Hace escasos días, el secretario de Estado de EE. UU. Anthony Blinken vio fotos y videos del pogromo perpetrado por Hamas el 7 de octubre pasado. Dijo:” No puedo encontrar palabras adecuadas, esto va mucho más allá de lo que alguien pudiera imaginar. Bebés, niños acribillados a balazos. Soldados decapitados. Jóvenes quemados vivos. Puedo seguir y seguir, pero sería hablar de depravación en formas no imaginables. Una imagen vale más que mil palabras. Pero esto que estoy viendo vale más que un millón o no se cuanto más”.
No todos piensan o sienten como Blinken o algunos otros gobernantes en el mundo (pocos, por cierto). Al presidente de Colombia no le alcanza con pasar por alto el pogromo de Hamas, el no importarle nada el destino de 240 secuestrados, el haber vuelto a ser el odiador antisemita que atacaba a los judíos con fiereza desde sus posiciones políticas anteriores. Hace 48 horas, como presidente, llama en consultas a su Embajador en Israel por el “desproporcionado” ataque de Israel a Hamas. El presidente de Chile le siguió los pasos con celeridad. El joven que no paraba de agraviar e incitar al odio contra Israel en redes, radio y televisión, para que eso repercutiera en odio antisemita en su país, llamó a su Embajador en Israel también en consultas. Lógico, que le puede importar el pogromo de Hamas. Al fin y al cabo, lo que hizo Hamas fue asesinar judíos, y eso no es algo que conmueva a quienes nos odian. Bolivia fue un poquito más lejos: rompió relaciones con Israel, aunque no las tenía hace casi tres lustros. Apenas unos meses con la expresidenta Añez que hoy está presa y torturada por la dictadura boliviana, antes de Evo Morales y hoy de Luis Arce, ambos, servidores fieles de Irán.
El viernes pasado, la Asamblea General de Naciones Unidas emitió una declaración (decir resolución no corresponde porque no es vinculante) patrocinada por Jordania, un país gobernado por un rey que para no ser menos y demostrando quien es ideológicamente, también llamó al Embajador suyo en Israel en consultas. Este rey que odia a los palestinos, que no los quiere en su territorio, cuyo padre masacró con placer e impunidad a tres mil de ellos hace 50 años, logró 120 votos para un texto sobre “protección de civiles y obligaciones humanitarias”, en el cual sólo se menciona a gazatíes, cero sobre el pogromo de Hamas y mucho menos sobre los secuestrados y los casi 10 mil cohetes que han lanzado Hamas, Hizbollah y ahora Yemen sobre los civiles de Israel. Tirar misiles desde zonas civiles a zonas civiles, que es lo que hacen Hizbollah y Hamas son crímenes de guerra. Pero 120 países decidieron en un gran acuerdo de incitación y odio antijudío bien al revés, que el derecho a la defensa merece condena.
¿Será posible preguntarse con lógica dónde apuntan Francia, España, Bélgica para votar a favor de una declaración así? ¿A qué fue el presidente de Francia a Israel? ¿Cree el presidente de Francia o de España que Hamas va a liberar algún rehén por una miserable y obscena declaración de la Asamblea General de un organismo conducido con perversidad y malicia? ¿Se sienten importantes los presidentes de Brasil México, Colombia, Chile, Perú, votando esto, y logrando que la incitación que provocan aumente los hechos de antisemitismo? ¿Realmente Argentina cree que así es como se complace a los criminales que gobiernan Qatar o al dictador egipcio que pomposamente prometen hacer todo lo posible por liberar rehenes, aunque en 3 semanas no hay ni medio atisbo de verdad en ello? Ser miserable a la larga rebota en el rostro del que tomas estas decisiones que ponen en jaque todos los valores que alguna vez creímos que debería tener la humanidad.
Veamos un ejemplo de lo que 120 países votaron el viernes pasado: ACOM Acción y Comunicación sobre Oriente Medio, organización no gubernamental española publicó en X este tweet. “Fui violada. Hamás me violó delante de mi novio. Uno de ellos puso un cuchillo en mi cuello, otro me sostuvo por detrás. Delante mío tiraron a mi novio al suelo, lo ataron y sujetaron su cabeza a lo alto para que pudiera ver lo que me estaban haciendo. Todos se reunieron en un círculo, gritando y riendo, todos tenían el aspecto del diablo en sus caras, nunca sentí tanto miedo en mi vida. Ellos estuvieron esperando este momento. Empezaron a correr hacia mí, grité tan fuerte como nunca lo había hecho. Mi novio estaba devastado, quiso acercarse a mí, entonces le pusieron el arma en la boca y lo único que pudo hacer fue llorar, él no podía parar de llorar, nunca voy a olvidar su mirada. Cada vez que me resistía me golpeaban en la espalda, no me podía mover, apenas podía respirar. La pesadilla duró horas, eran 25 monstruos, pensé que me iba a desmayar, uno se me acercó con una espantosa sonrisa, me mostró sus dientes horribles y me susurró al oído: “disfruta”. Los dos jóvenes están vivos. No les alcanzará la vida para recuperarse y menos olvidar. Ellos lo pueden contar. Más de 1.400 no podrán. Muchos secuestrados quizás tampoco. Pero Francia y España como si estuviéramos en 1940, latinoamericanos que actúan como en 1970, votaron para que esto se borre y olvide. No es que se equivocaron, se convirtieron en cómplices. Y eso sí que no lo borra la historia.
Muy relacionado con lo que expresamos, compartimos algunas reflexiones del escritor israelí Joseph Cox en un editorial publicado esta semana en The Times of Israel. “Si la barbarie prevaleciera, la humanidad volvería a descender a las épocas más oscuras de su existencia. Sentado en mi escritorio, en Modiin, a pocos quilómetros de Gaza, ruego para que esto no suceda. Ruego que encontremos cómo enfrentarlos y combatirlos. Ruego que sepamos encontrar cómo preservar nuestra humana complejidad cuando el mundo lucha contra los bárbaros. También ruego que no sólo derrotemos a Hamas, sino a todos los que se alimentan de su veneno. Si los bárbaros pueden mantener a rehenes dentro de sus guaridas, no sólo ellos, no sólo Israel, sino toda la humanidad, incluso los que los apoyan, estarán en peligro. Los que los protegen no sólo buscan la destrucción de Israel, están luchando por la desaparición de todo lo que se conoce como civilización”. Estimados amigos de Radio Jai, en estas tres semanas, los que no tenían claro ciertas formas del antisemitismo vigente, deberán, quieran o no tener presente de aquí en más lo siguiente: hay mucha gente, muchos gobiernos, muchos partidos, muchos universitarios, muchas organizaciones sociales, muchos medios de difusión, que no ven el asesinato como tal, que no ven la masacre como tal, ni tampoco el secuestro. Gente que cree que el guerrero vence al dragón, pero no acepta que el dragón sean bebés, niños, madres padres, abuelos, jóvenes en un festival de música, sobrevivientes de la Shoá. Y no lo ven porque esos dragones para ellos son judíos. Y por existir como tales, pueden morir asesinados por el que creen que es un guerrero, aunque sea un criminal. Ese es el antisemitismo capaz de abrazar a Hamas en la ONU y en sus propios países.
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