Dos días después de iniciado el operativo militar de Israel contra la infraestructura armada de los grupos terroristas palestinos en el campamento de refugiados Jenin, las tropas se retiraron.
En el operativo murieron 12 terroristas armados, hubo más de cien palestinos heridos-algunos de ellos no involucrados en los combates-, fueron desmantelados varios laboratorios de explosivos, fueron halladas y desactivadas más de 300 cargas explosivas prontas para ser utilizadas, se encontraron depósitos de armas y municiones y fueron desarmadas infraestructuras que servían como centrales de comunicaciones y operaciones entre los distintos grupos terroristas. Una de estas estructuras estaba en el sótano de una mezquita. Y otra había sido erigida muy cerca de una escuela y una clínica.
Por otra parte, murió un soldado israelí.
Está claro que éste no fue el último operativo de este tipo, que la incursión no logró poner fin al terrorismo-aunque sí tuvo diversos éxitos tácticos- y que la lucha no ha terminado. Pero más allá de las evaluaciones al respecto, nos parece clave hacer algunas aclaraciones sobre lo que precedió al operativo y lo que ocurrió durante el mismo. Es necesario porque como suele suceder, la presentación de los hechos de parte palestina distorsiona lo ocurrido y a ello se suma la tendencia de numerosos medios a repetir esas versiones, sin averiguar a fondo y sin molestarse en agregar las versiones israelíes.
Dos tipos de imágenes registradas en el campamento de refugiados Jenin se hicieron presentes en numerosos medios de comunicación que reportaron sobre el operativo militar de Israel. Por un lado, la destrucción causada durante la incursión israelí, no sólo en los combates propiamente dichos. Y por otro, las grandes cantidades de civiles que salían de sus casas en búsqueda de un lugar más seguro en el que hallarse hasta el fin del operativo.
Vayamos por partes.
La destrucción es un hecho. Hay duras imágenes del daño sufrido en casas particulares y en las calles, en las zonas en las que hubo combates. La gran pregunta es si acaso es válido esperar que Israel no haga nada contra el terrorismo que salió y sigue saliendo de esa zona, para garantizarse que no moleste en nada la vida diaria de los palestinos.
Israel entró al campamento de refugiados Jenin porque esa zona, convertida prácticamente en extraterritorial, en un lugar al que los servicios de seguridad palestinos ni siquiera entran, se convirtió hace mucho en un nido y refugio de terroristas. De allí salieron numerosas células o individuos armados que en lo que va del año perpetraron más de 50 atentados contra blancos israelíes, logrando matar tanto civiles como militares, en el Israel soberano y en los territorios en disputa. La alternativa a entrar por la fuerza para intentar desarmar la infraestructura terrorista que allí estaba operando, no es la vida en paz sino una intensificación del terrorismo.
Claro que por la fuerza únicamente no se soluciona nada. Pero mientras no haya horizonte político ni diálogo posible, el terrorismo debe ser combatido. Y sí, eso causa destrucción. Y si las instalaciones terroristas no se hallaran en medio de casas civiles, el resultado sería otro.
Y no está de más recordar que cuando hay combates, ambas partes disparan. La destrucción no es producto sólo de disparos israelíes sino también de disparos de los terroristas, que además, abren fuego en forma mucho menos controlada que los soldados israelíes y que no tienen reparos en el daño a edificios civiles.
Lo primero que quedó seriamente dañado fue una serie de calles en el campamento, que Israel literalmente levantó. ¿Por qué? Por información de Inteligencia sobre cargas explosivas que los terroristas habían colocado debajo del pavimento para detonarlas al paso de las tropas que estimaban entrarían en algún momento. En efecto, las cargas fueron encontradas. Y es importante recordar que por esas calles transitaban también los palestinos residentes en el lugar. O sea que si por alguna falla técnica las cargas allí escondidas estallaban sin que se las detone intencionalmente, morían civiles palestinos.
En cuanto a los civiles saliendo de sus casas, la Autoridad Palestina acusó públicamente a Israel de cometer crímenes de guerra “expulsando” a los palestinos de sus hogares. Israel lo desmintió formal y categóricamente, recalcando que quienes se fueron lo hicieron por su propia voluntad, sin que nadie lo pida, sugiera y por cierto lo ordene. Quienes tienen familiares por ejemplo en la ciudad de Jenin o aldeas aledañas alejadas de la zona central de los combates, decidieron irse para mayor seguridad.
Cuando de mentiras se trata, este no es el primer ejemplo.
En el 2002, al lanzar Israel el operativo “Muro de Defensa” contra la infraestructura armada de Hamas y Yihad Islámica en Cisjordania para tratar de poner fin a los constantes atentados suicidas contra la población israelí, uno de los principales escenarios de combates fue precisamente Jenin. El entonces allegado a Yasser Arafat, Saeb Erekat, acusó a Israel de cometer una “masacre” de 500 civiles en el lugar. Los hechos eran otros: murieron algo más de 50 palestinos, la mayoría terroristas armados, y 23 soldados israelíes, lo cual dejó en claro que había habido duros enfrentamientos.
Pero el daño de la acusación de “masacre” ya estaba hecho.
Es como el chiste….vaya uno a aclarar que no tiene hermana.
Volviendo a las imágenes de los palestinos saliendo de sus casas: en una rueda de prensa virtual con el hoy retirado General Eyan Dangot, ex Coordinador de las actividades del gobierno en los territorios, o sea encargado del vínculo constante con la población palestina, el ex alto oficial hizo una aclaración importante. No sólo que Israel no ordenó a nadie dejar sus casas sino que cuando vieron que comenzaba un fenómeno de civiles por las calles para alejarse, los oficiales tomaron medidas para garantizar que no haya disparos en ese lapso a fin de no arriesgar a nadie.
Dicho sea de paso, al comienzo del operativo Israel mandó mensajes a los celulares de la población, aclarándole que las acciones eran sólo contra los hombres armados y no contra los civiles, pidiendo a todos y cada uno quedarse en sus casas para estar protegidos y cuidar a la familia sin exponerse innecesariamente.
Podemos entender que al verse imágenes de destrucción y civiles contemplando con preocupación cómo quedó su entorno, la impresión sea que Israel entró “con todo” con tal de matar terroristas. Pero la realidad fue otra. La presencia de unos mil soldados, tantos vehículos blindados y sin duda una fuerza de fuego importante, que “termine” con “sólo” 12 terroristas muertos, significa que se actuó con mucho cuidado. Cabe suponer que si no se hubieran escondido en sitios a los que Israel no llegó, habría habido muchos más terroristas muertos. Pero el énfasis era encontrar los laboratorios de explosivos, destruirlos, confiscar armas y tratar de minimizar la capacidad de los terroristas de actuar.
Pero además, algo que nadie filmó al parecer, es que aún durante los dos días de operativos, 130 mil palestinos entraron a trabajar en Israel como todos los días. Y entre ellos, había también 2.000 de Jenin, o sea que Israel trata de distinguir entre los terroristas y la población no involucrada. No se logra a la perfección, en absoluto, pero el esfuerzo está allí.
Un último punto. UNICEF expresó preocupación por la muerte de 3 menores en el campamento de refugiados Jenin en el operativo israelí. Lo que no dice o no sabe es que Nur, Ali y Majdi, eran terroristas armados , que habían empezado temprano su “carrera”.
La lucha anti terrorista continuará. Israel no tiene más remedio que librarla. Seguirá esforzándose por minimizar el riesgo a palestinos no involucrados en terrorismo. Sería bueno esperar que los terroristas mismos también se esfuercen por no dañarlos. Pero eso es pedir peras al olmo.
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