienes fueron sus colaboradores en toda la Europa hitleriana”.
Hoy hay marchas nazis en Hungría, Alemania, España, Letonia, Bulgaria, Bélgica, Finlandia, Italia, Grecia y Polonia. Estas actividades nazis no sólo son una incitación permanente al odio contra los judíos, sino que también, desde hace tiempo, y más aún desde hace un año, se han enquistado en la distorsión de lo que fue el nazismo alemán al que han llevado al terreno de la invasión rusa a Ucrania. La banalización rusa tratando de nazi a Ucrania encuentra miles de escuchas y seguidores en todos los países donde se hacen las marchas. Estas manifestaciones llevan tres décadas, pero comenzaron con puñados de adherentes y hoy son una amenaza latente. El ejemplo que esta investigación brinda de Hungría es significativo. Los nazis húngaros crearon “el día del honor” en 1997, y marchan todos los 12 de febrero. Comenzaron con 150 adherentes. Ahora son más de 3 mil. El gobierno húngaro los prohibió por primera vez en 2009, pero los nazis se registraron con otro nombre y como partido político y siguieron desfilando. En 2017, la policía intentó impedir el desfile señalando que había terroristas infiltrados en la marcha, pero nada más ni nada menos que la Corte Suprema húngara la permitió diciendo que en Hungría hay libertad de reunión. Hace un año, la Suprema Corte se retractó, pero los nazis húngaros hicieron una marcha sin permiso y sin detenidos.
En diciembre de 2021,450 nazis se reunieron en Helsinki el Día de la Independencia Nacional. Al igual que en años anteriores, sin prohibiciones de ninguna clase, los nazis finlandeses terminaron su desfile en el memorial que recuerda al batallón finlandés de las SS en el cementerio Hietaniemi. Pero los nazis finlandeses no estaban solos sino acompañados de miembros de los Soldados de Odín, y del grupo terrorista británico (prohibido en Inglaterra) Acción Nacional. También tuvieron compañía de nazis de Alemania y Grecia. O sea, no sólo pueden hacerlo, sino que pueden ostentar cómo circulan entre fronteras sin problemas. El 28 de octubre de 2022, hace apenas unos meses, 4 mil nazis se reunieron en la ciudad natal de Mussolini en Predappio, para celebrar los 100 años de la Marcha sobre Roma de los fascistas. Al grito de “Duce, ¡Duce!”, hicieron el saludo nazi, repartieron material fascista en toda la zona, y pusieron una corona de flores en la cripta de la familia Mussolini en el cementerio del pueblo.En Sofía, los nazis búlgaros también desfilan cada febrero. Ya son hoy más de 2 mil que marchan con antorchas, banderas con la cruz gamada y carteles en memoria del líder nazi búlgaro Hristo Lukov.
Las marchas promueven antisemitismo y negación del Holocausto. El antisemitismo no es una consecuencia de los desfiles sino el centro y el corazón de estos. Los carteles en alemán, no importa donde marchen, de “Juden Raus” (Fuera judíos), los cánticos nazis, los discursos de odio de los que lideran, las provocaciones frente a edificios de las comunidades judías son hechos comunes y reiterados. Todas las descalificaciones de Goebbels en sus discursos se pueden escuchar una y otra vez, y además le agregan el tono bestial de estos tiempos cuando expresan que “los sionistas que ocupan los gobiernos europeos quieren echar a los europeos de raza blanca con invasores africanos y musulmanes”. En esas marchas se reivindican a los criminales como Mussolini, Hess, Ante Pavelic, Lukov, y ni que hablar a Hitler. Es inadmisible , pero como lo explica el informe, así sucede, que se permita marchar a los nazis, que hagan homenajes a asesinos a quienes consideran héroes, mientras niegan la Shoa, y en el mejor de los casos como excepción, alguno acepte que la Shoa es un hecho histórico que hay que investigar.
Hay hechos graves que demuestran que en Europa muy pocos se han mirado en el espejo. Hay leyes antidiscriminatorias, hay países con legislación penal que castiga con cárcel la negación del Holocausto, la Unión Europea tiene un discurso que parece potente contra toda forma de antisemitismo, pero la realidad demuestra que todo eso está lejos de tener consecuencias tangibles positivas que permitan otra convivencia y otra coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Cuando se han llevado ante las autoridades, petitorios para prohibir las marchas de Predappio en 2018, de Madrid en 2021, y en Dresde en 2022, los fiscales y jueces han desestimado los requerimientos y con su actitud, les guste o no, han avalado al nazismo, la incitación al odio y la violencia antijudía que llena las calles de las ciudades de muchos países europeos.
Aunque la Coordinadora de la Unión Europea para combatir el antisemitismo Katharina von Schnurbein escriba en el prefacio del informe que es inadmisible que las marchas nazis reciban permisos, protección policial, demarcaciones territoriales de autoridades de las ciudades contraviniendo normas de la Unión Europea y que peor aún, participen autoridades de esas ciudades, sí, es inadmisible y sí algo se ha podido frenar, pero el tema no es decir qué es inadmisible sino pedir cuentas a cada gobierno, porque las ciudades podrán ser autónomas, pero ¿el nazismo tiene vía libre para retornar una y otra vez porque algunos ejecutores de las leyes digan que eso es dar libertad?¿Todavía no sabe Europa que libertad y totalitarismo son contrapuestos? O es uno o es otro. Y los gobiernos orgullosos de su fascismo, como el de Hungría y el de Italia, pueden hacer los discursos que quieran. Yo debo ser claro: el fascismo, el nazismo, el comunismo y todo totalitarismo pueden ponerse el disfraz que deseen, pero por su propia constitución son racistas, antisemitas, xenófobos, discriminadores y no tienen ningún parentesco ni con la libertad ni con la democracia.
Una última reflexión. El notable informe que hemos comentado nos muestra no sólo una ignominiosa realidad sino también nos deja una advertencia. Cuidado con la banalización de las palabras. El que es calificado como el “otro” no es “nazi” porque piensa distinto o comete errores como gobierno u oposición. A las democracias hay que cuidarlas. Hay muchos que están listos para destruirlas. Los nazis si hubieran podido nos asesinaban a todos los judíos, no a 6 millones. Entonces, dentro del pueblo judío y del Estado de Israel hay un lenguaje que no es aceptable utilizar. Y últimamente, ante discrepancias y lucha política, se usa contra el “otro”. Pienso, y lo digo en primera persona, que eso es una perversidad insoportable y un insulto inaceptable para 6 millones y toda su descendencia. Hay líneas rojas que jamás se pueden cruzar.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.