B’H
Números 19:1-22:1
Moshe aprende las leyes de la Vaca Roja, cuyas cenizas purifican a una persona que fue contaminada al ponerse en contacto con un cadáver.
Luego de 40 años de viajes a través del desierto, el pueblo de Israel arriba al desierto de Zin. Miriam fallece y el pueblo se queda sin agua. Di-s dice a Moshe que hable a una piedra y le ordene dar agua. Moshe se enoja con los rebeldes Israelitas y golpea la roca. Fluye agua, pero Moshe es informado por Di-s que ni él ni su hermano Aarón ingresarán a la Tierra Prometida.
Aarón fallece en Hor HaHar y su hijo, Elazar, lo sucede en el puesto de Sumo Sacerdote.
Serpientes venenosas atacan el campamento Israelita luego de otra erupción de descontento en la cual la gente «habla contra Di-s y Moshe»; Di-s manda a Moshe colocar una serpiente de cobre sobre un mástil alto, y todo el que observe hacia arriba será curado. El pueblo canta una canción en honor al pozo milagroso que les proveyó agua en el desierto.
Moshe lidera al pueblo en las batallas contra los reyes Emoritas Sijón y Og (que buscan impedir el paso del Pueblo Israelita por sus territorios) y conquista sus tierras, que se encuentran al este del río Jordán.
TODOS SON SUS MANDAMIENTOS
Si se nos ordena que honremos a nuestros padres, lo primero que se nos ocurre decir: “Vaya tontería, ya se que debo honrar a mis padres. Ellos me engendraron, me cuidaron, me alimentaron, me educaron. ¿Cómo no voy a honrarlos después de todo lo que hicieron por mi?”
Si se nos dice que descansemos en Shabat, lo primero que preguntamos es: “¿Por qué?” Y la respuesta es “Porque en seis días hizo Di-s los cielos y la tierra y en el séptimo día descansó”. Entonces también comprendemos.
Pero si se nos dice: “Toma una vaca roja, que alguien la sacrifique, que la quemen, que mezclen sus cenizas con agua del Santuario y que esas cenizas sirvan para purificar al que quedó impuro por el contacto con un cadáver. Pero lo que debes tener en cuenta es que tanto el que la sacrifica, como el que la quema, como el que mezcla las cenizas, quedarán impuros hasta la tarde”, nuestra primera reacción es exclamar “¡Esto no tiene pies ni cabeza, es una locura, no hay ninguna explicación racional!” Sin embargo puede ser que no haya una explicación racional, pero hay una que va más allá de la razón. Es un JOK, un decreto de Di-s, como es un JOK honrar a los padres o descansar en Shabat. Todas son expresiones de Su voluntad, y como tales deben ser obedecidas, sin que importe si entendemos su significado o no.
No por nada en Sinaí nuestros padres dijeron “Haremos y escucharemos”. Primero actuemos, después busquemos explicaciones.
¿Tener hijos es una decisión lógica?
Por Chana Weisberg
¿Sería lógico elegir a voluntad una situación que:
- te va a costar mucho dinero?
- te va a hacer pasar innumerables noches sin dormir?
- te va a crear muchísimos problemas (¡que olerán bastante mal!)?
- te quitará tiempo que no es fácil hacerse en un momento de la vida con muchas ocupaciones?
- causará una gran conmoción en tu cuerpo (y es posible que también en tu matrimonio)?
- te significará una responsabilidad apabullante durante los años venideros?
- no tiene (¡en absoluto!) resultados garantizados?
Y aun así, muchos de nosotros nos aventuramos a voluntad en la paternidad.
El profesor L. A. Paul, un distinguido filósofo metafísico, explica que la decisión de tener hijos no es racional. Las decisiones racionales se basan en los resultados, pero tener hijos es una “experiencia epistémicamente transformadora”. No puedes saber cómo será la experiencia de tener hijos propios hasta que lo experimentes en primera persona.
Este bebé puede transformarte tanto que su bienestar puede volverse más importante que el tuyo. Puedes cambiar por completo al encontrar espacio dentro de ti para un otro que se vuelve igual de importante, o incluso más importante que tú.
¿Tiene sentido? No. ¿Es lógico? No. Pero algunas de las experiencias más importantes de la vida son el resultado de acciones que están mucho más allá de la lógica.
La porción de la Torá de esta semana se llama Jukat, y habla de las leyes supra racionales y de respetar las leyes de Di-s por devoción a su voluntad incluso cuando están más allá de nuestra comprensión. Comienza con la ley más enigmática: la ley de la vaca roja, cuyas cenizas fueron esparcidas sobre aquellos que se habían vuelto impuros para los rituales.
Entonces la persona limpia rociará sobre el inmundo […] y quedará limpio al llegar la tarde […]. [Pero] el que rocíe el agua para la impureza […] quedará inmundo. (Bamidbar 19:19–21).
Una de las cuestiones fascinantes de este ritual es que aunque las cenizas purifican al individuo impuro, ¡el Kohen que realiza este acto se vuelve él mismo impuro!
El Midrash Tanjuma elucida:
Todos los que están involucrados en la preparación de la vaca, desde el principio hasta el final, se vuelven impuros, pero ¡la vaca misma purifica lo impuro! Di-s dice: “He hecho un jok, un decreto”.
El Rebe señala que la Torá nos enseña aquí a preocuparnos por la impureza y la corrupción de otra persona y a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para rehabilitarla.
¿Y qué hay del tiempo, la energía y los recursos que me quitará? ¿Qué pasa si el contacto con él me hace apagarme, en un sentido emocional, material y espiritual?
Así como la Torá le enseña al Kohen, quien es muy cuidadoso de no volverse impuro, cómo hacerlo, también lo hace imperativo para nosotros.
¿Tiene sentido? No. ¿Es lógico? No.
Pero la vida no se trata sólo de hacer cosas lógicas. Nuestras vidas tienen que ver con trascender nuestros egos: poner de lado nuestros propios intereses personales y abrirnos a amar a los demás y a hacer algo puro a partir de nuestra devoción a la voluntad de Di-s, incluso cuando está fuera del terreno de lo racional.
Ya lo sabemos: algunas de las experiencias más importantes de la vida son resultado de acciones que están mucho más allá de la lógica. (www.es.chabad.org)
FACEBOOK: bit.ly/2NPF3YF
YOUTUBE: bit.ly/2OV485i
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.