Las cuatro víctimas mortales del atentado terrorista de este martes en el asentamiento de Eli son Harel Masud (21), Elisha Antman (17), Ofer Fayerman (64) y Najman Mordoff (17), todos ellos asesinados cuando fueron sorprendidos por dos terroristas que irrumpieron al restaurante en el que comían. También atacaron la estación de nafta aledaña dejando a otras cuatro personas heridas
Los asesinos son dos terroistas de Hamas, Muhannad Shehade y Khaled Mustafa Adel Latif Sabbah, ambos de la aldea Urif, no lejos de Hawara, aledaña a Nablus. Ambos eran miembros del brazo armado de la organización terrorista Hamas.
Shehade fue eliminado en el momento del atentado por un civil israelí con porte de armas que alcanzó a dispararle, y el segundo alcanzó a huir y fue neutralizado pocas horas después en la aldea Tubas.
Hamas presentó el ataque como “una reacción a los crímenes de Jenin”, en referencia al operativo israelí del lunes en dicha ciudad palestina, que terminó con 6 palestinos muertos. Pero cabe recalcar: todos los muertos en Jenin eran hombres armados, mientras que los muertos en Eli eran civiles que no estaban participando en ningún tipo de actividad bélica.
Las tropas habían entrado a Jenin a detener un palestino que estaba preparando un atentado.
A la alerta que necesitan las fuerzas de seguridad de Israel, se agregó otro elemento que preocupa a muchos de los responsables en el terreno: la reacción de radicales judíos en la zona del atentado que intentaron vengarse tomando la ley en sus manos. Atacaron a piedras automóviles palestinos, prendieron fuego a un coche y provocaron incendios en la aldea Hawara . El gran temor es que alguno intente y logre una venganza matando a palestinos no involucrados.
¿Qué hacer?
El Primer Ministro Biniamin Netanyahu encabezó este martes una consulta con la cúpula de seguridad, que llevó a cabo en el Comando Central del ejército, lo cual algunos medios locales interpretaron como una señal que hay un operativo militar de envergadura en camino. Al finalizar la reunión no se informó nada al respecto. Netanyahu dijo “no se excluye nada en la lucha contra el terrorismo” pero no dio detalles ni formuló ningún anuncio especial.
Pero la sensación general en el terreno, tanto a nivel político como militar, es que hay que hacer algo distinto que lo hecho hasta ahora para lidiar con el terrorismo palestino, dado que no sólo se ha intensificado seriamente sino que adquiere características especialmente peligrosas.
Si bien no se ha vuelto por ahora a la época de los atentados suicidas en los que terroristas volaban con explosivos en medio de blancos civiles, varias aristas de lo que está ocurriendo despiertan gran preocupación.
Las cargas explosivas utilizadas el martes en Jenin contra los blindados que habían entrado a detener a un terrorista que estaba preparando un atentado, recordaron los atentados de Hizbalá en Líbano. Pero no se trata solamente de una forma de causar víctimas , sino del ambiente general. El logro en ese ataque, desde el punto de vista palestino, creó un ambiente de absoluta euforia por el que los grupos terroristas se sienten vencedores . Ello, combinado con la ideología islamista y la disposición a morir matando, es una receta letal para la continuación de atentados, cada vez con mayor osadía y sin ningún freno especial.
Para los grupos terroristas, los seis hombres armados muertos en Jenin, son la “justificación” del atentado en Eli. Pero el verdadero motor de la continuación de los atentados, de todos los que indudablemente vendrán, es la combinación entre la incitación en la calle palestina, la sensación de victoria de los terroristas y el hecho que las zonas principales en las que éstos actúan son prácticamente extraterritoriales para los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina que no entran a Nablus y Jenin a detener hombres armados.
En cuanto al comportamiento de Israel, es conocida desde hace años la lucha de Netanyahu contra el terrorismo: suele hablar con mucha firmeza y al mismo tiempo actuar con mucha cautela en el terreno. Nada indica que escuchará las exhortaciones de su ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir que llamó a”comenzar a derribar edificios y eliminar desde el aire”.
Ben Gvir, miembro de la coalición, no fue incluido en las consultas de la cúpula de seguridad. Ante todo, Netanyahu sabe que no tiene lo que aportar. Su cargo suena impactante, pero no tiene absolutamente ninguna experiencia. Y el Primer Ministro se lo hace saber en la práctica al no convocarlo.
La gran pregunta es si acaso se está preparando un operativo de envergadura para desmantelar la infraestructura terrorista en las zonas más complejas, Nablus y Jenin. Cabe recordar que fue el operativo “Muro protector” llevado a cabo en el 2002 en Cisjordania, lo que terminó con el terrorismo suicida. Ahora no vuelan bombas pero son continuos los ataques con armas de fuego y cuchillos, en los caminos y en distintos puntos del territorio, dondequiera que los terroristas considera que tienen oportunidad. El terrorismo se ha intensificado claramente.
El desafío de Israel , como siempre, es distinguir entre los terroristas y la población civil, con un agravante: aunque los asesinos son los terroristas que salen a matar, cuentan con un entorno que les da importante apoyo, que luego los enaltece y reparte golosinas para festejar los asesinatos, así como un liderazgo político, el de la Autoridad Palestina, que los presenta como héroes del pueblo. Nadie puede concebir detener o eliminar a nadie por repartir caramelos para festejar que Hamas u otro grupo mató civiles israelíes, pero el problema es que el fenómeno es una señal del ambiente de aliento en el que operan los asesinos.
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