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| viernes noviembre 22, 2024

El proceso de Oslo ha fracasado, es hora que Israel recalcule su ruta

Los sucesivos gobiernos israelíes no han logrado tomar medidas drásticas contra las violaciones de la Autoridad Palestina. Es hora de ir tras sus impuestos


Durante los últimos 30 años, Israel ha estado obsesionado con el fallido “proceso de paz de Oslo”. Perpetuando el falso paradigma de “tierra por paz”, los terroristas, adoctrinados y con el cerebro lavado por la Autoridad Palestina/Organización para la Liberación de Palestina/al-Fatah, Hamás, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, la Yijad Islámica Palestina y otros grupos, han asesinado a miles de israelíes y extranjeros que confundieron con israelíes. La paz nunca ha estado más lejos.

Si bien los líderes israelíes han hecho oferta tras oferta para llegar a un acuerdo (en 2008, el entonces primer ministro Ehud Olmert incluso ofreció a los palestinos más del 100 % de Judea y Samaria, pero Mahmud Abbas lo rechazó), los dirigentes palestinos simplemente “ordeñaron” el llamado “proceso de paz” para sacarle todo lo que pudieran obtener.

En lugar de promover la paz, el liderazgo palestino se ha adherido a su “programa de etapas” para destruir a Israel, y ha visto cada paso dado por Israel como una debilidad y un incentivo para más violencia.

Los sucesivos gobiernos israelíes han sido testigos del abuso palestino, pero cada uno de ellos ha optado por hacerse de la vista gorda y continuar por el camino de la destrucción. Mientras los palestinos enseñaban a sus hijos a odiar, matar y ser asesinados, todos los gobiernos israelíes se hicieron de la vista gorda. Mientras los palestinos glorificaban el terror y a los terroristas, todos los gobiernos israelíes se hicieron de la vista gorda. Mientras los palestinos propagaban el antisemitismo global, todos los gobiernos israelíes se hicieron de la vista gorda.

Proceso-de-Oslo vista

Itzjak Rabin, Bill Clinton y Yasser Arafat saludan después de la firma de la Declaración de Principios entre Israel y la OLP en la Casa Blanca, 1993
(Foto: Reuters)

Cuando los palestinos enviaron a la madre de seis terroristas asesinos a pedir a las Naciones Unidas que reconocieran el inexistente “Estado de Palestina”, todos los gobiernos israelíes se hicieron de la vista gorda. Cuando el inexistente “Estado de Palestina” se unió a la Corte Penal Internacional, todos los gobiernos israelíes se hicieron de la vista gorda.

Mientras los palestinos disparaban decenas de miles de cohetes indiscriminadamente contra la población civil de Israel, todos los gobiernos israelíes se hicieron de la vista gorda. Y mientras los palestinos pagaban miles de millones de shékels en recompensas en efectivo a los terroristas que asesinaban a israelíes, todos los gobiernos israelíes se hicieron de la vista gorda.

Los dirigentes palestinos simplemente “ordeñaron” el llamado “proceso de paz” para sacarle todo lo que pudieran obtener

En respuesta a cada una de estas perversidades hubo, por supuesto, algún tipo de reacción por parte del gobierno israelí. En la mejor tradición del país, los sucesivos gobiernos protestaron y se quejaron ante la comunidad internacional. En algunos casos, incluso respondieron con la fuerza militar.

Pero mientras la comunidad internacional ignoraba los agravios sufridos por Israel, indiferente al derramamiento de sangre judía, y condenaba la respuesta “desproporcionada” de Israel a los ataques con misiles, detrás del escenario acechaba una realidad insidiosa.

Israel puede evitar que la Autoridad Palestina acceda a sus impuestos

Como parte del proceso de Oslo, Israel acordó renunciar a miles de millones de shékels de ingresos fiscales a favor de la Autoridad Palestina, el vehículo para la paz recién creado, o para ser más exactos, el vehículo para la destrucción. Estos impuestos representan entre 65% y 70% del presupuesto de la Autoridad Palestina. Sin ellos, la AP no podría existir. Sin esos impuestos, la Autoridad Palestina no podría ejecutar sus actividades de promoción del terrorismo.

Pero aunque todos los gobiernos israelíes han tenido en sus manos la llave financiera y el futuro de la Autoridad Palestina, han optado por seguir alimentando a la bestia.

Los registros de recaudación de impuestos desde 2010 hasta finales de enero de 2023 —proporcionados por el Ministerio de Finanzas de Israel en virtud de la Ley de Libertad de Información— muestran que solo una vez, durante todo este período, Israel ha retenido los ingresos fiscales a la AP. En esencia, mientras lamentan justificadamente el adoctrinamiento, la incitación, la guerra legal, el terror y el odio palestinos, los gobiernos de Israel en realidad han sido participantes financieros activos, si no socios en toda regla, en la debacle.

Lamentablemente, el actual “gobierno de extrema derecha” de Israel no es menos culpable. Desde que se formó la coalición a fines de diciembre de 2022, la incitación palestina no ha disminuido. Las recompensas terroristas de «pago por matar» han continuado. El asalto palestino a Israel en los foros internacionales no ha disminuido.

Aunque todos los gobiernos israelíes han tenido en sus manos la llave financiera y el futuro de la Autoridad Palestina, han optado por seguir alimentando a la bestia

Y sin embargo, desde que asumió el cargo, el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, y el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, ha trasferido a la Autoridad Palestina aproximadamente tres mil millones de shékels (netos), incluso después de deducir los pagos palestinos por agua, alcantarillado, facturas de hospitales, uso de electricidad por parte de los palestinos, e implementación de la ley israelí contra el “pago por matar”.

Si bien el cliché haría que el mundo creyera que todos los gobiernos israelíes usan el cerebro sobre la fuerza para prevalecer contra nuestros enemigos, cuando se trata de la Autoridad Palestina nuestros gobiernos están tan atrapados en su falsa realidad que apenas pueden levantar las cabezas por encima de la podredumbre.

Con el asalto palestino en múltiples frentes aumentando constantemente, ahora es el momento de que Israel recalcule su ruta.

Como la fuerza bruta y las quejas han fallado de manera constante y miserable, es hora de que el gobierno adopte una nueva estrategia. Es simple, y no tiene que poner en peligro la vida de un solo soldado de las FDI. Todo lo que el gobierno de Israel debe hacer es obligar a la Autoridad Palestina a elegir: dinero o terror, vida o muerte. Lo único que se debe hacer es detener el flujo de nuestro dinero para promover, apoyar y financiar el terrorismo palestino.

*Director de estrategias legales de Palestina Media Watch.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.

 
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